jueves, 23 de junio de 2016

Instantes de felicidad


Esta es la foto de una maqueta que hizo mi marido, con piedrecitas chiquititas creó una casa preciosa, las grandes cosas se hacen con pequeñas piezas.

El otro día una amiga mía, de esas amigas que la vida te pone delante, que sabes que es buena gente aunque no sea cuestión de horas compartidas sino de circunstancias vividas, no sé, amiga aunque no de llamarla diariamente, ni de compartir cafés. Amiga de persona que quieres aunque intercambiemos afecto únicamente a través de encuentros casuales. Bueno, ya basta, amiga, mujer amiga, amigable. Pues a lo que iba, el otro día una amiga mía me contaba que a su suegro le había sido diagnosticado un cáncer, que ya había empezado incluso con la quimioterapia y que lo estaba llevando fatal, me dijo que nadie se podía poner en la piel de una persona que estuviera siendo tratada con la quimio, decía que era imposible, ella sabía muy bien de lo que hablaba, su piel había sido afectada por esa agresión externa que no solo actúa sobre las células malignas. Entonces me puse a pensar en ese hombre, en lo que podía pasar por su cabeza...

"Usted está enfermo, podemos detener el avance de la enfermedad pero no se va a curar, es un mal diagnóstico pero no es el peor. Puede llegar a vivir diez años más, no piense que se ha acabado, aquí no ha acabado nada. Esto acaba de empezar realmente."

    Y nadie se puede poner en tu lugar, es así, nadie puede imaginar todo lo que está pasando por dentro de tu cabeza y del corazón. Es pura física si metes en tu cuerpo una quimio agresiva que aunque trate de seleccionar va a luchar contra todo lo que se parece a las células malignas, todo tu cuerpo se resiente, aunque quieras fortalecerte y enfrentarte a ese ejército de soldados grises. No hay nada que hacer, físicamente acabarás tocado. Por no hablar del tema mental, eso son otros menesteres más complejos. Cuando se lo diga a Roberto, mi mejor amigo y cuñado a la vez, seguramente empezará con sus teorías de la psique, que "ya te lo decía yo, esas cosas no son fáciles, siempre acaba por tocarte algo gordo, ya me pasó, y tú lo sabes con tu hermana, también tú lo viviste, pero no igual, no es lo mismo vivir la enfermedad en la distancia, de visita, ya sé que duele, pero no tienes que ver los ojos tristes y cansados minuto tras minuto, y la impotencia..."
Roberto siempre dice que lo peor que le ha pasado en la vida es saber que su mujer estaba enferma y que no podrían disfrutar de los años de la jubilación. Era mi hermana, a mí también me dolió. Supongo que cuando te das cuenta de que tienes que estar preparado para lo peor es cuando el agua empieza a entrarte por la nariz y por la boca, entonces significa que ya te estás ahogando. Que hay que disfrutar de cada minuto mientras se pueda. Pero es difícil. Y mira que era consciente, la vida me iba dando avisos una y otra vez. Ya de por sí la vida era dura, no nací en una familia acomodada que digamos, eso lo asumes, no me refiero a eso, tiene que ver con las cosas que te van pasando, o que le van pasando a las personas que tienes a tu alrededor. Y pasan muchas cosas, en una vida normal hay problemas corrientes y molientes, siempre.

Pero no nos damos cuenta, resulta que estamos sentados en una terraza de un bar, tomando un café, o una caña, o lo que tome cada uno, tienes frente a ti a personas a las que quieres, que te cuentan un chiste tonto, que te hacen reír, que te llaman "maricón" o "viven", o lo que sea, da igual, que tienen gestos de cariño, y nos empeñamos en no ver esa felicidad del instante, de ese segundo en el que alguien te ha llamado "bella", en el que alguien se ha emocionado cuando le hablabas de un texto, el abrazo de aquella amiga a la que hacía mucho que no veías. La vida, ay, la vida y sus instantes mágicos, esos son los que te llenan de fuerza cuando llega el doctor y te dice "Usted está enfermo..."

Lo cierto es que no quería volver a escribir sobre el cáncer, empieza a resultar un tema recurrente, pero esto lo quería escribir, le fui dando vueltas a la cabeza cuando esta amiga me lo contó. Y ahora ya está, me voy a comer una cacho palmera de chocolate, grandísima, más de un palmo de mano gigante, y arreando que son dos días.

Esto es lo que queda de la misma, lo demás está en mis caderas, disfrutando de un espacio lleno de grasas felices. 

Isolina Cerdá Casado

miércoles, 15 de junio de 2016

La camiseta de Julián Ronda.


Todo comenzó en el día de ayer, catorce de junio de 2016, lo de la fecha es anecdótico en realidad, acabábamos de comprar unas cosillas en el Carrefour que tenemos al lado de casa. Íbamos mi marido y yo solos, los niños estaban con sus respectivos amigos pasando una tarde de juegos. Con las bolsas llenas de botellas y demás necesidades varias, mi marido me sugirió que nos podíamos tomar algo en una terraza, apenas quedaban cuarenta y cinco minutos para ir a buscar a los peques, y el bar estaba situado al lado de donde les teníamos que recoger. "Vale, así hablamos un poquito y nos despejamos".
Casualmente era el bar de Cristóbal, el bar donde habían ido a tomar algo cada vez que regresaban de ver los partidos del Lega. Agus andaba con el móvil -"Van a sacar la nueva camiseta del Lega, la de Julián Ronda la voy a guardar ya"- me decía con cierta emoción. Entonces se me ocurrió que debía escribir esta historia. No solo por la ilusión de Agus, y la de todos los que fueron con él a ver al Lega, como mi cuñado Jesús, mis hijos, Toni, su vecino, los amigos también forofos del Lega, el propio Cristóbal que retransmitía en el gran televisor de su bar todos los partidos del Lega cuando jugaba fuera de casa. No, no era por ellos, sino por esa camiseta, por Julián, al que no llegué a conocer pero cuya fuerza y energía estuvo presente en cada uno de los partidos que el Leganés ha jugado este año. 
No sé cómo fue, pero al principio de la temporada Agus decidió hacerse socio del Leganés junto con nuestro hijo, entonces hizo una promesa, voy a llevar la camiseta de Julián Ronda toda la temporada. Para mí no tenía ningún significado, de hecho pensaba que no tenía tanto valor para él, entonces me contó que cuando estuvo haciendo los cursos de entrenador coincidió con él en dichos cursos, y Julián Ronda le regaló la camiseta con la que había jugado en Segunda con el Leganés, "Ronda disputó con el Leganés un total de 197 encuentros llegando a ser capitán del equipo pepinero y uno de los jugadores más queridos por la afición del Leganés", esto tuvo lugar allá por los años noventa. Yo le decía que se iba a asar, con lo caluroso que era, encima le quedaba ajustadísima, y aunque le regalé una camiseta de la temporada 2015/2016 me la hizo devolver porque él iba a cumplir con su promesa. Pues bien, la primera vez que fue al campo con ella puesta ocurrió algo tristísimo. Agus no sabía por qué se homenajeaba a Julián Ronda, cuyo nombre llevaba casualmente a su espalda, al principio pensó que podía coincidir con algún momento importante del jugador en el Leganés, por lo que fuera, sin embargo ese homenaje era por algo muy duro que le había ocurrido al jugador, le había dado un infarto y cayó fulminado en un partido de veteranos del Real Mallorca.

 "el homenaje de ayer, contra el Alba, tuvo un significado especial. En el minuto 19, el de su dorsal, la afición de Butarque aplaudió en memoria de Julián Ronda."

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Agus sintió mucha tristeza, supongo que porque Julián era un hombre grande y de buen corazón, imagino que en su cabeza le daría mil vueltas a los momentos compartidos con él, a ese gesto de regalarle su camiseta, a su mirada, a sus choques de manos. No sé, instantes que permanecerían para siempre en su memoria.
La cuestión es que aquel hecho triste reforzó más todavía su idea, él llevaría a Julián Ronda consigo a todos los partidos del Leganés. Empezó llevando a nuestro hijo, nuestro cuñado Jesús, que andaba queriendo hacerse socio al saber que Agus se había hecho, se animó también, y a nuestra hija no le quedó más remedio porque yo me tuve que ir a trabajar algún sábado y domingo que otro, y una vez que empezó a ir se volvió una forofa, de modo que también la hizo socia. 
Recuerdo perfectamente los primeros comentarios de ambos cuñados -"¿Te imaginas que subieran a primera? ¡Sería un bombazo!" Fantaseaban con esa idea desde el principio de la temporada. Todos iban con sus bufandas, llenos de ilusión. 
Lloviera, hiciera frío, calor, daba igual, iban felices. Y Agus siempre enfundado en su camiseta de Julián Ronda. Luego también Toni y su vecino se hicieron socios, y ya eran una especie de cuadrilla, todos a animar al Lega. La niña de siete años no se perdía ni un partido, y era la que más animaba. A mí me enseñaban los vídeos, yo no soy de fútbol, lo pasé fatal cuando a mi hijo le dio por jugar al fútbol y mi marido era el entrenador del A.V.Zarza, no me gustaban determinadas actitudes. Pero esto era distinto, supongo. 
La cuestión es que hoy por primera vez he visto el rostro de uno de los artífices de este sueño hecho realidad, he buscado su foto en internet, y la he colocado aquí como una prueba de que su memoria siempre permanecerá intacta, no solo en el corazón de su familia, de sus amigos, de su pueblo, de toda la gente que caminó a su lado. Él ha estado en cada uno de esos momentos de ilusión, en los que gritaban todos dando ánimo a un equipo, coreando los nombres de los jugadores, dando aliento a los que no se rindieron. 

¿Quién te iba a decir a ti que ese gesto generoso que tuviste con Agus iba a ser tan admirado y respetado? Que iba a estar presente en una temporada clave, tu nombre, Julián Ronda, ahora te he puesto rostro, pero ¿sabes? no me ha sorprendido, en tu rostro se ve tu alma, buena, esa que no se ha ido y permanecerá para siempre entre nosotros. 
Agus va a guardar tu camiseta como oro en paño, ya ves que has estado no solo en el estadio, sino también en la Plaza Mayor de Leganés, cuando un entrenador emocionado y unos jugadores ilusionados ofrecían su triunfo a un pueblo entregado. 

Gracias Julián Ronda por haber sido un hombre grande, por dentro y por fuera. Y gracias a los jugadores, al entrenador y a los muchos aficionados del Leganés por todos sus logros.

Isolina Cerdá Casado










martes, 14 de junio de 2016

Vida.


Nunca dejes de impulsarte. Que esa flor que dibujaste en tu camiseta verde permanezca siempre en tu corazón. Con los brazos arriba y sonriendo, con un lazo en el pelo y unas largas pestañas. Los ojos bien abiertos para ver lo que de verdad importa, que estás viva, que eres una mujer preciosa, que llegarás a donde quieras llegar y siempre serás libre, sentirás la libertad y no permitirás que nadie te la arrebate. Respira, mi niña, mi niña grande; la mujer, la que fue niña; la madre, que se reconoce en esa mujercita que empieza a caminar.
Qué rápido pasó todo,
pasa todo,
todo.

Isolina Cerdá Casado

viernes, 3 de junio de 2016

Persoa boa e xenerosa


En medio de la gran espesura verde de los impresionantes robles, la tristeza inundaba la tierra, la llenaba de una pena indescriptible. No era posible creer que ya no la íbamos a ver más, era un shock para el alma tener que aceptar la realidad, una enfermedad cruel se había llevado a un ángel. El consuelo de haberla tenido, de haber disfrutado de su bondad y generosidad el tiempo que nos lo permitió la vida y las circunstancias, el recuerdo de su mirada dulce, de su sonrisa eterna, de sus palabras llenas de cariño y afecto. La rabia por esa lucha final de vida, porque tuviera que pasar por esos momentos durísimos de un tratamiento tan agresivo que no pudo con ella hasta que se le fue el último resquicio de fuerza. Parecía que en cualquier momento iba a entrar por aquel tanatorio y nos iba a tranquilizar a todos, porque personas así nunca se van del todo, daba la sensación de que ella nos veía, como una presencia espiritual que siempre caminará con nosotros. En aquel tanatorio no cabía más dolor sincero, ni más flores, había tanta gente que lloraba su pérdida, tanta gente que se había quedado desconsolada al sentir que a esta bella mujer se la habían llevado a otro mundo injustamente y a destiempo, que el vacío que causaba la sola idea de que ya no estuviera físicamente te erizaba el alma. Esas sensaciones solo la pueden producir los ángeles, las personas que han caminado por la vida pensando en los demás, las grandes personas.
Tu nombre no te salvó, pero tu gran corazón te ha hecho eterna para todos los que tuvimos la suerte de compartir contigo algún momento de vida. Ahora ya descansas, tu familia va a necesitar mucho tiempo para reponerse, pero tú eres ejemplo de superación y de lucha, y les seguirás guiando desde ese lugar en el que se guardan los recuerdos hermosos y las pulsiones de vida: el alma.

Isolina Cerdá Casado

Pos pandemia. Corazón postraumatizado.

      Hoy, ahora, hace un momento, me dio por hacer limpieza del bolso. Mi bolso es una especie de contenedor de vida, también de objetos pu...