lunes, 22 de marzo de 2021

Para Sergio, un valenciano instalado en La Latina


    Debido a la rotura de radio escribo pulsando las teclas con una sola mano y prácticamente manejando tres dedos que van de un lado al otro del teclado saltándose todas las normas mecanográficas habidas y por haber. Una no es consciente del verdadero valor de la salud hasta que se tuerce. La lentitud me obliga a escribir pausadamente y hoy precisamente agradezco a una persona muy especial el impulso para escribir y el poder hacerlo con entusiasmo.

     Si tuviera que describirlo en una actividad cotidiana lo haría en el trabajo, con su uniforme blanco, su pelo peinadito, su caminar característico... No por afligirle una pena sino porque Sergio, el valenciano, adora su trabajo, lo he visto muchas veces entrando en una sala de las Urgencias con esa energía tan característica suya, en la que uno sabe que ha entrado un torbellino que le va a transmitir al paciente ese impulso suyo de seguir hacia delante y no rendirse. He sido testigo de su amigabilidad, recuerdo aquel día que subíamos para ingresar a una señora en cama y el valenciano no hacía más que conversar con simpatía con aquella mujer que pasó de un estado anímico bajo a quedar en la habitación esbozando una sonrisa enorme porque la conversación de una operación inminente derivó en otros temas, haciendo que por unos minutos la mente de aquella señora se alejara de la preocupación y se desviara hacia algo tan simple como los ingredientes de una paella espectacular que el valenciano describió con cariño. Eso vale mucho en un hospital, el trabajo desempeñado con simpatía, cariño y amabilidad. Si tuviera que ponerlo como ejemplo de algo, que ni él busca ni yo pretendo, sería el de la superación y su tan importante lema: "siempre positivo". Todos nos hemos visto, llegados a una edad, en situaciones complicadas de salud, a veces siendo jóvenes, él luchó y luchará valientemente. Superación de pérdidas importantes, pilares de vida, que ahora lo iluminan con orgullo desde lo más alto del cielo. Y de pronto te lo puedes encontrar allí, sentado en una mesa de un bar de la Latina compartiendo unas risas con su amiga de batallas, lo que pasó en las Urgencias se queda en las Urgencias, y en la mirada, y en el corazón, y en esa tristeza infinita de haber sido testigos de aquel escenario bélico, ¡que no venga la cuarta por favor!

    Y tú puedes ver simplemente a un hombre sentado con una mujer mientras charlan alegremente, pero ese hombre representa mucho más, es un hombre que ha alcanzado un sueño, un trabajo que adora y vivir en La Latina, y no deja de luchar por mantenerlo y seguir alcanzando nuevas metas. No es un simple hombre, nadie lo es, es un valenciano en el barrio de La Latina, es un buen hijo, es un luchador, es un amigo de esos que agradeces tener. Y hoy es su cumpleaños, y yo brindo por él, por los luchadores como él, por los que tratan de cambiar el pensamiento hacia lo positivo, hacia la energía constructiva. 


    Me pediste un texto, yo te doy un pensamiento y te mando un regalo en forma de letras que giran alrededor de ti, del celador valenciano de las Urgencias de la Paz, cuyo apoyo y amistad han sido como una caricia de energía que agradeceré siempre. Felicidades Sergio, y que cumplas muchos muchos más.


Isolina Cerdá

Pos pandemia. Corazón postraumatizado.

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