martes, 19 de diciembre de 2017

Feliz navidad serena


Otra vez ha llegado, con el paso del tiempo me doy cuenta de que el espacio temporal entre una y otra es cada vez más corto, como si hubiera llegado el momento de una aceleración sin tregua. Llevo varias semanas sin compartir nada, porque en realidad todo son escritos de años anteriores, que ya fueron reídos y llorados, y ante los cuales no siempre me apetece volver a echar una mirada. Tal vez porque la mirada no es la misma, porque el tiempo transcurrido no ha sido ligero, porque la vida ha seguido mostrándose en su mayor intensidad. Y es que la vida no está compuesta solo de ositos blancos, ni de trenes mágicos, ni de piñas doradas. La vida nos reserva cosas, momentos, instantes,...y debemos ser capaces de respirar, de sentirnos vivos aun a pesar de todas esas luchas en las que nos vemos inmersos día a día. Y el que no tenga trenes oscuros que tire la primera piedra, y el que no tenga un oso sucio que diga "yo", y el que no tenga un piñón triste dentro de su piña dorada que grite. Solo quería decir que seáis fuertes porque en esa lucha estamos todos, tal vez los que empezamos a deslumbrarnos con tanta lucecita deberíamos intentar vivir el instante presente porque éste no se volverá a repetir. Voy a ver si me subo a mi tren lleno de regalos y empiezo a repartir regalos creativos con el deseo de que el caminar por el mundo sea un momento mágico lleno de ilusión.
Para estas fiestas y el nuevo año os deseo felicidad, bueno, lo concreto más: os deseo toda la serenidad del mundo.
 Felices Navidades Serenas.

Isolina Cerdá Casado 


martes, 31 de octubre de 2017

Las luces de mi vida


Más de una vez, más de una vez he escrito sobre este día, sobre esta noche, sobre el día siguiente...
El día 31 de octubre del año 2001 estaba en un escenario, mi casa enlutada, de verdad, el cuerpo de mi madre se encontraba en una cámara fría del tanatorio de Elche, porque al día siguiente la incinerábamos, tal y como ella quería. Mi tía de Galicia vino al teatro Chapí de Crevillente, ella nunca me había visto actuar no me reconoció, ella estaba también muy triste pero entendió, respetó y me acompañó en aquella representación que llevábamos varios años repitiendo cada 31 de octubre. Estaban todas las localidades vendidas, no se podía suspender y no había cover para doña Brígida. Hice lo esencial para que la obra pudiera seguir adelante y me marché justo antes del entierro de doña Inés. Supongo que aquella afrenta confirmó que esa sangre que corría por mis venas estaba llena de respeto y responsabilidad actoral. En la memoria de aquellos días también estaba mi hermana, que murió un 26 de octubre del año 1990. 
    Y hoy, 31 de octubre del año 2017 aquí estoy, en mi casa, sentada en la cocina, con un silencio roto por el ruido del lavavajillas, con muchas cosas por hacer, pero dando rienda suelta a esta necesidad imperiosa de escribir. Hace unos días saqué esta foto, allá al fondo sentado en un sillón hay un señor, un hombrecito, abuelo, padre, un señor mayor, que también tiene esos recuerdos en su haber. Está leyendo, concentrado, mirando a través del libro negro. Hay un rayo de luz que justo pasa por encima de su cabeza, iluminando con reflejos claros ese pelo blanco de vida. Frente a él una mesa llena de trastos, una casa amarilla llena de más trastos, unas almohadas que esperan a la noche para situarse sobre el sofá cama...Ese rayo de luz, ese rayo de luz es el que tenemos que ser capaces de ver cuando la oscuridad se cierne sobre nuestras cabezas.
    Hoy él estaba triste, se ha acordado de mi hermana, se ha acordado de mi madre, y ha empezado a despotricar contra la quimio y los medicamentos. No me he puesto a llorar con él, es raro porque últimamente lloro hasta contagiada por las legañas de un pez, y tenemos varios. Pero no, le he explicado que la quimio quería matar al bicho, y que poco a poco, con investigación se conseguiría que no hubiera daños colaterales. Ha desayunado tranquilo y se ha ido a dar un paseo por el parque.
    Al hablar con una amiga a la cual le he contado parte de esa conversación y la acumulación de recuerdos tristes de esta fecha, ella me contó sus propios recuerdos; también para ella eran tristes, tal día como ayer su hermana entraba en el hospital y no volvió a salir, justo hacía un año de ese ingreso en el hospital.



    En realidad yo quería escribir sobre mi particular fiesta de los muertos, en los que hoy iba a recordar a esas personas maravillosas que transformadas en otra cosa nos observan desde la distancia, superando esa parte emocional y de apego. Supongo que en un mundo globalizado hay que aprender también a ver el lado festivo tan típico en algunos países sudamericanos, no he estado en México pero recuerdo una exposición en el museo antropológico de Madrid que me fascinó respecto a esa visión del día de los difuntos.




    Hoy la fuerza del Cantábrico se tiene que llevar la pena, y la tiene que transformar en fuerza, en luz, en energía vital, por haberlos tenido un tiempo cerca, por haber podido caminar a su lado, por haber escuchado sus gritos, sus risas, por haber sentido la fuerza de sus abrazos, la visión irónica de las cosas, su canto mariachi, por haber probado su caldo gallego, o sus dulces espectaculares y sus "qué feito" tan bonitos con su pelito corto, o las paellas de mondongo aderezadas con su cariño y su sonrisa, o su manita especial con la que cogía el bolígrafo y escribía como si fuera una doctora del alma, o su locura sensible que acariciaba tu cuerpo de niña, o las fotos de cada rincón del pequeño mundo que descubría, o el chocolate chaparro que nos ofrecía, o esa mirada directa al alma que te entendía...
    Sois tantos y tantas las luces de mi vida...

A mi madre, a mi hermana, a mi tía Conchi, a mi tía Rosa, a mi abuela Asunción, a mi tía Asunción, a mi amiga Milagros, a mi amigo Diego,...a todos aquellos que han pasado por mi vida y cuya luz sigue aquí, en mi corazón...sois alma.

Isolina Cerdá Casado



jueves, 26 de octubre de 2017

Escritura creativa: La lenteja valiente y el aliento de la mirada color canela de Carmencita.


   Todo sucedió muy rápido. El cuchillo Silvan se acercó a la bolsa, lo utilicé para abrir la bolsa rosada contenedora de miles de lentejas felices en su unión aparente, obligadas a convivir pegadas las unas a las otras, esperando un final lleno de oscuridad, siendo esencia y deshecho a la vez, llenas de vida en verdad. Yo creo que fue ese acercamiento amenazador del Silvan alargado y negro lo que la hizo alertarse, esa aproximación no podía traer nada bueno para ella y sus congéneres. Así que en cuanto rocé la bolsa ella salió disparada y cayó ahí, en el cuenco blanco, ¿era la luz? ¿estaba en el túnel de la vida? ¿Cómo fue que tomó impulso la muy salvaje? ¿tenía piernas diminutas? ¿había sido medallista de salto de altura en algún mundial en otra vida? No, no lo sabía, ni yo, ni ella, ni la Carmencita, que miraba toda la escena con esa sonrisa al estilo monalisa cuya mecha negra era reveladora de sus claros orígenes andaluces con ganas de cachondeo y con esa visión tan necesaria de reírse hasta de tu propia saliva. Carmencita era canelosa y sabía de qué iba la cosa, puesto que como era contenedora de aliño muchas veces se quedaba en la encimera olvidada por su dueña, la de la coleta. Y sabía de sobra lo que le iba a pasar a la lenteja valiente, sobretodo habiendo caído, la pobre, en el bol donde las lentejas recibían un baño con agua tibia para limpiarlas justo antes de ser cocidas.

    "No, doctor, no he visto visiones, el bote de canela la ha dado una patada al bol blanco y me lo ha tirado al suelo de la cocina, todavía no había echado las lentejas, no sé si había una, pero en fin, no la encontré, la verdad. Y empiezo a preocuparme seriamente porque en ese moviento he visto que a la Carmencita se le ha cambiado el flequillo de lado. ¿Cambiar la medicación dice?"

Isolina Cerdá Casado



  



miércoles, 18 de octubre de 2017

Un día gris, por fin llueve en Leganés, y en Galicia. Abrazos, besos, palabras encadenadas frente a la alegría de un día tristón...


    Ella mueve la cabeza, en un giro muy suyo y de cualquier amigo perruno, con ese sabio movimiento se sacude aquello que no le gusta, aquello que de alguna manera le altera, como es ese goteo molesto que hoy le cae del cielo. En su sabiduría perruna es capaz de disfrutar la lluvia y también de sacudirse aquellas gotas que se posaron sin permiso.
    En un día gris como este que nos envuelve es frecuente que nos paremos, que observemos, que sintamos emociones que llegan con el agua, el agua es vida, el agua te abraza, la vida te envuelve, las emociones llegan porque las despierta el cambio de un azul por un gris. El gris también es bello, no lo es cuando nos dejamos arrastrar por él. Por un momento salí a mirar la lluvia caer del cielo, me tumbé en el suelo, ella vino a chuparme la cara, a lamerme como si quisiera quitarme las gotas grises que invadían mi alma. La dejé, qué más daba, a ver hasta dónde era capaz de llegar mi resistencia ante lo absurdo. En ocasiones lo absurdo te permite despertar y ser consciente del sentido que tiene, no ya el levantarte, no ya el preparar un café, no ya el desayuno, el sentido que tiene estar vivo.
    Ella dejó de lamer mi cara, se sentó a mi lado sin dejar de mirarme, giraba de vez en cuando la cabeza como esperando una reacción cuerda por mi parte, no cuestionó aquél extraño proceder de su amiga humana. Las gotas caían del cielo con más fuerza, entonces ella se abalanzó sobre mí, y empezó a mover mi cabeza con su cabeza, como si el verme allí tirada empezara a preocupar a su instinto perruno, tal vez intuyó que el catarro que me apretaba la garganta podría convertirse en una neumonía capaz de apretar mi alma. La abracé, ella empezó a ladrar. Me levanté, ella dejó de ladrar. Fui a la ducha y cuando empecé a sentir el agua caliente cayendo sobre mi piel desnuda sentí que había vuelto a nacer. Fue gracias a ella, o a la lluvia, o al impulso que decidí aprovechar.
    Y así sin más seguí caminando. Como todos, a pesar del gris, a pesar de lo absurdo. De vez en cuando muevo la cabeza perrunamente y alejo aquello que me aprisiona. 

Isolina Cerdá Casado

martes, 17 de octubre de 2017

Luces en el alma, estrellas que abrazan...

 

  Tal vez tienes la sensación de no haber hecho grandes cosas, pero qué es exactamente "hacer grandes cosas", a qué se refiere. Últimamente estoy dándole vueltas a muchas cosas, especialmente referidas a los instantes vividos con personas que ya no están físicamente con nosotros. Supongo que habrá quien piense que voy a empezar con temas tristes de pérdidas y enfermedades, o de tragedias que se las llevaron a otro lugar. No, no va de eso, va de sentir la fortuna de haberlos tenido, esos momentos, a esas personas.
    Supongo que es inherente al ser humano, nos tiene que doler la consciencia de que no vamos a volver a sentir físicamente a esa persona querida. En algún momento he escrito sobre la añoranza del cuerpo físico de mi madre, de sus abrazos carnosos, de su mejilla, ahora mismo ese recuerdo físico sensorial me ha llevado hasta ella, hasta su recuerdo.Y con ese dolor nos cerramos a valorar los momentos que tuvimos la suerte de caminar acompañados por esas bellas luces. Cuanto más bellas, más luces y más ciegos de dolor ante esa fortuna vivida.
    Ahora puedo escribir así, pero llegar hasta ahí es un camino. ¿Cómo podría un padre dejar de recordar con dolor a un hijo que ya no está? ¿Puede uno distanciarse de ese dolor ante la pérdida de un ser que da sentido a tu vida? Lo único que puede servir es intentar que ese dolor no te impida ver aquello que dio tanta felicidad a tu vida, la felicidad de los instantes. Que el dolor no te impida recordarlo, que el dolor no ciegue el sentido que te dio y la luz que te aportó su siempre corta existencia. Es como esa canción tan preciosa, "hay una luz en tu interior, yo sé que no la puedes ver..." Esas luces están con nosotros, y a pesar del dolor y la impotencia, a pesar de que el corazón se arrastre por el peso, a pesar de lo oscuro que se ve todo ante la tragedia, ellas siempre estarán. Si el dolor consigue acabar con nosotros, entonces también acabará con esas luces, las de ellos, las que ellos depositaron en nuestro corazón en esos instantes de felicidad real, cuando había risa, o abrazos sinceros, o miradas cómplices... Cuando sentíamos que simplemente con estar junto a ellos ya éramos felices, porque nos aportaban riqueza en el alma. 
    Te pido que mires a la luz, que sientas que no estás solo, o sola, que sientas esa energía vital que ha quedado en tu interior y que procede directamente de esa persona que tanto añoras y cuya partida jamás entendiste. 

Isolina Cerdá Casado
 

lunes, 16 de octubre de 2017

Galicia en el corazón






    Es muy triste, es doloroso, es terrible ver a Galicia arder por tantos puntos y de una manera tan salvaje. Ayer hablaban de que era causado por el cambio climático, otros decían que la confluencia de tantos factores juntos ha sido la causa, el huracán Ofelia, el calor asfixiante que se atribuye al cambio climático y el factor humano, intencionado o no. Cuesta pensar que semejante infierno haya sido provocado intencionadamente, pero es verdad que cuesta pensar que hay personas malas, pero las hay, lo mismo que cuesta pensar que varias personas en nombre de dios maten indiscriminadamente, en fin, no sé.
    La cuestión es que esta noche ha sido terrible, supongo que esa retransmisión en directo, esas cadenas de personas, vecinos de la zona que bajaban a ayudar con sus cubos y pucheros, esos profesionales entregados golpeando el fuego para ver si amainaba en esa ira descontrolada que llenaba la noche de un infierno anaranjado que acechaba amenazante zonas urbanas. 
    Recordaba a mis padres y a mis abuelos, cuando el fuego amenazaba la aldea, siendo yo muy niña, el humo, los gritos, el miedo a perderlo todo...entonces no había este avance tecnológico que es capaz de transportarte hasta el mismo miedo del hombre cuyo hogar pendía del soplo brutal de Ofelia. O ese terror, esa pena, esa narración que hacía una pareja desde el interior de un coche cuando atravesaban el monte salpicado por todos los lados del fuego amenazador. 
      Galicia es verde, Galicia está en el corazón de todos los que de alguna manera hemos pasado por ella y estamos con ella, Galicia querida y amada. Esa cadena humana que te socorre es mucho más larga, tanto como valientes y fuertes son los gallegos y gallegas que tuvieron que sentir esa morriña por la tierra por la que ahora también lloran, un llanto que no se regodea en la tristeza, este es un llanto que en un día como hoy derrama las lágrimas necesarias para apagar fuegos.

Isolina Cerdá Casado



martes, 10 de octubre de 2017

La misteriosa desaparición del agua marina de Norberto

 


  Empezó a llorar, conforme iban cayendo lágrimas de sus ojos toda ella se iba desinflando, y un deseado alivio le envolvió el cuerpo con un gran abrazo sincero. Y entonces tanto lloró que se convirtió en un grifo plateado, frío pero con capacidad de conducir aguas calientes. Las lágrimas siguieron saliendo y ese torrente transparente con cierto toque salado fue tan inmenso que hizo desaparecer al mismo grifo en el que se había convertido su cuerpo y toda ella desapareció por el desagüe, allá en el transcurrir por tubos llenos de oscuridad tuvo tiempo de pensar en ella misma, en su esencia más pura, en su alma errante. Ya no sufría, pero comprendió que para llegar a ser agua antes tuvo que sentir vientos huracanados allá en los adentros helados de su tubería metálica. Su llegada al mar fue emocionante. Un abrazo licuado e ilusionado culminó esa fusión oceánica. 

    Entonces, un buen día, cuando la mujer ya era transparente y se perdía en las inmensidades del mar, un valiente caballero se fue bañar a la playa, y decidió coger en una garrafa de cinco litros un poco de agua para las heridas que le causaba su dermatitis atópica en los dedos de los pies. Su vecina Maribel le había dicho que el agua del mar mediterráneo era muy buena para sus heriditas, Maribel sabía de ellas porque en más de una ocasión habían coincidido en la consulta de enfermería. Cuando Norberto echó el agua en el barreño rosa que le había comprado años antes su mujer Octavia, que en paz descanse, se olvidó de coger la toalla para secarse los pies al terminar. De modo que Norberto se fue al baño a coger del armario del baño la toalla rosa con flores blancas que, todo sea dicho, era la que utilizaba Octavia y por no tirarla pues la había conservado con cariño como uno de los objetos cargados de recuerdos que con tanto entusiasmo guardaba Norberto, la llevó con cierta emoción ñoña hasta el sofá del salón. Pero justo en el momento en el que fue a meter los pies en el barreño rosa, se dio cuenta de que el agua marina había desaparecido. Jamás encontró explicación a semejante suceso. Llegó a pensar que tal vez cierta demencia senil se había apoderado de su cordura, a lo mejor ni si quiera había estado en la playa. Aunque además del golpe de la puerta de su casa, que jamás pudo explicar, aquel día sucedieron otras cosas extrañas igualmente inexplicables. Una mujer muy bella había sido vista por la urbanización, según parece iba desnuda, lo dijo Nieves, la limpiadora que todas las mañanas le preguntaba por su dermatitis.

    Tras su paso por el océano aquella mujer jamás volvió a llorar. No lo necesitó. Se dedicó a viajar y a escribir sobre tuberías llenas de óxido y en su haber están multitud de viajes oceánicos curativos que consiguieron transformar el llanto en vida.

Isolina Cerdá Casado

lunes, 9 de octubre de 2017

Visiones en reposo meditativo

Por un momento he visualizado una especie de arte teatral y escultórico, una performance en la que una mujer ve cómo los hilos que la sostienen y a los que se agarra emocionada por su existencia y suavidad se transforman en telas de araña y a lo lejos, justo en un extremo del hilo engañoso hay un arácnido con largas patas que la mira babeando mientras se rasca la cabeza con una de sus patas peludas.
Lo de la foto otoñal es puramente anecdótico.

Isolina Cerdá Casado

domingo, 8 de octubre de 2017

Del impulso y la ilusión de Tepahi.





    Este viernes Tepahi volvió a las andadas. Dos funciones llenas de público, ilusión y mucha entrega. Estas dos funciones eran de agradecimiento fundamentalmente, las hacíamos gratuitamente para devolver al público de aquel viernes del mes de julio, toda la entrega y el cariño que nos regalaron aquel día, cuando a Sergio se le ocurrió sacar a unos buzos para las transiciones porque el Teatro Egaleo no disponía de telón, cuando tranquilizamos al público con esa conversación maravillosa con aquel hombre del tiempo que nos había jurado y perjurado que no llovería, tal vez aquella conversación fue fruto de nuestra imaginación, como todo lo que fuimos capaces de crear en "El sueño de Sirenita", tanto a nivel escenográfico, como a nivel interpretativo y en la propia caracterización de los personajes marinos. Aquel viernes de julio acabó lloviendo, no solo del cielo cayeron gotas, también nuestros ojos se empaparon. Y todos sentimos que aquello no podía quedar así, porque ver a esos niños y niñas, papás, mamás, abuelos y tíos, amigos, vecinos...todos empapados con el mayor chaparrón que había caído en todo el año en aquel rincón de Leganés fue una sensación indescriptible. Ver cómo se acercaban a nosotros y nos animaban ellos, y nos decían que no pasaba nada, que aunque no había terminado, faltaron apenas veinte minutos de actuación, les había encantado.

    Todos teníamos claro que debíamos volver a hacerla para ellos. Así que nuestras mentes se pusieron a trabajar. Tuvimos la ayuda del Parque infantil "La Sirenita", que ya nos había ayudado generosamente y sin beneficio económico alguno en la venta de las entradas de julio. De este modo los miembros de Tepahi, tanto los que no pudieron actuar en julio, como los que no podrían actuar en septiembre pero sí lo habían hecho en abril y julio, nos pusimos manos a la obra. A pesar de las dificultades, las personales de cada uno, en un grupo de casi cincuenta personas son muchas las situaciones particulares que hay que controlar, como las propias complicaciones a la hora de conseguir un espacio en el que poder devolver aquella entrega. Jesús nos ayudó, en representación del Ayuntamiento de Leganés, los propios técnicos también lo hicieron, y la energía de todos los Tepahinianos que no pudieron estar físicamente pero sí entregaron su corazón, o su pez, o su chaleco, o su furgoneta, o simplemente sus palabras de ánimo. 
Esta foto se realizó entre la función de las 18:30 y la de las 20:00 horas, La obra "El sueño de Sirenita" tenía una duración de una hora aproximadamente. Teníamos apenas media hora entre que salían más de cuatrocientas personas y entraban las otras cuatrocientas y pico, había poco tiempo pero queríamos hacerlo, queríamos animar a Jose Luis en ese proyecto tan bonito: "El reto de Pablo". Uno de nuestros caballitos de mar, Azucena, nos dijo semanas antes que si nos apetecería animar a su primo en un vídeo, ella estaba con todo su corazón entregado en esas palabras maravillosas que los nervios emocionados no impidieron salir y expandirse más allá del escenario del Teatro José Monleón.

    Y todo salió bien, tuvimos la satisfacción de agradecer al público su presencia y sus ánimos, también nos llenó de alegría ver que el codirector de la obra vino a vernos, a pesar de que se estaba tomando un kit kat necesario.

    Y si alguien se pregunta, que con los momentos duros que he pasado como directora y dramaturga de esta obra, si alguien se pregunta como digo qué sentido tiene todo esto, cuál es la razón, porque está claro que económica no es, tal vez el sentido está adentro, en el corazón, en esos momentos creativos, en esos momentos de conciliación y acuerdo, en esos momentos de aprendizaje, en esos momentos en los que ves que una persona saca un personaje que tenía muy adentro y que probablemente jamás habría salido de no haber estado en este viaje Tepahiniano: como el payaso grande que se metía al público en el bolsillo con sus ingeniosas improvisaciones, o el payaso saltarín que le da un tartazo a su amiga pizpireta, o el cangrejo que con su rojo chillón se comió la timidez y la inseguridad inicial y la convirtió en el amigo entrañable que a todos nos gustaría tener, o a una  pirata que fue sacando la voz hasta conseguir que los tentáculos convertidos en pelos del malo malote temblaran emocionados, o una Sirenita capaz de improvisar y seguir disfrutando como lo hacía y así un largo etcétera. El colaborar en esta riqueza espiritual es mi beneficio porque parte de esa riqueza se queda en mi corazón y le da fuerza para seguir caminando. Es un trueque, no hay dinero que pueda arropar al corazón, no hay moneda que consiga darle calor a tu alma, no, la energía no te la da el dinero, viene de dentro, es el impulso, es la ilusión...

Isolina Cerdá Casado



PD.

Al día siguiente, con los huesos rotos de cansancio y hechos polvo nos embarcamos en los talleres gratuitos para niños. 


miércoles, 27 de septiembre de 2017

Flotando


Caminar al revés, apoyándonos en la cabeza, empujada por los pelos, equilibrando las ideas además del cuerpo. Sin necesidad de calzado. Con uñas a juego con el cielo, contrastando intensos con suaves. Viviendo libre. 

Isolina Cerdá

viernes, 25 de agosto de 2017

Kanimó



Lo siento querida
he vuelto.
Sé que no estás enfadada de que nuevamente tus manos me hayan traído hasta aquí.
Me llamaste, en las noches de insomnio, en los momentos en los que llorabas temblorosa.
He venido para quedarme.
Quedarme!
Así que prepara una cama, allí, al lado del alma


Buhhhhh!!

Sabes lo que represento
¿Lo sabes verdad?
Creación, arte, rebeldía, impulso, ...


Espero que cada uno tenga un talismán al que recurrir y que lo pueda despertar en cualquier momento para traer al tiempo presente su fortaleza: todos la tenemos, está en nosotros.

Isolina Cerdá Casado

jueves, 24 de agosto de 2017

Inspiración hortelana


Allá, en el fondo de aquella espesura verde se encontraba ella, alma viva. Solo unos ojos limpios de imágenes explosivas, sin la presión temporal de ese morbo horrible que te arrastra hasta vidas ajenas que nada tienen que ver con la tuya, sin ese postureo cansino que parece contagiarse por todos lados, sin querer cuestionar esta propia expresión, solo siendo capaz de mirar a través del verde maravilloso de la naturaleza que te da alimento y te ayuda a mantenerte vivo y lleno de energía. Solo, como digo, la mirada clara podía verla bailar. Sí, allí, o allá, qué más da, estaba un hada de los bosques, no era una una bruja o sí, era un alma libre, era una maravillosa bailarina de la libertad y del entusiasmo. Lo hubiera dado todo por alcanzar el secreto de su sabiduría, y aunque lo intuía, aunque en cierto modo sabía como ser humano que no siempre la respuesta está fuera de uno, quería que se lo contara ella, tenía ese impulso de acercarse, de sentarse con una taza de café en su misma mesa, y hablar largo y tendido de esa extraña sensación suya, de ese vacío, de ese peso.
 En ocasiones basta el planteamiento para empezar a ver más allá. Y es necesario que todo se tambalee, y que del movimiento de placas, del choque brutal, de la destrucción absoluta nazca una nueva montaña, limpia, con los deseos intactos y la capacidad de soñar. Porque cuando uno está demasiado fuera de sí mismo de pronto el espejo te puede devolver a un extraño ser que camina arrastrado por las corrientes. Tienes derecho a volver adentro, a verte como lo que eres, a sentirte. 

    Hoy el hada, o la bruja, te ha visitado y te ha traído un precioso fruto de su huerto. Eres afortunado.
    

Isolina Cerdá Casado

domingo, 20 de agosto de 2017

La Mirada


Te veo
veo tu interior
y sé cómo eres
Te da igual todo
todo lo que en algún momento de tu vida te hizo sentir vivo y amado.
Qué triste
lo siento.
Si no te conmueve un llanto
si no ves el dolor que causan tus acciones,
entonces es que estás vacío de amor.
Ese amor que te trajo al mundo,
ese que en algún momento te meció
ese que te dio de comer y te acarició
y te miró a los ojos
y sabía cómo te encontrabas
sin preguntar
no era necesario
ese amor trascendía a las palabras.
Bastaba una mirada
para saber.

Yo veo tus acciones
y sé que estás vacío.
¿A caso nadie te ha amado?
¿No sabes lo que se siente?
¿No te imaginas las consecuencias llenas de dolor?
Estamos de paso,
la mayoría somos personas de paz
sin odio, con amor.

Paz,
en la mirada
en el corazón
en el mundo.


Isolina Cerdá Casado


sábado, 12 de agosto de 2017

La mosca






A veces es algo tan pequeño que no somos capaces de percibirlo, pero otras, otras es increíble como podemos ser capaces de percibir hasta la mirada silenciosa y atenta de una mosca posada en el suelo, entre tus pies, esos de uñas pintadas de azul. Y te sientes tan despierta que hasta escuchas sus palabras, las de ella: la mosca. "¿Qué vas a hacer? ¿Pisarme? ¿Acaso no te acuerdas de que a pesar de mi tamaño soy capaz de desestabilizarte? ¿No eres capaz de recordar lo cojonera que puedo llegar a ser? Sí, tanto como esa sensibilidad tuya, esa empatía, ese ejército de personas sensibles del que has oído hablar y con cuyos miembros te identificas al cien por cien. Lo siento querida, no eres nada comparada conmigo, tú no puedes volar, yo sí, yo puedo hasta meterme en tu oreja o en los orificios peludos de tu nariz, y fastidiarte la más relajada siesta. ¿Y tú? ¿Qué puedes hacer tú? Eres tan tonta que hasta la preocupación más nimia te paraliza. Jajaja, me río en tu cara, en esas uñas rancias, en tus zapatos apestosos, y hasta si me apuras soy capaz de verte hasta el matojo, no olvides que desde esta perspectiva tengo ventaja a pesar de tu colosal tamaño de mujer protuberante. Aprende a valorar tu tamaño o acabaré contigo, te quitaré al marido y me quedaré con tus hijos, posada en sus orejas los guiaré mejor que tú, sensiblona de pacotilla"

La mujer estupefacta ante semejante verborrea de explosión mosquil, dejó caer sin propósito ninguno más allá de la conmoción misma, el café con leche que sostenía entre las manos. Y así fue como aquella descarada mosca murió ahogada por el mejor café de todo el edificio, pero antes que ahogada sufrió quemaduras de primer grado, y todo porque a esa sensible mujer le gustaba tomar el café con leche muy caliente, tanto que para no quemarse en la succión del líquido elemento se tomaba un tiempo de reflexión entre sorbito y sorbito.


Isolina Cerdá





viernes, 11 de agosto de 2017

Agua






No es que no esté sintiendo nada, no es que no tenga mil cosas sobre las que escribir...es tan solo que me estoy ahogando. Así era como ella se sentía. Abrió la puerta de su cocina y sintió como una gran balsa de agua se le venía encima, las gotas de lluvia lo habían invadido todo. Se dio cuenta entonces de que la tormenta que había escuchado desde lo más profundo de sus sábanas durante casi una semana seguida había inundado su cocina, no entendía muy bien cómo no había llegado el nivel de agua al resto de la casa, cuando consiguió llegar a la ventana se dio cuenta de que no solo su casa sino también el resto de la ciudad se había cubierto de agua. Se había encerrado en su habitación siete días antes y había desconectado el teléfono móvil, tuvo un arrebato de desconectarse del mundo, de alejarse, de huir de todo, y la única manera que encontró fue metiéndose en su cama y cerrando todas las puertas y ventanas a cal y canto. Le habían despedido de su trabajo y todo porque no se calló la boca  cuando su jefe insinuó que debía aligerar más su vestuario para aumentar el número de ventas. "¡Capullo machista!" Ninguna de sus compañeras se había atrevido a escupirle en la cara sus propias mierdas, pero ella había llegado a un nivel de resistencia máximo, así que en cuanto se añadió la gota que colmó el vaso ella le gritó su hartazgo. Y fue despedida. Primero se alegró, por la sensación de desahogo, pero luego la realidad se mostró cruda y abiertamente: sin trabajo no podía aspirar a nada. Se hundió. Y se metió en la cama.

Ahora contemplaba la ciudad inundada, llena de silencio. Como ella.

Isolina Cerdá Casado



martes, 1 de agosto de 2017

Luz detrás del tiempo




Lo peor que te puede pasar es...son muchas cosas las que pueden hacer que se tambalee tu vida. Lo peor es relativo, en realidad lo peor es lo que pasa aquí y ahora, lo que te está doliendo, tanto física como espiritualmente. Y precisamente el hecho de que haya un "aquí y ahora", significa que también hay un "allá y después" o un "allí y más tarde". Y eso es esperanzador, lo es, por muy filtrada que tengas la mirada. Ahora hay muchos cursos y experiencias para trabajar el mindfundess o conciencia plena, es muy necesario verdaderamente volver la atención hacia nosotros y a esas pequeñas cosas que siendo básicas pasan desapercibidas. El mañana vendrá, porque el tiempo sigue su curso y eso es algo que no se pone en duda, aunque por momentos parezca que no avanza. Y lo que estás viviendo ahora pasará y eso significa que se modificará y se alterará, y la esperanza es que puede hacerlo para bien, para mejor. Entonces te darás cuenta de que llorar por el mañana no te dejó ver lo bueno que había en el presente. Cuando uno se siente bien percibe el presente, es así, trabajemos hacia esa conciencia plena, sobretodo cuando no te pasa nada y sin embargo te duele el alma y te pesa el cuerpo.

Isolina Cerdá Casado

jueves, 13 de julio de 2017

Estrellas en la noche.

Puede que no haya otra vez. Ya, eso lo sé pero si el ahora no es de verdad de qué sirve hacer. Hay que moverse porque te nace, o hacer todo lo posible para que nazca, para que la flor se abra, para que el sol te deslumbre o deslumbre a ese mundo que soñaste. Pero también tienes derecho a pararte y a mirar, no quiere decir que hayas perdido, la vida no es una prueba de nada, ni una meta. Yo creo que la vida es caminar, ir, incluso el no ir es vida, el estar parada, el dejar que esa falta de no sé qué se vea pronto saciada, o no, o que pase el tiempo, o que te asomes a la ventana y te des cuenta de que no estás como has estado otras veces, ni mejor, ni peor, claramente no mejor, pero dudas que en otro tiempo fuera mejor. En realidad has puesto en el punto de mira a todo, no solo al arsénico del arroz sino al concepto mismo de vivir impulsada, o con ilusión, no sé, no creo que sea que no tengo ilusión, es como si necesitara estar así, quieta, esperando. Las noticias de las personas que significan algo en tu vida tampoco han sido buenas últimamente la verdad, y me digo: pues podría escribir sobre todo lo que me rodea, ya, sí, pero no creo que deba hacerlo si quiera, en realidad lo que me rodea es la propia vida. La vida que no siempre es grata, es que estoy en un estado en el que ni si quiera creo que algo muy bueno lo hiciera cambiar. Y eso es gordo, es gordo pensar eso, el hecho de que ahora mismo sientes que estás en el pozo del Juego de la oca, o algo así, tienes a tu mente ahí, entre paréntesis, preguntándose qué será de ella. Claramente la vida sigue, claro, no puedes dejar de caminar, y con ello no quiero decir hacer algo contra mí, no, no es eso, es como si sintiera que necesito hacer algo pero no sé qué ni para qué realmente. No me falta nada, pero tengo inquietudes que no están cubiertas, aunque ese vacío viene de dentro, de muy adentro, eso lo sé, por eso estoy tan convencida de que no cambiaría nada aunque de pronto me encontrara paseando por la orilla de ese océano maravilloso, por una de esas playas del Caribe que salen en Españoles por el mundo, esas que al verlas en la televisión te da la sensación de que deberías estar allí, paseando, caminando por la arena y respirando. Pero luego vuelve esa sensación de vacío, esa falta de impulso y te das cuenta de que necesitas encontrar el camino adecuado, el que te llene de verdad. Y no, no es que no sea feliz con mi familia, ni con mis hijos, ni con mi pareja, ni es que me falte algo económico, no, los huecos del alma no se cubren con dinero. Creo que mis huecos solo se pueden llenar con algo maravilloso, algo que tiene que ver con el espíritu creativo y artístico, y la verdad es que si no tuviera la necesidad no escribiría sobre ello, y la necesidad viene del impulso, del latir, porque si no latiera esa parte de mí no me sentiría así: con ganas de explosionar. 
Tal vez ha llegado la edad, esa en la que empiezan a pasar cosas duras alrededor  con demasiada regularidad, a gente a la que quieres, y no acabas de poder asumirlo, eso de que te digan que un amigo inicia una dura lucha y que ya lleves en tus alforjas tantas otras luchas idénticas que afectan a otros amigos en este mismo año. Recuerdo que una vez, al saber que había fallecido un amigo de mi padre pensé en él, y me dije a mí misma que debía ser duro el hecho de empezar a despedirse de personas que han recorrido la vida contigo, a veces repentinamente, otras después de una larga lucha, pero haber vivido ocho décadas tiene eso, que uno acaba por hacerse a ello. No, no creo que se haga uno a eso nunca, en realidad no lo pienso de verdad, por más que seas capaz de hablar de ello con naturalidad como lo hace mi padre e incluso aunque seas capaz de decir frases trascendentes con total cotidianidad como eso de..."Qué le vamos a hacer, la vida es así de dura, muy dura."

Aunque no lo parezca, hay estrellas en la noche. Lo mismo que hay ilusión en el camino oscuro; tarde o temprano acertarás pulsando el interruptor adecuado. ¡Seguro que sí! Eso se llama ilusión e impulso potencial, son las estrellas que hay que descubrir para ser conscientes de que caminamos bajo la protección de un manto de luz inspiradora.

Isolina Cerdá Casado


martes, 11 de julio de 2017

Mecánicamente

¿De qué quiero escribir?

Esto es un ejercicio puramente mecánico, lo inicio así, mecánicamente, tengo la mente llena de ideas, emociones encontradas, brutales sucesos, luchas vencidas y batallas perdidas y alguna también ganada, en mi cabeza hay mil pensamientos que me condicionan y están haciendo que permanezca parada, quieta, como bloqueada. Precisamente por los tantos momentos de paralización estoy en este acto mecánico, porque necesito que mi alma se mueva, porque necesito que despierte del letargo el espíritu creador, porque también quiero seguir siendo leída, luego escribo para comunicar, para que el alma lo suelte y lo grite, lo diga, porque para qué callar. Cuando estás callada porque te has inmovilizado te das cuenta de que no merece la pena el silencio, no vale para nada, los secretos son armas de doble filo que cortan en cachitos cualquier atisbo de recuperación.
Llueve, así era como estaba, el tiempo, el alma, el conjunto de su ser vivo, pasado por agua. El agua está bien, pero no si estás con frío... Él estaba helado. Todos sudaban, tenían calor, corrían, vivían, veían sentidos por todas partes. Él solo veía lluvia y sentía frío.

Mecánicamente también pulverizo la superficies blanquecinas y quito el polvo a los muebles. Con el mismo impulso hago las camas y preparo la comida. Así también barro, sonrío, camino...
Abro la ventana y veo que hay un sol precioso, hace calor, mucho calor, cada vez más calor. Y sigo sin ver más allá, sigo sin estar impulsada, sigo con mi caminar mecánico.
Escribo mecánicamente, y en ese escribir abro un cajón, es mágico porque en un espacio muy pequeño hay mil objetos cuyas imágenes inspiradoras pueden entretener el caminar mecánico que me hace sentir tan mal. Pero no quiero escribir sobre lo que siento. ¿O sí lo quiero hacer? ¿Lo estoy haciendo? ¿En realidad es mecánico escribir sobre mi caminar robótico? El cajón, sí, mira el cajón y escribe una historia.



Roberta estuvo mirándose al espejo durante un tiempo, en realidad no se miraba, se había quedado clavada frente a aquella superficie lisa que le devolvía su imagen, dirigía su mirada hacia ella misma pero en realidad veía más allá, o no veía nada, parecía traspasar su cara con la vista. Empezó a peinarse, porque su madre siempre le decía que debía salir de casa lavada y peinada, así que en honor a ella y porque el reloj rosa indicaba que ya no quedaba tiempo se hizo una coleta y la adornó con un lazo rojo precioso. Tenía cita con el nutricionista, tenía cita con aquel señor y estaba francamente cansada de volver, de retomar nuevamente otro ciclo más de dietas muy cansinas, de que le volviera a repetir lo mismo que ya sabía, que le sobraban veinte kilos, que había que empezar poco a poco, que fuera los hidratos, que empezábamos a lo bruto para seguir menos estrictos, que todo era por salud no por un tema estético. Esta vez era serio, no podía descuidarse lo más mínimo, no era solo por el colesterol era porque se había encontrado muy mal y cuando se vio en aquella foto se sintió totalmente impulsada. Si hubiera podido hubiera cogido su goma de borrar y se habría dibujado la figura de nuevo. No era importante. Pero es que se sentía como un lápiz sin punta, que no podía escribir. Estaba cansada, quería ser un rotulador negro, o azul marino, quería ser música que saliera por los auriculares. O cajón de madera prensada, no quería ser, ella era, Roberta. 



Ya.


Isolina Cerdá Casado







martes, 4 de julio de 2017

Perspectiva de un puerro fan de Extremoduro.


Un día el puerro miró al interior de la olla, había llegado hasta allí en uno de sus paseos matutinos. Nunca se había cuestionado nada, asumía que las cosas pasaban porque tenían que pasar, su vida se había iniciado en un trozo de tierra de la cual lo arrancaron y de ahí le llevaron a una nave en la que le obligaron a ducharse, quitaron todo rastro de tierra en sus raíces y lo ataron con una cinta verde junto a otros de su misma especie. No lo cuestionó. Estuvo un tiempo expuesto, como si fuera mera mercancía, tras esa exposición llegó otra en un mercado más pequeño. No lo cuestionó. De ahí se fue a una caja fría, muy fría, en la que compartía espacio con más gente. Todos habían pasado por lo mismo pero ninguno se cuestionaba nada, como él. Hacía tiempo que no compartía sus pensamientos, había algo en su cabeza, lo situaba en ella, pero tal vez en realidad no estaba solo en su cabeza, la duda se había insertado en su tronco blanco, y en la parte verde que le quedaba después de haber sido rasurado, también en el extremo de cada una de sus raíces.
¿Qué finalidad tenía todo ese recorrido vital? 
Tras el paseo, tras su mirada al interior de aquella olla, tras el vistazo rápido que le echó a esa antigua trituradora de vaso de cristal, lo vio claro.

Ni para caldo, ni para puré, ni para complemento de verdura sana y saludable. Aquel puerro quería ser cantante de rock. Se tomó una cerveza, no por ahogar penas ni buscando inspiración sino para celebrar que por fin la luz del cuestionamiento había llegado hasta él. 


PD 
En ocasiones el germen del renacimiento está dentro de una olla, solo hay que salir del cajón, pasear y echar un vistazo con perspectiva. ¡Ah! ¡Y muy importante!: escuchar a Extremoduro.


Isolina Cerdá Casado

domingo, 25 de junio de 2017

Que dónde estás, que a dónde vas...


Pues no sé, no sé qué decir la verdad. Es desconcertante.
No digas nada. Acabo de ver un vídeo maravilloso en el que una psicóloga comparte una gran experiencia vital que no puede evitar compartir, y gracias a la luna que lo hace, porque creo que es una acción muy terapéutica que podemos hacer todos. Acabamos de saber que Ignacio Echeverría ha fallecido, es el español que paseaba por Londres con su patín y que ante una acción cobarde y de indefensión absoluta reaccionó, actuó valientemente utilizando el único objeto que tenía en sus manos, su patín. No sabemos cómo actuaríamos nosotros viendo una acción semejante, yo no tengo ni idea de si podría haber hecho algo, es uno de los muertos por ese odio incomprensible para tantos....

    Retomo el texto como unas semanas después.

    Ahí empecé a escribir, y en ese momento se me quitaron las ganas, no sé, fue como una falta de impulso, como que no podía, no quería, no tenía necesidad, falta de... no sé de qué.

    Ahora ya no se habla de él, de Ignacio, pero su acción fue maravillosa, lo arriesgó todo por ayudar. Supongo que el que no tiene impulso, uf,... Te falta hasta la energía para llegar a encontrar la puerta de salida del túnel, y si la encuentras no te sientes capaz de abrirla, y si la abres no te atreves a dar el paso, y si lo das no crees que seas lo bastante buena, y si consigues que tu negatividad pase desapercibida no eres capaz de disfrutar del optimismo de la maravillosa situación que te envuelve. Es el pez que se muerde la cola, si estás en el túnel espero que seas capaz de escribir, o que te sientas con la fuerza necesaria para hacerlo, para contarlo, contar lo bien que te sentó el baño, cuando nadabas y te dabas cuenta de que tenías mucha suerte de poder hacerlo. Y allí sentada en la silla, y allí mirando a tus hijos, y allí observando el mundo desde la suerte de estar viva y poder hacerlo. En ocasiones percibir lo bueno es hasta una suerte, porque solo si lo percibes eres capaz de sentirlo.
    Muchas veces no necesitas detenerte, ni te das cuenta, caminas, haces en modo automático. Hasta que un día tu mente se para, de golpe, y te pregunta, porque ella no se encuentra, que dónde estás, que qué es lo que haces, que qué quieres hacer o seguir haciendo o incluso dejar de hacer. Y le concedes el tiempo, a tu mente, a ti, te dejas pensarte y sentirte, te dejas libre como la ligera lluvia veraniega, como el tiempo que transcurre sin dar cuentas a nadie...

   Y entonces lo sabes, una luz repentina, te das cuenta: sabes dónde estás y hacia dónde vas.


Isolina Cerdá Casado

martes, 6 de junio de 2017

Las lágrimas de Tepahi

    Sé que este título es confuso y parece que condiciona el contenido de un texto, y que va a llevarnos a un estado de tristeza irremediable. Pero no, yo soy lo peor poniendo títulos, en realidad este llanto no es trágico, este llanto es una explosión de fuerza creativa.
Empecemos desde el principio, cuando una vez realizadas las funciones en el teatro José Monleón para diferentes coles de Leganés con acceso gratuito para 2500 niños, y dos funciones vespertinas con más de 800 localidades ocupadas, seguimos adelante con el reto de llevar "El sueño de Sirenita" a un teatro como el Egaleo de Leganés con 1520 localidades, al aire libre, y teniendo que hacer adaptaciones importantes para que todo el mundo fuera salpicado por la chispa creativa de Tepahi aunque estuviera sentado a 35 escalones del escenario. Hicimos un gran esfuerzo para compartir nuestro evento, y muchos de nosotros, todos en realidad, teníamos nuestras particulares circunstancias, sacamos tiempo, energía, creatividad e ilusión de la recámara. Todo el que pudo contribuir en algo contribuyó. Casi cincuenta actores y actrices en escena, es cierto que no somos un grupo profesional, papis y mamis e incluso un tío de niños y niñas con mucha ilusión, pero algunos de los que participamos en este proyecto sí somos profesionales y puedo decir que aprendemos mucho, por esa ilusión y entusiasmo que trasciende del escenario y abraza al público que nos acompaña desde el principio. Supongo que por esa razón el viernes 2 de junio lloramos tanto y tantos. Y no solo los miembros de Tepahi, porque apenas quedaban unos veinte minutos de actuación comenzó a diluviar, fue impresionante. "Qué hacemos?"; "Hay gente con paraguas, seguimos"; "No se puede, esto es una tormenta, es eléctrica y puede haber problemas serios"; "Es un riesgo"; "Hay que suspender".

    Llovió como hacía tiempo que no llovía en Leganés, fue un diluvio impresionante. Parecía que un auténtico mar iba a envolver a la preciosa Sirenita y se la iba a llevar a las profundidades del océano, lo mismo a las criaturas marinas que estaban espiándonos por una agujerito les gustó su preciosa sonrisa. Así fue como el cielo se abrió y cayó de él ese océano en el que medusas y peces nadaron desconsoladas, y un Neptuno con nariz roja levantó su tridente de poliespan y trató de detener a la lluvia. "Que pare de llover, porque como lo siga haciendo arrastrará hasta esta orilla de sueños otro barco lleno de pretróleo cargadito hasta las trancas de una instantánea frustración".
Pero debe ser que necesitábamos a la lluvia, necesitábamos el agua, era la Naturaleza, Mami Naturaleza estaba dando de beber a sus criaturas, mil respetos a ella y a sus ciclos.

    Tuvimos pues que suspender, el público aguantó hasta que fue posible, mucho, todos se fueron empapados. No sólo llorábamos los casi cincuenta tepahinianos, lo hicieron también muchos niños y niñas que se quedaron sin ver el desenlace.


fotos de Marga Ibáñez.

Nos hemos quedado con esa espinita y vamos a ver de qué forma nos la quitamos, porque queremos devolver todo ese cariño mostrado, y lo haremos, vamos a valorar las opciones que tenemos y veremos de qué manera gestionar esta gran carga de cariño, ilusión, creatividad y agradecimiento hacia un público maravilloso que se entregó al sueño de Sirenita y se sumergió tanto, tanto, que un buzo que pasaba por allí casi les tiene que dejar sus aletas para que pudieran nadar más deprisa hacia un lugar donde poder cobijarse de la impresionante tromba de agua.

    Tras el bajón inicial vino el resurgimiento. Ya estamos viendo opciones...

    Todas y cada una de las personas que acabaron empapadas esa tarde-noche del 2 de junio, en las gradas del Egaleo, tendrán su merecidísimo abrazo cálido de Tepahi. Palabra de tepahiniana.

Isolina Cerdá Casado

sábado, 29 de abril de 2017

La última producción de TEPAHI, "El sueño de Sirenita"


No recuerdo exactamente el día, sé que estábamos en el local de Blas, sentados unos cuantos en el sofá otros tantos en sillas, pero seguramente hace más o menos un año, recién parida nuestra querida "Mami Naturaleza". Sergio había tenido un sueño, y nos contó a unos cuantos que ya sabía sobre qué personaje iba a girar la obra del año siguiente. Había soñado con Laura, y con unas conchas. Cualquier mente sucia hubiera pensado que además de loco soñador fantaseaba con las actrices de tepahi, pero no, como no teníamos la mente sucia ya sabíamos que empezaba a tener los flashes típicos de los locos soñadores hiperactivos. Solo sabíamos que había una sirena y de alguna manera todos queríamos sumergirnos en el mar, o mejor, en el océano. Bastó su fantasía para arrancar. Tuvimos una asamblea, en la que unos caballitos nos pidieron silencio y tras la votación del proyecto, la mayoría apostaba por un nuevo proyecto, Sergio no estaba muy convencido aún y prefería entonces hacer una obra recopilatoria. Lo cierto es que no hubo que convencerle mucho, su mente ya estaba en marcha desde aquel sueño con Sirenita, y sus conchas claro. Así que en la siguiente asamblea nos contó por encima algunas de sus ideas. Una boda a la fuerza, en medio podía aparecer una cantina típica de marinero, luego también veía payasos, con mucho color, animalitos marinos,... ¡Esa cabeza! Bueno, ¡esas cabezas! Con la idea del mar empezaron a surgir animales marinos, el problema de contaminación de nuestros mares, y los payasos, Sergio veía payasos. Él no podía implicarse este año, imposible, tenía un trabajo como profesor y unos horarios que cumplir, y mucho trabajo que hacer, además de sus galas de magia y otras historias. ¿Quién la escribiría? Me preguntaron que si yo me comprometía a hacerlo, a escribir una obra basada en todas esas ideas, enlazar todo, pensar en personajes, más de cuarenta actores en escena, que todos tuvieran su momento de gloria...A mí me gusta escribir, y tampoco lo hago mal, las ideas de las que partíamos estaban claras, más o menos, así que acepté el reto. A ese reto siguió otro, no menos importante, la dirección del proyecto. Sergio no me dejaba sola, pero este año no podía estar físicamente ni tampoco podía implicarse tanto mentalmente. Pues también acepté ese reto, el de dirigir la obra, el de ayudar a los actores, que no son profesionales y aunque esta es la quinta obra y algunos ya podían sentir que tenían tablas, verdaderamente era un reto para muchos de ellos puesto que teníamos que trabajar con mucho guión. Ya se sabe, empecé a escribir y los diálogos iban viniendo a mi mente. No fue fácil a nivel guión, partiendo de la hoja en blanco. ¿Cómo hacer justificable la aparición de una taberna en medio del mar? ¿Y payasos? ¿Un circo? ¿Cómo justificar cada una de las transiciones que Sergio veía tan claras? Un sueño, es un sueño...
En diciembre estaba el guión escrito, pero ya había cosas que se iban tejiendo tanto de escenografía como de vestuario, peces, corales artesanales que nos llevaron muchísimo tiempo, la torre, la concha (menudo trabajo de ingeniería conseguir lo que estábamos buscando), la barra de bar... El guión sufrió varias modificaciones, una de ellas cuando sentada en el sofá de casa, con el reparto de frases a los distintos peces y medusas vi que tanto los unos como los otros podían ser coros y trabajar con ellos rescatando la idea del coro griego. Di un salto de alegría por la inspiración y mi marido y mis hijos se quedaron absortos cuando empecé a gritar: ¡Claro! ¡Son coros! ¡Medusas y peces! ¡Coros! ¡Coros! Es verdad que mi familia está curada de espanto desde que hice aquel micro de teatro siendo un poto, con un montón de ramas en la cabeza, pero aquella idea hizo temblar el comedor.
En fin, verdaderamente ha sido un trabajo muy duro, no puedo obviar los muchos momentos en los que resoplé, aunque apenas dije nada, soy una mujer muy contenida de puertas para afuera (eso dice mi marido). Es obvio que no era fácil, porque se trataba de repartir los personajes entre cuarenta y pico personas, todos con entusiasmo y con muchas ganas de tener una aparición importante, no todos comprendieron a la primera que hasta la más mínima intervención hacía grande el proyecto, porque lo que verdaderamente importaba era el objetivo de poner en pie una obra dirigida a un público infantil fundamentalmente y con el poder de emocionar a los mayores, que con la ayuda del Ayuntamiento de Leganés, iba a llegar de forma gratuita a casi 2.500 niños, entre ellos nuestros hijos es cierto. Se intentó repartir el trabajo por departamentos: Creatividad, Dirección, Administración, Grupos de Peces, Grupo de Medusas, Grupo de Piratas, Grupo de Payasos, y aunque se produjeron discusiones y algunos malos entendidos, al final todo salió bien, nos terminamos entendiendo todos. Las cantantes trabajaban por libre, y Sergio siempre estuvo para cualquier imprevisto y fue de gran ayuda su guión técnico que era lo que más miedo me daba.
Como directora, obviando lo que ya he contado de esos pequeños malentendidos, he de decir que ha sido un gusto trabajar con personas tan entregadas, tan llenas de alma, tan dispuestas a mejorar y a trabajar. Es cierto que ya con el "cargo" de directora me dejé llevar por el impulso creativo y disfruté como una enana en muchos momentos. Me acuerdo especialmente de aquella coreografía de los piratas, cuando me grabé e hice un rollo de papel lleno de viñetas para colgar en la pared del local y trabajar con mis queridos piratas. Las propuestas de los malotes y su canto inicial; los muchos momentos de ensayo privadamente de las dos protas que llegaban al aula 4 con su texto trabajado y aceptando cualquier orientación y pauta que se les diera; y Neptuno, con esas parrafadas que iba memorizando en cualquier minuto libre que tuviera; esas coreografías de peces con muchos intentos de quedar todos y que fue casi imposible hasta el ensayo general, ese patrón increíble que nos trajo un pececillo muy payasete; o las coreografías de las medusas, sus maravillosas ideas de paraguas flotantes y transparentes con cintas colgando, todo el tiempo invertido en acercarse lo máximo a los bancos de medusas; y los payasos... Debo confesar que esa escena no la vi hasta el final, y ha sido lo máximo, recuerdo el reparto de los objetos con los que iban a trabajar, muchos de ellos prestados por un cole, al igual que parte del vestuario...recuerdo que para verla en la cabeza hice viñetas de cada una de las apariciones. Y al final una vez más reconozco que el loco soñador tenía razón, tenía cabida y la pudimos encajar de forma maravillosa según nos confesó una profe. Y nuestras Voces, cada cierto tiempo me enviaba un audio la mujer de los ojos de gata, y a mí se me ponían los pelos como escarpias de la emoción. Y cuando enviaban a Creatividad esas maravillas pintadas en una buhardilla por unas manos maravillosas.... Y ese caballo que trajo un pirata que doblaba papel y que tiene el arte metido en sus manos. O cuando un coche se estaba creando e iban apareciendo las piezas fotografíadas, hasta que al final, en aquel taller sita en el piso primero de una calle cualquiera, una mujer, la pequeña gran mujer como dice Laura, se sacó de la manga y de su inmensa capacidad creativa un coche, maravilloso, ese del que salió un comercial convertido en payaso, un comercial que una vez lo hubo ¡aparcao! se dirigió a los niños y los llenó de magia. La misma magia con la que un Maestro de ceremonias los había llevado al circo.
También me acuerdo de Margarita, la mujer que estaba tan ilusionada en la creación de muchos de los trajes entre ellos los de las protagonistas y malotes, y que iba a venir a vernos ilusionada. Ella estuvo, estuvo su energía y su luz, solo así se explica la fuerza de ellas. Qué gran muestra de valentía de Sirenita y Cangrejín al salir a escena con esa carga emocional de una pérdida inesperada a tan solo cinco días del estreno.
Hoy me duele un poco la cabeza, es como si ayer hubiera estado en una fiesta con mucho batido de mandarina y mango. Le preguntaré a los piratas qué hacen cuando esas bebidas que se toman les produce resaca. Han sido tres días de fiesta, ocho representaciones, seis para niños de diferentes coles de Leganés y dos por la tarde abiertas al público en general. Ha sido algo fascinante, gracias, muchas gracias a todos los tepahinianos y gracias a todos los que nos habéis apoyado en esta locura. No olvidar a nuestro querido Pepe, gracias por tu implicación y profesionalidad, y por tu arte interpretativa jeje,  y a todos los técnicos que estuvieron con nosotros, entre ellos Ricardo ya poseedor de la camiseta de Tepahi. 
El 2 de junio volveremos...en el Egaleo, un espacio diferente, pero prometemos adaptarnos e intentar hacerlo lo mejor posible.

Gracias!!!

Isolina Cerdá Casado

PD

¿A que no sabéis lo que nos dijo Sergio ayer tras recoger todo sentados en el sofá del local de Blas? Sí, había vuelto a soñar.....















Pos pandemia. Corazón postraumatizado.

      Hoy, ahora, hace un momento, me dio por hacer limpieza del bolso. Mi bolso es una especie de contenedor de vida, también de objetos pu...