jueves, 18 de julio de 2019

La mitad, o un trozo.




Todo comenzó con esta imagen.
-"Espera Cristian, voy a hacer una foto",
-"¿Qué haces mamá? ¿Es para tu blog?",
-"Sí, que esta imagen me ha inspirado algo."
- "Ay, mamá, tú y tus cosas".


Cuarenta y seis años, eso es lo que llevo vivido, y tú diez hija mía, y tú trece hijo mío, y tú ochenta y seis padrecito. Puedo decir que según las estadísticas llevo media vida exprimida, o medio tomate rallado...Medio tomate...queda un poso de piel descarnada. Y un alma llena de imágenes, momentos, intensidades...
Lo que se hizo con ese corazón descarnado es asunto de la vida, creé hijos, hice amigos, cultivé el espíritu, acaricié el amor y soñé mil creaciones, paisajes, historias...
La vida pasó deprisa. La salsa de tomate se precipitó en estómagos ansiosos, en bocas salivantes, en miradas hambrientas...
Normalicé las ausencias, creí que sería incapaz de normalizar, de aceptar, pero se aprende.
La gran cuestión, qué hacer con la otra mitad, o menos de la mitad ya...Porque el tomate restante, esa otra mitad tan mona podría no ser ni mitad, sino la mitad de la mitad, porque se puede pudrir y entonces a ver qué haría con lo que queda del raspado. ¿Y si no lo quiero rallar? Y si quiero comerlo entero, que la vida se lo zampe con su piel y todo... Sentir cada bocado como si fuera el último, porque lo sabes, sabes que esas cosas pasan, y entonces no hay vuelta atrás. Y te lo comes así, con toda la crudeza...
Bueno, tal vez sea hora de mezclarme con la cebolla, el ajo y un buen aceitito e ir poniendo a hervir los espaguetis con una pizca de sal, laurel y mucho cariño.
Eso, eso voy a hacer con la otra mitad que me queda, llenarla de cariño y amarla hasta que esté cocida y se pegue en la pared de un salto.

Isolina Cerdá Casado

lunes, 15 de julio de 2019

Celadores




    Yo soy el que está, uno de los muchos profesionales que trabajan para que tú puedas estar un poquito mejor o sanar del todo. Yo soy el que te mueve, el que te lleva, el que apoya a los demás para que te sientas arropado y atendido. El que te indica, el que te contiene, el que te sonríe tratando de que encuentres en este momento difícil a un alma amiga. Sentirás mi mano sobre ti, movilizándote con cariño, respeto y comprensión; agradeciendo a los auxiliares, a los enfermeros y a los médicos su entrega y su conocimiento. Te miraré a los ojos, ¡confía!. Te mandaré toda mi energía, la de un alma empática que se pone en tu lugar. Seré apoyo, todo mi cuerpo entregado para ti, para que el momento difícil pase rápidamente y te vayas del hospital sano y feliz, o al menos mejor que cuando nos cruzamos por primera vez y vi tus ojos cansados por ese malestar que llegó a tu vida. Ya verás como todo va a ir bien, no olvides que todo pasa, es así, lo bueno pasa muy rápido pero lo malo también. Así que confía, que yo estoy para ti.

Una celadora.

Pos pandemia. Corazón postraumatizado.

      Hoy, ahora, hace un momento, me dio por hacer limpieza del bolso. Mi bolso es una especie de contenedor de vida, también de objetos pu...