Resulta que me he comprado una pelota, bueno más bien un balón gigante, de esos que se utilizan en las clases de pilates, lo sé porque mi cuñada tiene una y es para eso que se la compró. La cuestión es que no se si es por la edad, por las malas posturas, por los castigos inconscientes a nuestro cuerpo, el caso es que ando con molestias importantes de lumbares. Siempre le echo la culpa a la falta de ejercicio, que seguro que es una focalización de la culpa bien realizada pero en el momento en el que empecé a considerar que estar sentada delante del ordenador en una silla corriente y moliente de cocina podía estar perjudicando mi espalda me empecé a preocupar seriamente. En una peli, "Gordos", vi que un director creativo había puesto a todos sus empleados a trabajar sentados en una de esas pelotas gigantes, cada una en una se entiende. Y ya en ese momento empezó a gestarse esa idea dentro de mí. Ayer por la mañana tuve un momento bajón, empecé a culparme por no hacer ejercicio, por no entrenar, por no mantenerme en forma. Ver videos de Tapa sudana (un actor genial discípulo de Peter Brook) me acabó de hundir. No podía permitir que el acto de la escritura se convirtiera en un acto de culpabilidad así que ayer por la tarde, impulsivamente, le dije a Agus que me iba a comprar una silla peculiar, y me fui al Decathlon a comprar una pelotita gigante. Cuando llegué a casa con la pelota estuvimos como una hora saltando con ella mis hijos y yo, Agus nos miraba con cara de alucinado, asumiendo que me había vuelto loca y que era imposible pararme los pies, lo mismo que él con sus huevos de incubadora. Cuando le dije que me iba a comprar una pelota como la de Ana me dijo que si con la pelota venía una casa nueva porque no sabía dónde la iba a colocar. "Ya le encontraré un sitio cariño, no te preocupes".
La cuestión es que aquí estoy contando mis obsesiones y frustraciones encima de una pelota gigantesca verde forforito, queda genial con los muebles de la cocina.
Un saludito saltarín!
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