miércoles, 18 de febrero de 2015

Te tengo abandonado

    No, no te creas que es así, en mi cabeza bullen miles de imágenes, quiero inmortalizar muchos asuntos mundanos, mis paseos en el metro, las carreras necesarias, los llantos de niños pequeños que quieren llamar tu atención y la de los demás mayores. Los niños son demasiado listos, intuyen que ese tiempo que no les dedicas es una carencia con la que no deberían cargar. Hoy es un día gris, la lavadora gira, yo estoy ajetreada, mil cosas por hacer, por terminar, bailes de cuyos pasos no tengo ni idea, soy presa del impulso, yo pensé que ser una persona así era algo bueno. Claro que lo es. Pero ¿qué pasa cuando no hay impulso, creativo, vital? No pasa nada, hay que esperar a que llegue, a que vuelva a poseerte pasionalmente. Es curioso, entre tanto conflicto interior me he visto en el espejo y me sorprendí al verme guapa, como si la belleza propia no hubiera podido ser percibida por mí misma, como si esas prendas que me coloco de forma automática y atendiendo a parámetros meramente funcionales fueran tan uniformes como este rostro cansado. Pero hoy, no sé por qué, me vi guapa. Tal vez sería mejor decir bella. No sé. Hablaban ayer en la televisión de la depresión, es algo más que un bajón pero se suele percibir como tal, parece que la terminología le quita importancia a los propios efectos de este estado. Y mientras tanto te he dejado abandonado, sabiendo que te necesito, que para mí el escribir estas cosas que me pasan supone una especie de terapia para el alma, para evitar que se cristalicen las ideas extrañas en cada uno de los rincones de mi cuerpo. No se puede decir que sea infeliz, pero me falta risa. Será uno de los síntomas de este día gris, del viento helado, de la mirada profunda hacia el pasado, de andar removiendo la tierra que en otro tiempo pisé.
    He estado tirando cubos de agua con hielo, el hielo se ha empezado a derretir y la tierra se ablanda, paso por encima y me quedo atrapada en esa superficie movediza de barro lleno de restos de cadáveres, cacas de perro y orina.
    Vale. Basta. Cambia el chip.
    De acuerdo, te haré caso, me empiezo a encontrar mejor, sí, hay que desearlo, sí, ya lo noto, ha empezado en la punta de los dedos de los pies helados, puedo moverlos.

Isolina Cerdá Casado

Pos pandemia. Corazón postraumatizado.

      Hoy, ahora, hace un momento, me dio por hacer limpieza del bolso. Mi bolso es una especie de contenedor de vida, también de objetos pu...