jueves, 31 de diciembre de 2020

Adiós 2020, adiós.

 https://anchor.fm/isolina0/episodes/Adis-2020--adis--Con-la-msica-de-Martijn-de-Boer-NiGiD--Romance-for-pian-and-Cello-eodlvr


Apenas unas horas quedan para despedirnos, para dejarte atrás, para olvidarte del todo. Has sido un año terrible, porque nos has llenado el alma de imágenes muy duras, imágenes que jamás hubiéramos creído verosímiles en esta época, ni en este tiempo. Nos has hecho darnos cuenta de cuán importantes eran los abrazos, la cercanía, la proximidad física de corazones que palpitan. Hemos visto morir a gente luchadora, una generación que ya vivió un escenario bélico y sabía lo que era el hambre y la asfixia económica. Mucho dolor, por el tiempo perdido, por las distancias forzosas, por los momentos que no hemos podido compartir con tantos seres queridos. A cambio el valor de una llamada, el tiempo hacia dentro, la mirada a un yo perdido y angustiado. Cuerpos inertes, pieles quietas, sueños rotos. Ya solo pienso en vivir, en no perder más momentos, en agradecer estar viva y abrir la ventana y respirar profundo. Sé que este año también nacieron príncipes y princesas, que hubo bodas, bautizos y cumpleaños atípicos. Aplausos en ventanas, en balcones, en terrazas, a valientes, que salieron de casa para caminar entre reservorios llenos de miedo y de impulso vital. Te vas ya 2020. Te vas habiéndote llevado tantas cosas, tantos momentos, a tantas personas... Sé que el 2021 no va a ser fácil, no, porque tendremos que seguir luchando, porque tu recuerdo trágico estará presente, como las lágrimas que absorbieron las mascarillas de papel, pero también estarán presentes esas vacunas que serán la muestra de que el ser humano no se va a rendir en esa lucha, porque estamos juntos en esto, aunque haya personas incrédulas, también hay personas que engrandecen al ser humano y dan sentido y valor a la naturaleza, y en ella encontraremos el camino. 

Pensé que ibas a ser un año bueno 2020, y no lo has sido para nada, porque la excepción ha sido ese niño que nació en medio de la pandemia, o la recuperación, la superación y las tantas muestras de lo creativos que somos, de dar pasos hacia adelante y seguir luchando por los sueños que iluminan nuestros pasos. 

Te vas ya, casi te has ido, ojalá pudieras llevarte también esta tremenda tristeza generalizada. Pero has de saber que venceremos, que aunque tu número ya está asociado al de la gran pandemia también lo está a nuestra alma guerrera que en el 2021 seguiremos luchando para conseguir ganar la batalla.


Isolina Cerdá Casado

sábado, 12 de diciembre de 2020

Estrellas en las Urgencias del hospital La Paz.





Hoy al pasar por el pasillo de la sala 1 de la Urgencia, justo al entrar por la puerta que da el acceso más directo a la REA, un montón de estrellas cubría la pared que está frente a la puerta de cristales que se abre automáticamente cuando las ambulancias traen pacientes que requieren una intervención rápida. Si te parabas a mirar el detalle de cada una de las estrellas podías ver algunos de los nombres de las personas que forman parte del equipo humano que trabaja en las Urgencias de la general del Hospital La Paz. Había casi quinientas estrellas, cada una tenía un nombre y debajo el colectivo al que pertenecía. Por lo visto una enfermera del turno de mañana, Ana Guti, había tenido el impulso de recopilar nombres de los diferentes colectivos, enfermeras, médicos, auxiliares, celadores, personal de limpieza, personal de admisión, de atención al paciente, de seguridad, es cierto que no estaban todos los que en un momento u otro ha pasado por la urgencia, o incluso forma parte de ella, los celadores de rayos no se encontraron pero estaban, estaban porque el impulso era incluir a todas las estrellas que iluminan las Urgencias de la Paz. 



Ha sido un detalle muy bonito y simbólico, al verlo he sentido que éramos un conjunto, un gran equipo de trabajo, que todos y cada uno de nosotros éramos necesarios, no sé por qué pero recordé que justo en aquel pasillo, en la sala de sillones fue donde se situaron los primeros casos de sospecha de Covid, quién iba a imaginar lo que sucedería después, cuando casi el noventa por ciento de la urgencia albergaba pacientes de Covid, cuando dentro de las salas todos estábamos cubiertos por los EPIS y apenas había diferencia entre los distintos colectivos, combatíamos todos cada uno dentro de su especialidad, nadie se rindió y muchos cayeron, enfermaron a pesar de las medidas de protección. Paradójicamente ver estas estrellas me ha recordado un poco a aquellos momentos. Todos tenemos una función y en ese trabajo hay luz, mucha luz. La verdad es que ha sido un detalle muy bonito, ver tantas estrellas, tantos nombres, tantos colectivos representados. Y todos iluminando la entrada de la puerta más próxima a la REA. Me dije, simbólicamente todos estamos ahí, cuando llega un paciente a la urgencia nuestra actitud, nuestro deseo, nuestra vocación es la de ayudar al paciente para que mejore, para que supere ese momento crítico, para que pueda recuperarse cuanto antes. Estrellas iluminando al paciente en medio de la noche, estrellas que no son más que el reflejo de un sol cuya luz intentan recuperar, lucimos gracias a las personas que necesitan nuestra ayuda. 

Ha sido un gran regalo de navidad, muchos sonreíamos al verlas, algunos se buscaban, se fotografiaban, nos ha iluminado el alma, nos ha llenado de alegría el detalle y es que la mejor decoración de navidad son las personas, las que con su grandeza humana enriquecen este trabajo tan importante y necesario. 

Gracias Ana por tu impulso, y gracias a todos por aceptarme en este cielo maravilloso que forma parte de la Urgencia.


Isolina Cerdá Casado

domingo, 6 de diciembre de 2020

Deseos navideños desde el Hospital La Paz

 

Se llama Nuria y es un elfo, ah, también es celadora del Hospital La Paz. 


Noche de urgencias en el Hospital la Paz, segunda vez que soy testigo de una propuesta preciosa. Una compañera de trabajo, una celadora con el corazón de oro nos pide a los celadores que si podemos escribirle una carta de deseos, en voz baja nos confiesa que ella es un paje mágico, y tiene doble trabajo, no es por acaparar sino que es muy buena en su trabajo y tanto Papá Noel como los Reyes Magos se la rifan. La cuestión, esta compañera nos ha estado alentando para que todos escribamos esa carta de deseos, eso sí, pone una condición, no pueden ser deseos materiales. "Ya sabéis que con esto del virus puede acarrear problemas, es un virus muy travieso y se contagia fácilmente. Pero podéis pedir lo que sea, hasta la cosa más rara, somos tantos que no sería extraño que aparezcan deseos increíblemente raros. Sería representativo de nuestro sector." Hoy ha explicado sus razones. Este elfo tan especial cree ciegamente en la Navidad pero sobretodo cree en las personas y está convencida de que expresar esos deseos será una forma de hacerlos fuertes, mucho más fuertes que este horrible Covid que tanto dolor nos está causando.

Este elfo ha sufrido, tanto como lo viví yo, cómo estuvo la Urgencia en aquellas semanas de marzo y abril, bueno todo el hospital la Paz, fue terrible. Aún hoy me tiembla la voz y se me humedece la mirada cuando lo recuerdo. Pero desgraciadamente no es un recuerdo lejano, todavía este virus está muy presente en cada uno de nosotros y de todos los madrileños, y de toda España y de todo el mundo... Pero hay esperanza, hay un gran movimiento esperanzador...

Este elfo estuvo con un EPI puesto, corrió empujando camillas a la REA, cambió pañales a pacientes muy malitos, se llenó de fuerza cuando el Covid entró en sus carnes y lo echó como pudo y lo aisló de su familia y gritó y bailó hasta que pudo volver al hospital a seguir con su tarea.

Hoy nos pide que le escribamos una carta... Yo deseo despertar mañana y ver a la gente feliz y sonriente, deseo que el Covid 19 desaparezca, que no hubiera existido jamás, que siguiéramos viviendo con la tranquilidad que lo hacíamos antes; cuando veíamos a un amigo y le abrazábamos efusivamente, o nos encontrábamos con  nuestro sobrino y le dábamos dos besos, o cuando tomábamos tranquilamente un café en un bar sin recortar tiempo ni acompañantes. Deseo volver a dar abrazos, deseo poder moverme con libertad, deseo que todo vuelva a la normalidad y que los investigadores con su varita mágica hecha de trabajo, destreza y financiación lleguen a conseguir que este virus sea inocuo, que se esfume sin dejar rastro.

Este año la Navidad es un campo de combate hecho de abrazos contenidos, de distancias forzosas, de mil momentos de añoranza. Nuestras armas serán los besos no dados, las copas sin brindar, los pensamientos tristísimos por no poder reunirnos alrededor de una mesa todos los que otros años lo hicimos. Pero a cambio ganaremos la guerra, a cambio no contagiaremos a ese ser que tanto amamos. 

Este año todos somos soldados en una guerra que afecta a toda la humanidad. Y ganaremos porque no hay otra opción. 

El deseo más grande de todos es que podamos vencer al virus, y que salgamos más fuertes de esta pandemia, y que todos los que cayeron en el camino nos sostengan con su recuerdo de grandes hombres y mujeres valientes, luchadores inocentes, sabios llenos de luz. 

Cuando empecé a escribir la primera vez esta carta de deseos, este es el segundo intento, tuve que parar, por la tristeza, por la pena que me daba, porque este peso nos afecta a todos. Entonces leí un artículo que hablaba sobre esa tristeza generalizada, porque todos estamos acusando esa falta de abrazos, esa preocupación global, ese miedo continuo, y me di cuenta de que no estaba sola, en realidad todos estábamos en el mismo lado de la trinchera, todos íbamos a experimentar la misma sensación que ese soldado solitario lleno de barro en una noche lluviosa vigilando el frente, todos comunicados con nuestros teléfonos móviles, o con señales de humo, ninguno se iba a echar atrás, todos unidos en la misma guerra, todos juntos podremos acabar con el enemigo común. Así que ese será mi pensamiento cuando el día de nochebuena no pueda estar con la Familia y el mismo pensamiento tendré este fin de año, en el que no estaré con mi padre por primera vez en cuarenta y siete años de vida, ni con mis hermanos, ni mis cuñadas, ni mis sobrinas. Este año estamos en guerra para no perder ningún efectivo más. Estas navidades no abriremos las puertas al virus, defenderemos a la humanidad desde la trinchera. ¡Y ganaremos! 

Aquí explicando su maravillosa idea. 


Isolina Cerdá Casado 

 



Pos pandemia. Corazón postraumatizado.

      Hoy, ahora, hace un momento, me dio por hacer limpieza del bolso. Mi bolso es una especie de contenedor de vida, también de objetos pu...