domingo, 25 de junio de 2017

Que dónde estás, que a dónde vas...


Pues no sé, no sé qué decir la verdad. Es desconcertante.
No digas nada. Acabo de ver un vídeo maravilloso en el que una psicóloga comparte una gran experiencia vital que no puede evitar compartir, y gracias a la luna que lo hace, porque creo que es una acción muy terapéutica que podemos hacer todos. Acabamos de saber que Ignacio Echeverría ha fallecido, es el español que paseaba por Londres con su patín y que ante una acción cobarde y de indefensión absoluta reaccionó, actuó valientemente utilizando el único objeto que tenía en sus manos, su patín. No sabemos cómo actuaríamos nosotros viendo una acción semejante, yo no tengo ni idea de si podría haber hecho algo, es uno de los muertos por ese odio incomprensible para tantos....

    Retomo el texto como unas semanas después.

    Ahí empecé a escribir, y en ese momento se me quitaron las ganas, no sé, fue como una falta de impulso, como que no podía, no quería, no tenía necesidad, falta de... no sé de qué.

    Ahora ya no se habla de él, de Ignacio, pero su acción fue maravillosa, lo arriesgó todo por ayudar. Supongo que el que no tiene impulso, uf,... Te falta hasta la energía para llegar a encontrar la puerta de salida del túnel, y si la encuentras no te sientes capaz de abrirla, y si la abres no te atreves a dar el paso, y si lo das no crees que seas lo bastante buena, y si consigues que tu negatividad pase desapercibida no eres capaz de disfrutar del optimismo de la maravillosa situación que te envuelve. Es el pez que se muerde la cola, si estás en el túnel espero que seas capaz de escribir, o que te sientas con la fuerza necesaria para hacerlo, para contarlo, contar lo bien que te sentó el baño, cuando nadabas y te dabas cuenta de que tenías mucha suerte de poder hacerlo. Y allí sentada en la silla, y allí mirando a tus hijos, y allí observando el mundo desde la suerte de estar viva y poder hacerlo. En ocasiones percibir lo bueno es hasta una suerte, porque solo si lo percibes eres capaz de sentirlo.
    Muchas veces no necesitas detenerte, ni te das cuenta, caminas, haces en modo automático. Hasta que un día tu mente se para, de golpe, y te pregunta, porque ella no se encuentra, que dónde estás, que qué es lo que haces, que qué quieres hacer o seguir haciendo o incluso dejar de hacer. Y le concedes el tiempo, a tu mente, a ti, te dejas pensarte y sentirte, te dejas libre como la ligera lluvia veraniega, como el tiempo que transcurre sin dar cuentas a nadie...

   Y entonces lo sabes, una luz repentina, te das cuenta: sabes dónde estás y hacia dónde vas.


Isolina Cerdá Casado

martes, 6 de junio de 2017

Las lágrimas de Tepahi

    Sé que este título es confuso y parece que condiciona el contenido de un texto, y que va a llevarnos a un estado de tristeza irremediable. Pero no, yo soy lo peor poniendo títulos, en realidad este llanto no es trágico, este llanto es una explosión de fuerza creativa.
Empecemos desde el principio, cuando una vez realizadas las funciones en el teatro José Monleón para diferentes coles de Leganés con acceso gratuito para 2500 niños, y dos funciones vespertinas con más de 800 localidades ocupadas, seguimos adelante con el reto de llevar "El sueño de Sirenita" a un teatro como el Egaleo de Leganés con 1520 localidades, al aire libre, y teniendo que hacer adaptaciones importantes para que todo el mundo fuera salpicado por la chispa creativa de Tepahi aunque estuviera sentado a 35 escalones del escenario. Hicimos un gran esfuerzo para compartir nuestro evento, y muchos de nosotros, todos en realidad, teníamos nuestras particulares circunstancias, sacamos tiempo, energía, creatividad e ilusión de la recámara. Todo el que pudo contribuir en algo contribuyó. Casi cincuenta actores y actrices en escena, es cierto que no somos un grupo profesional, papis y mamis e incluso un tío de niños y niñas con mucha ilusión, pero algunos de los que participamos en este proyecto sí somos profesionales y puedo decir que aprendemos mucho, por esa ilusión y entusiasmo que trasciende del escenario y abraza al público que nos acompaña desde el principio. Supongo que por esa razón el viernes 2 de junio lloramos tanto y tantos. Y no solo los miembros de Tepahi, porque apenas quedaban unos veinte minutos de actuación comenzó a diluviar, fue impresionante. "Qué hacemos?"; "Hay gente con paraguas, seguimos"; "No se puede, esto es una tormenta, es eléctrica y puede haber problemas serios"; "Es un riesgo"; "Hay que suspender".

    Llovió como hacía tiempo que no llovía en Leganés, fue un diluvio impresionante. Parecía que un auténtico mar iba a envolver a la preciosa Sirenita y se la iba a llevar a las profundidades del océano, lo mismo a las criaturas marinas que estaban espiándonos por una agujerito les gustó su preciosa sonrisa. Así fue como el cielo se abrió y cayó de él ese océano en el que medusas y peces nadaron desconsoladas, y un Neptuno con nariz roja levantó su tridente de poliespan y trató de detener a la lluvia. "Que pare de llover, porque como lo siga haciendo arrastrará hasta esta orilla de sueños otro barco lleno de pretróleo cargadito hasta las trancas de una instantánea frustración".
Pero debe ser que necesitábamos a la lluvia, necesitábamos el agua, era la Naturaleza, Mami Naturaleza estaba dando de beber a sus criaturas, mil respetos a ella y a sus ciclos.

    Tuvimos pues que suspender, el público aguantó hasta que fue posible, mucho, todos se fueron empapados. No sólo llorábamos los casi cincuenta tepahinianos, lo hicieron también muchos niños y niñas que se quedaron sin ver el desenlace.


fotos de Marga Ibáñez.

Nos hemos quedado con esa espinita y vamos a ver de qué forma nos la quitamos, porque queremos devolver todo ese cariño mostrado, y lo haremos, vamos a valorar las opciones que tenemos y veremos de qué manera gestionar esta gran carga de cariño, ilusión, creatividad y agradecimiento hacia un público maravilloso que se entregó al sueño de Sirenita y se sumergió tanto, tanto, que un buzo que pasaba por allí casi les tiene que dejar sus aletas para que pudieran nadar más deprisa hacia un lugar donde poder cobijarse de la impresionante tromba de agua.

    Tras el bajón inicial vino el resurgimiento. Ya estamos viendo opciones...

    Todas y cada una de las personas que acabaron empapadas esa tarde-noche del 2 de junio, en las gradas del Egaleo, tendrán su merecidísimo abrazo cálido de Tepahi. Palabra de tepahiniana.

Isolina Cerdá Casado

Pos pandemia. Corazón postraumatizado.

      Hoy, ahora, hace un momento, me dio por hacer limpieza del bolso. Mi bolso es una especie de contenedor de vida, también de objetos pu...