jueves, 20 de diciembre de 2018

Alerta, siempre alerta. ¡Por un registro público de los monstruos!

 

    "Oh, no, otra mujer desaparecida." "Mamá, ¿qué pasa?"- preguntó mi hija de diez años. "Nada, que están buscando a una chica, una profe, que salió a correr y no ha vuelto a su casa". Pasados los días, tras esa incesante búsqueda, ese buscar desesperado porque se sabía que no había sido una desaparición voluntaria, porque algo le había pasado a esta mujer preciosa por dentro y por fuera... "Oh, dios mío, no puede ser, otra mujer asesinada. Otra alma preciosa, que ha vivido lo que le han dejado vivir". "Mamá, ¿qué pasa?" -volvió a preguntar mi hija de diez años. Respuesta previamente meditada, respuesta llena de dudas, respuesta que no quiero que la traumatice, respuesta que espero que con diez años ya instale dentro de sí una alerta hacia el machismo de los hombres malos: "Pues que la han matado, cariño, un hombre malo, ha sido un hombre muy malo". 
   "Mamá, si ha sido un hombre malo ¿por qué no estaba en la cárcel?" - preguntó mi hija de diez años. "Sí, estuvo en la cárcel, por lo visto quince años y por lo mismo, incluso por otras cosas más"-respondí yo. Respuesta que no quería crear inseguridad social, respuesta que no quería hacer daño a una niña, a una futura mujer, a una posible futura víctima, a mi hija, Dios, a tu hija, a tu hermana, a tu prima, a tu novia, a tu vecina, a tu madre, a tu amiga, a tu profe, a tu compañera de trabajo...
    "Mamá, si es un hombre malo ¿por qué le han dejado salir de la cárcel? ¿Por qué no lo vigilaba la policía?" -volvió a preguntar mi hija. "Pues le han dejado salir porque ya cumplió su condena" -respondí yo con el argumento  de un jurista pero la convicción de que ese argumento no era válido como mujer que ve una y otra vez que estos delincuentes no se rehabilitan, no se recuperan ni se normaliza su conducta, son enfermos sociales, agresores sexuales reincidentes.
    "Mamá, no me has respondido, ¿por qué no le vigilaba la policía?" -volvió a preguntar mi hija...

    Eso mismo digo yo, por qué narices si esos hombres que ya se sabe que son violadores, agresores sexuales...por qué no se nos advierte por lo menos a la posibles víctimas, a toda la sociedad, hombres y mujeres. 
    A Laura ese hombre le daba miedo, por lo que dicen los informativos ella ya sentía que la vigilaba, si ella hubiera sabido algo de este hombre, como que intentó agredir a una mujer, o que mató a otra para evitar que declarara...seguro que Laura habría estado más protegida porque podría haber estado alerta sabiendo que aquél hombre era muy peligroso. Imagino que si la hija del juez que le juzgó viviera enfrente de semejante monstruo no hubiera ocurrido algo así, seguro que su padre le habría advertido: "Cuidado, mi niña, ese que vive en la casa de enfrente es muy peligroso, avisa cuando salgas, llama a alguien, busca a gente de confianza, no te acerques a él bajo ningún concepto por muy educada que seas, no te fíes, mató a una mujer a sangre fría e intentó agredir a otra, se aprovechará de tu bondad.  Tienes que estar alerta, siempre alerta." 

    La población tiene derecho a saber que quien está viviendo frente a ti es un monstruo, y si no se le puede vigilar, que no se le deje en libertad, y si hay que dejarlo en libertad aun sabiendo que no tienen remedio, pues que se nos informe, una lista pública de los agresores sexuales, un registro de los monstruos.
    Mientras aclaran a quién hay que proteger, si al agresor sexual o a las futuras víctimas, a las mujeres no les quedará más remedio que permanecer alerta, siempre alerta.  

Una no puede evitar pensar en Laura Luelmo, y en todas las mujeres que antes que ella han sido violadas y asesinadas, y quieres creer que ella será la última de todas esas estrellas cuyas vidas se apagaron forzosamente y fueron obligadas a iluminar la noche tan pronto e injustamente, por culpa de esa violencia machista que el hombre malo tiene por bandera.

Isolina Cerdá Casado

martes, 11 de diciembre de 2018

El día de la entrevista


   

Quiero dar las gracias a Cristina de Ocio en Leganés, ella es como una especie de hada mágica, y tiene una varita llena de tinta con la que va descubriendo almas creativas, y nos las presenta en su revista. Es para mí todo un honor ser presentada por ella, tiene el talento de saber escuchar y el impulso de querer contar y ofrecer información de aquello que se cuece creativamente en Leganés.

    El día de la entrevista he de reconocer que no estaba nada animada, de esos días grises, de esos que caminas porque no te queda otra, porque eres responsable y no dejas que el desánimo impida que los demás caminen, por eso aquel día me levanté, hice las mil cosas ingratas de la casa, llevé a mi hija al cole, preparé comidas y miré al cielo de vez en cuando en busca de la luz y el aire que me faltaba. La cuestión es que en ese día en el que iba a empujones obligados por mí misma tenía la entrevista con Cristina, me intrigaba saber cómo era, y sobretodo qué esperaba de mí, estaba tan hundida que caminaba casi a rastras y sentía un rastro baboso tras de mí por la lentitud de mis pasos, mis pensamientos espirales y la pesadez de lo que representaba ser una mujer con responsabilidades. 

    ¿Qué podía contarle? ¿que el monólogo de Julita estaba casi cocido? ¿que el segundo libro apenas había avanzado nada en meses? ¿que no había fecha para Las criadas? ¿que mi cuerpo pesaba tanto como mis pensamientos negativos? Entonces me contó la razón por la que yo le había interesado: porque era una mujer que hacía cosas, que se expresaba creativamente, escribía, era actriz... Ella decía que en una misma ciudad como Leganés hay muchas personas llenas de impulsos creativos, personas que hacen cosas, artistas que no necesariamente viven de lo que da sentido a sus vidas, pero que para ella era importante darles voz, que la gente supiera de ellos, y que entre ellos se conocieran, porque el arte es necesario para el espíritu, porque el mundo necesita el arte. Me pareció una razón de peso y dio todo el sentido a aquella entrevista. Me sentí muy cómoda, me hizo ver cosas, en sus ojos, ilusión, trabajo que alimentaba a su alma de satisfacciones creativas, que se remuneraban con impulsos culturales a los que ella era capaz de guiar con su revista. 

    Ese día la lluvia se llevó con ella las nubes grises que poblaban mi cabeza y nuevos aires hicieron bailar a mis neuronas. Me acerqué un poquito más a ese entendimiento de un mundo imposible de entender, empezando por mí y mis días grises. Ha salido el sol en mis adentros y siento su calor. Sí, ya es de noche, hace un frío increíble pero yo sigo sintiendo su calor, la de su ilusión, la de su propio impulso creativo. Mil gracias Cristina por tu incesante trabajo. 



miércoles, 28 de noviembre de 2018

Caramelos nostálgicos

     "Ya está tu tío tocando el timbre a las nueve de la mañana, parece que no duerme o no se percata de que el resto de los mortales no suele levantarse un sábado antes de las nueve a no ser que tenga partido de fútbol con la niña o competición de rítmica en el pabellón de turno". Cada vez que mi tío entraba por la puerta de casa de mi padre, en la que nosotros estábamos de visita, era como una explosión de energía, un sol que hasta quemaba en ocasiones. Mucha gente no supo apreciar su luz, no era el caso de mi padre, que muchas veces acababa desquiciado, pero siempre lo entendió, entendió su particularidad y apreció ese impulso vital que era irremediablemente percibido por todos. Digo irremediablemente porque era muy difícil escapar de esa especie de chispa. Lo recuerdo improvisando una poesía, siempre la misma, pero él conseguía que pareciera una creación instantánea. Era muy tozudo, y siempre creía tener la razón, tal vez por la condición de ser el más pequeño de los hermanos, probablemente de alguna manera eso determinó ese derecho que se atribuía a tener la razón en sus argumentos y decir la última palabra. A veces tampoco era consciente del daño que hacía, sé que no lo era. Empiezo por ahí, por la parte que tal vez muchos recuerden negativamente, aunque lo mismo ya solo recuerdan con cierta añoranza rancia su particular vitalidad. Yo hoy lo añoro con cariño, añoro su alegría. No le había escrito nada, como que no me había despedido del todo y tenía este texto pendiente. 
    Siento que no fue bastante con estar ahí cuando ya no recitabas, cuando no podías cantar ninguna canción de las de antaño, cuando una foto y un sombrero revelaban de forma indiscreta qué cuerpo yacía dentro de aquella caja...Supongo que si escribo no es por ti, sino por mí misma, porque tú, como tanta gente que ha formado parte de lo que soy ahora mismo, te has ido, hace unos meses ya, y sí, sé que es ley de vida, sé que nadie se queda, sé que hay que vivir cuando se pueda, que hay que hacer cosas, crear recuerdos, sentir emociones y regalarlas...Supongo que la vida no es en realidad más que caminar, pero no sé, hay veces que no sé. Porque hay días en los que necesito ese timbre, esa poesía repetitiva, ese "Què dius neboda?", días en los que me sentaría genial alguno de tus caramelos, días en los que tu energía natural me vendría de perlas. Pues mira, en honor a ti, me voy a comer un caramelo de los tuyos, de esos que siempre llevabas encima y regalabas. Y me voy a imaginar que tiene un trocito de tu mundo, el que derrochaba energía, el que quería venir a Madrid a visitar al rey emérito porque era de su quinta. Querido tío Miro, no te olvido.

Soli.

miércoles, 17 de octubre de 2018

La última función de "Groot y los valientes invisibles"


    No había escrito nada en este querido blog sobre la obra de teatro "Groot y los valientes invisibles", y es difícil cerrar del todo una etapa sin haber reflexionado y saber exactamente lo que fue de ella. Esta obra ha sido muy especial para mí, y aunque he escrito cositas que dejaban ese trocito de alma en ellas, necesito contar esto. Todo partió de un problema que muchos niños y niñas padecen, es así, el bullying, es decir el acoso escolar, la burla gratuita, el hacer sentir mal a otra persona... Empezó ahí porque surgió y porque de alguna manera todos los que formamos parte de Tepahi éramos muy conscientes de este tema. Plasmar lo que plasmamos en una obra de teatro con tantos actores no fue algo sencillo, con casi cuarenta actores en escena. Desde las escenas más cotidianas partir hacia un mundo de fantasía, ir hasta el centro del mundo, de ahí realizar un viaje incierto hacia tres zonas del planeta en las que rescatar los mensajes necesarios... 
   Tras las representaciones hemos tenido muchas muestras de agradecimiento, haciéndonos partícipes de que el mensaje llegaba, e incluso de personas que han visto reflejado en escena su calvario y para las que esta obra ha sido una especie de catarsis. La famosa catarsis...

    El resultado ha sido increíble, y como siempre se produjo la maravilla, la que yo denomino magia de Tepahi porque ha sido el resultado de todos, sin dejarme a uno. Escribí el guión, y dirigí el cotarro, pero no hubiera sido posible nada de lo que se obtuvo sin los casi 50 miembros de tepahi, en la obra salieron casi 40, pero en algún momento se ayudó y se contribuyó.

    No hubiera sido lo mismo sin esos minions, sin ese trabajo fabuloso de construcción creativa que ha conseguido que su salida por platea fuera apoteósica y lograra subir la energía del público a cien. La aparición del trovador rapero fue increíble, un hombre que se comía al público, al igual que lo hizo con el personaje de payaso en la obra anterior, diciendo cosas muy importantes. Hizo un trabajo impresionante, nada fácil, pero fue increíble. Su interacción con los minions, esos radiocasettes que la minion china se aventuró a currarse y que encajaron a la perfección en el conjunto de la obra, tanto que fue todo un acierto para su culminación con el más gigante de todos, una radio que ocupaba todo el escenario. 
Actores y actrices, papás, mamás y tíos, ya con unas tablas que nos llevaron a una peluquería, a un taller mecánico y al interior de un hogar cualquiera de Leganés, como se encargó de mostrar la imagen de la rotonda de los cabezones que tan magistralmente había pintado la Capitana América. Irnos de ahí, tras la transformación impulsada por esa necesidad de ayudar a un niño, al centro del mundo. Cuya única escenografía era aquel gigantesco mundo hecho por manos sabias, en las que encajarían al final los mensajes para ayudar al mundo a ser un poquito mejor, y que el acosador cambiara...
   Para África tuvimos un baobah, majestuoso, que estuvo en una casa, la de aquella que hizo aquel maravilloso Olaf, una china que está llena de creatividad, se le cae por los bolsillos. Pero no solo el baobah, la increíble voz de la sacerdotisa, qué valiente, el coro que la arropó, la percusión de dos inuits transformados en africanos, y nuestro Groot, oh, Groot ideado por la voz del "Todo el mundo preparado...el espectáculo va a comenzar". Nuestra querida "freaky", aunque ya sabemos que raritos raritos somos todos un poquito...sí, Thor, es así...¡Benditos raritos!  

    A Groot le dio vida esa persona a la que todos adoramos, la que cuando repartí los papeles para que me dijeran qué estarían dispuestos a hacer y ver qué disponibilidad tenía cada uno escribió: "Yo un personaje sencillo, que ni hable ni respire a ser posible", jijiji...pues le tocó el personaje que iba a ayudarnos a todos, el que cambiaría las mentes, que apenas podía respirar dentro de ese tronco y que no tuvo que hablar porque fue doblado por el rapero.
    Las africanas fueron uno más, siempre estuvo ahí, latiendo el pequeñín del grupo, por eso la que iniciaba el cuento tenía tanta luz, la llevaba dentro y le estuvo danzando toda la obra  en sus adentros. Aprendimos a ser humildes...
Luego nos fuimos al Polo Norte, allí nos esperaba un lago, un iceberg, y un increíblemente creado iglú, los de creatividad se dejaron los sesos y la silicona en aquellas maravillas que hicieron. Lo increíble fue ver a un montón de inuits, y un tambor que consiguió el rapero y que parecía traído directamente de una tribu esquimal, tambor que el verdadero superman de la obra golpeaba con tanta fuerza que hacía tambalear el mísmísimo teatro. Y esos inuits nos cantaron una canción que adaptamos con mucha dificultad tras documentarnos sobre las típicas canciones inuits. Maravilla, fue un trabajo increíble...Aprendimos que hay que tener valor...reconocerlo porque lo tenemos dentro...valor
Después vino China, oh, maravilla. Una pagoda nos llevó directamente hacia la historia de los ancestros contada por la china minion a su amiga. La pagoda que ideó, cosió, preparó y colgó el rapero en su tiempo libre, cuando no rapeaba, ayudado por el que luego fue uno de los nuevos. Los farolillos chinos fueron colgados en la última obra, gracias a esos técnicos maravillosos que se empezaron a mover, bajando barras, subiendo, poniendo luces, creando...grandes piezas para un buen resultado.
Allí, en china, unas cuantas personitas maravillosas se enfundaron en sus trajes y dieron vida a la criatura, algunas vinieron hasta del Polo Norte, un dragón chino espectacular, creado por la actriz que no quería hablar y por la que se desvivió ayudada por muchas personas para encajar cuerpo y cabeza y hacerlo volar,...Allí se produjo el último encuentro de intercambio de piezas entre Groot y el duende verde, ese mago que de puntillas se llevaba al público con su luz mágica...la tiene dentro.
Los superhéroes y superheroínas cumplieron su labor, se curraron sus personajes, indagaron, tanto que se llevaron a los niños con ellos y los hicieron disfrutar...al final los minions se abrieron hueco y se sacaron una radio para bailar todos juntos...

No pude estar en la última representación de mayo, que fue posible gracias a la ayuda de otras piezas importantes, pero en esta me saqué la espinita y lo dimos todo.
Fueron tantos los gestos que valoro de la última representación... 
Como el inuit que dejo su minion para que el nuevo se estrenase, y bailara y saltara y disfrutara... Y ver su cara de felicidad...O en un momento ver a una de las nuevas que tiene fuego en el cuerpo dar un salto de baile en un cambio de escenografía, y enterarme que llegó a bailar break dance con un giro espectacular en el suelo...O que viniera la otra nueva y me dijera que sentía no poder haberlo hecho todo...cuando precisamente había hecho todo lo posible...Supongo que hablar de los nuevos es hablar de la continuidad, de que Tepahi crece, de que hay una nueva obra en el horno, de que nadie es imprescindible pero todos necesarios...
Gracias a todos y todas las que hicieron el esfuerzo por estar, gracias por el atrevimiento, gracias por esa energía y esa entrega...gracias a las personas que se movieron, que llamaron, que fueron y que consiguieron.

Todos los tepahinianos habéis hecho posible que la sensación que ha quedado de esta producción teatral haya sido muy buena, como directora y escritora de "Groot y los valientes invisibles" os agradezco de corazón todo vuestro trabajo y esfuerzo.

    Y ya sabes, no estás solo, rodeado de valientes haremos del mundo un lugar diferente...con humildad y valor, y escuchando a tu corazón...

Isolina Cerdá Casado










lunes, 15 de octubre de 2018

Día de las escritoras

 
Estaba recogiendo la mesa, mi hija entró en la cocina un momento y justo en ese instante la periodista anunció en el telediario que hoy 15 de octubre era el día de las escritoras, se trata de una conmemoración iniciada en España en el 2016 para recuperar el legado de las mujeres escritoras. En mi caso, mi rostro dibujó una sonrisa, y repetí en voz alta, como si quisiera que mi familia dijera algo, "Anda, hoy es el día de las escritoras", podía haberme limitado a pensarlo en mi interior pero algo me empujó a gritarlo. Entonces mi hija dijo: "Mamá, hoy es tu día, fíjate". El resto de la familia ni se inmutó, mi hijo con sus cascos puestos en el comedor no se enteró de mi respingo en el alma, y mi marido estaba en el baño, así que le pasó por alto esa emoción que sentí en mis adentros. Pero mi hija me miró y mientras preparaba su flan casero me preguntó que qué iba a hacer. Su sugerencia fue que las dos viéramos una peli juntas, pero yo le dije que lo iba a celebrar escribiendo algo. "Pero si siempre estás escribiendo mamá, es mejor que hoy no escribas, relájate".-me sugirió.
    La cuestión es que no me relajé, necesitaba teclear, tal vez en un futuro alguien indague entre mis papeles, mi blog, mis cientos de libretas buscando mi legado, indagando yo misma me sorprendo en ocasiones y descubro antiguos textos expresivos que inmortalizan hechos, sensaciones, mensajes del alma.


Allá por el año 2008 escribía esto...

En una ocasión alguien me dijo que cómo era posible que me salieran esas cosas que escribía, cómo era posible encontrar inspiración en un lugar o en un espacio tan sumamente oscuro como un salón de juegos, me daba a entender que ese talento que poseía era muy valioso. Yo no le daba importancia, no lo apreciaba lo suficiente puesto que apenas tuvo unos momentos de gloria en los que situé a la escritura en un lugar importante. Hoy siento que no es justo este abandono, que no basta con sentir las cosas para mí misma y hacia adentro, sino que hay que abrir las puertas y dejar salir la lava porque sino puede ser peor, y que todo explote y que un gran estruendo termine con las vísceras esparcidas, y entonces el poder de las palabras se extinga y sea insuficiente para cambiar algo. Los impulsos puntuales no tienen suficiente fuerza, es necesaria la constancia.

La imagen de aquella mujer que arrastraba un carrito de la compra que además de manzanas estaba lleno de huracanes...

¡Si tú supieras todo lo que se mueve dentro de mi cabeza! Neuronas que "sinergian", se saludan, y se preguntan unas a otras cuándo volverán a trabajar juntas.


Siempre hay algo que contar. Y hay personas que esperan, la primera yo. Mi yo quiere leer un cuento amable que hable de todas las historias que se van cruzando, caminos que se encuentran en un punto y allí se saludan. Y mis ojos trabajan, observan, se ríen o lloran, alma que no es indiferente. Algo se tambalea en ella cuando un pilar de vida tiembla. Los pilares de vida son las personas que están cerca de ti, algunas caminan a tu lado cada día, de otras tienes noticias regularmente y sabes de sus vidas y son importantes. También hay personas de las que ya no volviste a saber nada y con las que no hay cenas pendientes, sin embargo recuerdas en momentos puntuales y les dedicas una sonrisa que se pierde en el tiempo transcurrido.
Hace apenas seis días y medio a Luis le dio un infarto, se le obstruyó una arteria y el corazón se paró, por unos minutos su vida estuvo en el aire, cayendo por un precipicio, y solo la corriente que produjo el grito de auxilio de su mujer lo arrastró hasta un tronco cruzado milagrosamente en su caída al vacío. Después la rápida actuación de los servicios de emergencia sostuvieron el tronco con fuerza. Luis caminó por el tronco a pesar del vértigo horrible, hacia el suelo firme, sin saber muy bien de dónde procedían las voces que escuchaba ni a quién pertenecían las manos que le guiaban.


Si se queda en tu mente no saldrá a la luz.
A lo mejor no tiene importancia, pero a lo mejor sí, y eso que creaste repercute en alguien además de en ti mismo. ¡Crea! No importa con qué pero haz algo. Crear es de valientes, de inquietos, de personas vivas por dentro...

Isolina Cerdá Casado

jueves, 11 de octubre de 2018

Pregón de Tepahi en las fiestas de San Nicasio de Leganés 2018

Todo un honor que Tepahi confiara en mí para redactar el pregón de las fiestas de San Nicasio, feliz de formar parte de esta panda de locos creativos.



Laura

¡¡Buenas noches a todos!! Como presidenta de la Asociación TEPAHI, voy a contaros brevemente quiénes somos y de dónde venimos…Hace exactamente siete años un hombre lleno de magia llamado Sergio quiso continuar con un proyecto creativo teatral que él mismo gestionaba en la guarde de sus hijos. En el cole Gerardo Diego dio con unas mamás a las que les fascinó esa idea, Mar prestó su parque de bolas, Bego le acompañó en sus viajes para abrirnos paso en lo que para TEPAHI es un teatro mágico: “El teatro José Monleón” del Centro Cívico José Saramago.
    Muchas mamás, papás, y tíos, fueron subiendo al barco y juntos conseguimos ir produciendo una obra anual desde el año 2013: “Cuentonaje”, “Duendolín”, “Una historia de juguetes”, “Mami naturaleza”, “El sueño de Sirenita” y la del 2018 que ha sido “Groot y los valientes invisibles”. Ahora mismo gracias a cuatro locos tepahinianos tenemos un nuevo proyecto a la vista “Los fantasmas de Aurora”.
Todas nuestras producciones están cargadas de mensajes constructivos, de valores necesarios en esta sociedad cada vez más compleja. Desde el teatro hemos querido contribuir a mejorar un poquito el día a día de todos nuestros niños y niñas, y de todos en realidad, porque nuestro teatro es fundamentalmente familiar.
En todo este recorrido ha habido personas que se bajaron del barco, y otras nuevas que se vieron atrapadas por las redes de la creatividad y la ilusión. Actualmente somos casi cincuenta miembros activos en TEPAHI.
 He mencionado tres nombres al principio, pero TEPAHI no tiene sentido sin los más de sesenta nombres que han ayudado a su crecimiento. Personas que cosieron, escribieron, diseñaron, hicieron volar a un pájaro, dedicaron horas a crear un árbol, un iglú, una nave, un Olaf, un elefante gigantesco, un dragón. Personas que contribuyeron con su preciado granito de arena, con su maquillaje, con su voz, con su magia, con su fuerza, con su mamá que cosió, con su marido que ayudó,…
Debo hablar de esa magia, la magia de TEPAHI, de esa capacidad humana de conseguir un entendimiento entre personas tan diferentes, de seguir aquí, trabajando juntos, sin más motivo que el de crear algo que nos aporte a todos una pequeña esperanza.
Estamos muy agradecidos en TEPAHI por esta oportunidad maravillosa que nos brinda el Ayuntamiento de Leganés, que nos apoyó desde el principio, dejándonos un aula para ensayar, y un teatro para actuar, gracias a su apoyo pudimos representar nuestras obras para más de 2.500 niños por año, varios años consecutivos, invitando a muchos coles de Leganés para que vinieran a vernos de forma gratuita. También hemos podido ofrecer durante varios años sucesivos en estas fiestas de San Nicasio y con el apoyo del Ayuntamiento, talleres creativos dirigidos a los niños y niñas de Leganés. Así que muchas gracias a Jesús, a Javier, a Luís, a Alejandro y a tantos otros que nos han recibido y escuchado. También agradecer a la Asociación de Vecinos de San Nicasio su apoyo, y su trabajo incesante para mantener vivo el barrio y su cultura, así como a los diferentes colegios de Leganés que han confiado en nuestro trabajo y han venido a vernos.
Muchas gracias a todos.          
Antes de continuar, queremos invitar a subir a una persona vinculada a TEPAHI, por ese cariño especial e inspirador que siente por estas fiestas de San Nicasio.
Por favor, el señor Jabato que suba con nosotros. Necesitamos tu entusiasmo por las fiestas del barrio de San Nicasio encima de este escenario.
(Sube Jabato)
Os dejo ahora con Isolina Cerdá, actriz, directora y escritora de nuestras últimas producciones.



Soli

¡¡Buenas noches!!

    Hoy 11 de octubre, Leganés está de fiesta, es el día de uno de los patronos de Leganés, San Nicasio. Tepahi, como una asociación de gente muy distinta, se identifica con el barrio, formamos parte de él, nosotros creamos juntos, y el barrio crea desde la diversidad.
   Como podéis ver, hemos traído con nosotros a alguno de los personajes que han formado parte de nuestras obras porque ellos representan lo que somos, somos color, imaginación, diversidad, y es precisamente la diversidad la que llena de color nuestra vida, en la que una medusa puede convivir con un avatar y nadar con un pulpo, y a su vez bailar con un montón de minions, y hacer reír, como unos payasos dentro de un coche a unos cuantos pececillos en el fondo del mar…Y así todos juntos, hadas, tiburones, superhéroes y superheroínas…volaremos juntos al lomo de un gigantesco dragón hacia un mundo lleno de fantasía e ilusión.
    Tepahi desea que este comienzo esté lleno de color, y que el desarrollo de estas fiestas también lo esté, porque así San Nicasio estará feliz en las alturas, y si tiene que volver a salvarnos verá cuán diversos somos y cuánto color hay en el barrio de San Nicasio y en Leganés. Este es el inicio de la fiesta y desde Tepahi como un grupo de personas que hacen teatro, esperamos que nuestra particular luz os ilumine también a vosotros, y que como ocurría en las fiestas dionisíacas, en las que se gestó el teatro allá por el año 500 antes de Cristo, alcancemos la catarsis y disfrutemos de estos días maravillosos en los que el barrio se llenará de color y de vida.

Muchas gracias a todos, felices fiestas y ¡¡¡viva San Nicasio!!!

Isolina Cerdá Casado





















sábado, 22 de septiembre de 2018

La historia del reino de las luces y del corazón alado.




     Permitidme que os cuente un cuento.


     Había una vez una princesa, bueno no, no era una princesa, era una reina. Todos la conocían como la reina de las luces. Más allá de sus poderes mágicos al convertir los espacios espacios oscuros en lugares llenos de luz, ella misma era una luz andante.
Todo aquel que tenía la suerte de cruzarse con ella notaba en su cuerpo que algo crecía, como una ilusión vital, tal vez se trataba del cariño con el que la Reina de las luces recibía a todo el mundo, o esa capacidad empática y generosa con la que acariciaba el alma de las personas que la conocían.

     La reina de la luz tenía un hijo precioso, cariñoso, muy lindo y sobretodo buena persona y una familia encantadora, y muchos, muchos amigos, amigos de verdad, de los que se alegran de verdad al verte sonreír, de los que lloran contigo, y te aman en el bullicio y en el silencio.
Pues bien, todo el mundo pensaba que la vida de la reina de la luz no podía ser mejor de lo que ya era, sin embargo el mundo se equivocaba....

Porque veréis:...

    En otro reino había un rey, con una linda hija, cuya vida había estado determinada por épicas batallas de las que siempre había salido airoso. Los que le conocían estaban seguros de que la armadura de este rey estaba hecha de corazón, con ese músculo de amor afrontaba su día a día e iba despejando los caminos para que en el caminar de su princesita solo hubieran flores de colores y las piedras justas para su aprendizaje.
El rey era conocido como el Rey alado, tal vez porque alguien vio cómo en una de sus batallas pudo esquivar un golpe con un incipiente salto que parecía estar impulsado por algo más que piernas, o simplemente porque se llamaba Ángel, y ya se sabe que los ángeles tienen alas, además de cara de buena gente.

    Un día los caminos de la reina de las luces y del rey alado se cruzaron.

    El rey se vio deslumbrado por aquella mujer llena de luz y sintió que volaba de verdad cada vez que ella estaba cerca.
A su vez la reina sintió cómo la intensidad de su luz se había incrementado considerablemente. Todo el mundo se dio cuenta del cambio experimentado por los reyes. La energía que los unía empezó a crecer, hasta que ambos se volvieron uno, pero sin dejar de crecer individualmente.
Al empezar a caminar juntos ambos reinos se unieron y la reina empezó a soñar con ese momento en el que ante Dios y ante toda su gente, uniría sus vidas para siempre.
Y por fin, el 15 de septiembre llegó el día soñado. Todos los que amamos al rey alado, Ángel, y a la reina de las luces, Asun, pudimos ser testigos privilegiados de una historia memorable, que nos demuestra que la vida siempre nos da segundas oportunidades y que a veces para ver cumplido un sueño hay que luchar épicamente y no rendirse nunca.

Porque amigos y amigas, ellos son la prueba: Asun y Ángel se han encontrado.

Deseo que sigáis escribiendo ese maravilloso cuento en el que Luz y Corazón vuelen juntos por siempre jamás.

Con todo mi cariño,

 Isolina Cerdá Casado



viernes, 31 de agosto de 2018

Renacer

 
    Sentir que la garganta se te está estrujando por dentro. A la vez una especie de quemazón te hace palpitar los sueños, todos ellos se acumulan ahí, queriendo emerger a lo bruto. Entonces entiendes que algo está cambiando. A lo mejor es una etapa, a lo mejor es el riego sanguíneo, a lo mejor es que te acabas de dar cuenta de que vuelves a sentir impulsos. Y vuelves a sentir con ellos esa sensación de despreocupación que sentías cuando tenías la certeza de que la creatividad te iba a salvar de morir hastiada. A salvo e inspirada, recuperando eso que siempre ha estado en ti. Por eso estabas excavando, por eso estabas con las uñas gastadas y rotas, con los dientes llenos de tierra, con el pelo enmarañado y las rodillas peladas, raspadas por arrastrarse, profundizando en los túneles negros del sin sentido, desesperada, porque no encontrabas, porque no sentías, tan solo distinguías el sabor amargo en una boca llena de tierra. 
    Lo peor de que te desaparezcan los impulsos es que la esperanza se hace invisible y con ella toda posibilidad de cambio. Cuando la esperanza se ha hecho invisible tienes que recurrir al más básico amarre al sentido de todo esto y es que por encima de todo estamos vivos y mientras eso sea así hay esperanza aunque sea invisible, la misma posibilidad de pensar en ella es la confirmación de su existencia. 

    Así fue como la niña volvió hasta la mujer, llegó como una especie de sombra tomando un cuerpo que siempre fue suyo, la envolvió en los suspiros helados de un viento esperanzador cargado de ilusiones de niña feliz y rodeada de estrellas. La mujer se puso en pie, salió de aquella cueva oscura en la que se había refugiado huyendo del monstruo del miedo. Una estrella fugaz le indicó el camino que debía seguir. Luego desapareció. A la estrella la guió la luna. A la luna la meció la nube. La nube desapareció de un llanto. Y la mujer siguió su camino bajo la protección de un cielo estrellado lleno de esperanzas invisibles cuya existencia nunca más volvió a poner en duda.

Isolina Cerdá Casado

miércoles, 8 de agosto de 2018

Descongelando pescado tropecé con una caja de tomates

Solamente eran tomates, ¿solo eran tomates? ¿de verdad lo dices? Sabes que no es cierto, lo sabes de sobra, pero es mejor que nadie lo sepa, sería muy peligroso. Estas piezas redondeadas aparentemente inofensivas guardan un secreto, tu secreto, aquello que sucedió cuando llevada por la seducción del momento, no pudiste reprimir el impulso, cogiste uno de ellos, sin más conflicto personal que el ya de por sí perennemente presente en tu mente y te lo llevaste a la boca, no importó que se tratase del más rojo y probablemente del que mayor aroma a auténtico tomate rezumara. Tú te lo zampaste sin ningún tipo de escrúpulos, tan solo lo enjuagaste un poco bajo el fresco chorro del grifo de la cocina. Incluso te permitiste el lujo de dejar que el agua corriera antes de ducharlo en ella, a tu tomate, al elegido, al poseedor de ese poder majestuoso e increíble. No podías contárselo a nadie, no debías, esas cosas no se pueden contar como si tal cosa. Lo sabías, lo sabes, no debes, no lo harás, ¿verdad? Aunque te hayas puesto a escribir como si tal cosa, aunque de alguna manera sepas que en cualquier momento la danza de los dedos irá hasta el secreto y lo contará, porque él tiene el poder de crear el cuento. Cuando tus dientes se hincaron en su piel tersa toda tu piel se erizó, fue una sensación que nunca habías sentido, normalmente la piel se te erizaba por frío, o incluso por un exceso de emoción, y normalmente percibías esa reacción en los brazos, pero con el tomate fue diferente. Te erizaste toda, desde el lóbulo de la oreja izquierda hasta la mismísima punta del dedo gordo. Aquello fue algo extraordinario. Dada tu tendencia asustadiza e hipocondríaca, le restaste importancia con la parte controladora de tu cerebro, pero la parte controlada, aparentemente por la razón, dio un salto llevada por la emoción. Pensaste que tal vez aquel tomate te había concedido algún poder, tal vez la tierra se había confabulado para que aquel "hincamiento" fuera el detonante de una capacidad extraordinaria que por fin la naturaleza te había concedido. A lo mejor podías volar, te tiraste de la mesa del comedor para comprobarlo, no, no podías volar, de ser así no te habrías hecho el moratón gigantesco en la rodilla al cargarte el carrito  de muñecas de tu hija; o te habías vuelto hipersensible, no eso ya lo eras; o a lo mejor podías leer la mente, no esa capacidad ya la tenías gracias a tu mentalidad neurótica... ¿Qué sería? Pues estaba claro, el secreto era el ...


Era el amor del que los cultivaba... el que se ponía los pantalones amarillos para quitar la hierba y las cáscaras de pipa.


No, di la verdad. No te ensucies en aguas turbias, no permitas que los cubiertos se alíen contigo, eres alguien importante, tanto como lo es la taza contenedora o la azul que discretamente la acompaña. Estás perdida en tus hazañas creativas. Estás viva, ya está, eso es lo que importa.


Que no te cosan la boca, que nadie te impida hablar, y menos una anilla de calamar en pleno proceso de descongelación. 


A veces tengo la sensación de que somos pasajeros del viento

Isolina Cerdá Casado

sábado, 4 de agosto de 2018

Agujeros en el asfalto

Hace calor, eso es algo indiscutible. Hay cosas que acentúan la sensación de calor, por ejemplo el cansancio ante situaciones que se repiten, pero no hablemos de ellas, ¿para qué? Lo que hay que hacer es cambiarlas. Todo es una percepción, basada en hechos reales sí, pero percepción, lo que se percibe es subjetivo. A veces es un algo interno, a veces lo externo es el detonante. La cuestión es que en esos estragos te invade la duda.

La duda es libre, es el resquicio de libertad que nos queda. Puedes estar sentada en un sofá azul y sentirla, oír a lo lejos los ladridos de unos perros y seguir sintiéndola. Es el pequeño paraíso íntimo de libertad. Y ya no necesitas más, el poder pararte y guiar tus reflexiones hacia un lugar mejor no cuesta dinero. Las chicharras cantan, ese sonido se entremezcla con el zumbido de las moscas y de mis pensamientos, el calor está haciendo estragos en el camino asfaltado de la cordura. Escucho las máquinas del asfalto intentando tapar agujeros, pobre camino roto por el excesivo tránsito de ideas, nunca estuvo el tráfico tan denso, ¿o sí?  

lunes, 30 de julio de 2018

Calla, que corre el aire

 






  Fue cuando vi a aquella mujer cruzar el paso de peatones. Yo dentro de mi coche. Ella caminaba lentamente, parecía que esa forma de caminar estaba motivada por dolores internos, seguro que mi marido me diría que en mi "positividad" no podía pensar en otra cosa, qué se yo, por ejemplo que estuviera jugando a caminar de maneras diferentes, que aquella mujer pensara: "Venga, ahora camino con el motor de caminar en la rodilla, ahora en la cadera,..." Es verdad, es así, seguro que no le dolía nada en realidad. Veía su papada, su sobrepeso, su pelo rizado de un dorado gastado por el sol veraniego y el esparcimiento temporal de la visita a la peluquería, la bata de calle, la de ir al médico, o como diría mi marido, "tal vez no iba al médico sino a tomar una cervecita fría con las amigas", es verdad, es posible, seguro que sí. La cuestión es que me inspiró. La vi y me dije que tenía que volver a dejarme libre, con los posos del café, con la aceitera chorreosa, con los restos de las huellas de un desayuno veraniego sin prisas y sin agobios, feliz, ¿feliz? Sí, justo en este instante, no en el instante de su lectura, la del texto, la de los ojos indiscretos. Feliz justo en el momento de pulsar las teclas, dejándome inspirar por el vaso vacío de agua, los restos de migas de la tostadora, el trapo de cocina arrugado y en espera justo en un extremo de la mesa. ¿Qué espera? ¿ser lavado? ¿ser colgado? ¿ser utilizado? ¿tener algo que hacer? Me pregunto quién no se ha sentido trapo de cocina alguna vez. Su mirada de reojo me hace sentir extraña, la del dinosaurio, ese que se está encogiendo con el paso del calor, ya no sé qué estoy esperando, tal vez el sonido de su tambor, tal vez perderme en una isla mágica, tal vez el pincho que me llene de fuerza, no sé muy bien para qué.


 Creo que ya estaba claro, la felicidad es este instante, este, en el que siento un impulso creativo, este en el que el viento hace girar el molinillo rosa y el azul, este en el que el geranio me está prometiendo flores nuevas...Sí, estaba claro, pero el ser humano olvida rápido, olvida que este instante no se volverá a producir, que aunque parezca que siempre vas a estar así, de bien o de mal, no es verdad, justo unos minutos después pasará, cambiará, como la luna, como marte, como el aire que parecía correr y se quedó quieto nuevamente, como el sol y hasta el calor, como la inspiración que se empezó a marchar y a desaparecer en la oscuridad del desagüe, se fue con el resto de aguas residuales. ¿Eso es lo que era para ti la semilla creativa? ¿Agua residual? Lo es, sí, cuando no la aprovechas se convierte en eso, en mierda, en olor a un pis rancio putrefacto.
En conclusión, estás viva, estás vivo, y eso no lo cambia nada, matizo, lo estás en este instante en el que te pierdes con tu imaginación y vuelas lejos...

Isolina Cerdá

martes, 17 de julio de 2018

Ni Siria ni Roberto

Salía de la clínica dental con la boca anestesiada, feliz de haberme quitado de encima los empastes que tenía pendientes de la última revisión. Mientras esperábamos a la doctora,  yo sentada en el sillón instrumental, el auxiliar y yo debatíamos sobre la fortuna no percibida, a las quejas del cansancio diario le siguieron la percepción de la suerte que teníamos, cada uno en su propia vida. Yo le hablaba de lo mal que me sentía en el día de hoy porque tenía pendiente esos empastes y no me apetecía nada ir al dentista. Pero a la vez que tenía esa percepción negativa, me iba hasta otro lugar, el del pensamiento positivo. Puedo permitirme el lujo de ir al dentista... En esa debacle estábamos cuando llegó la doctora y en un pis pás se zampó las caries y los ciento cuarenta euros. 
Salía de la clínica como iba diciendo, y justo al pisar la acera unas mujeres de unos treinta años se acercaron a mi altura y la rebasaron, de modo que pude escuchar la conversación que tenían entre sí, tal vez de no haber tenido la previa conversación con el auxiliar no le habría prestado atención, no sé, la cuestión es que se me acentuó el sentido auditivo.
"Pues tú no sabes lo bien que estás. Mira, el Roberto se ha juntado con una mujer que tiene tres hijos, tres. ¿Cómo te quedas?"
Cogí el móvil e hice una foto hacia la plaza, dirección hacia la que me dirigía. Recordé lo que me dijo el auxiliar: "Si es que siempre hay algún vecino peor. Bueno, no necesariamente vecino. Mira como están en Siria." Silencio triste.
La conclusión previa a la llegada de la doctora fue la siguiente: "Lo que pasa es que no somos conscientes de la suerte que tenemos."
 Deberíamos entender que no es necesario mirar hacia afuera, ni a Roberto ni a Siria, para encontrar nuestra propia felicidad. Deberíamos poder mirar hacia adentro y simplemente valorar la vida, lo que tenemos, solo así seremos capaces de percibir la belleza del violeta claro de las flores del geranio de la ventana contrastado con un corazón intenso.

Isolina Cerdá Casado

lunes, 2 de julio de 2018

Un dragón transformado en nube se abalanza contra una ventana llena de hojas verdes y confuso al darse cuenta de que no era más que un geranio sin flor se come a una mujer con una cola de caballo. La mujer desaparece engullida en las profundidades magmáticas de un dragón alado. Título: Vendas que curan tripas vacías de impulso.


Estoy poniendo un vendaje. Ya verás como pronto todo estará solucionado. Lo verás, lo verás tú, lo veré yo, lo veremos todos. Está claro que la cuestión es tener impulso. Tú, yo y la venda nos entendemos. Lo de expresarlo aquí es una especie de necesidad interior, supongo que se deriva de esa cosa innata expresiva que necesitas de alguna manera, supongo, no sé. A lo importante. Hace relativamente poco, nada más bien, en el tanatorio de Leganés confluyeron tres vidas, cuyo tiempo había expirado, injustamente, en los tres casos, inoportunamente, en los tres casos, con una gran carga de dolor en los tres casos, sin tiempo de preparación en los tres casos, preparación para el duelo. Partiendo de que la preparación nunca se da, no se puede aceptar la muerte como algo natural ni asumir la despedida forzosa. A mí me pasó con mi madre, es así, ni aunque sean señales claras, lo siento, siempre hay esperanza, el ser humano la necesita, necesitamos creer que se puede salir del pozo.
 El hombre había llegado a una fase terminal después de unos ocho o más años de un alzheimer precoz terrible, en la que la familia sufrió desde el minuto uno ese alejarse de los recuerdos para llegar a vivir sin reconocer a las personas que existen por ti y para ti. La mujer salía de un supermercado, cargada de ilusión, tal vez algo de cansancio por el calor sofocante de aquellos días, pensando en sus cosas, montones de cosas seguro, feliz de caminar, de gestionar, de vivir con montones de ilusiones en sus bolsillos. El tercer hombre era un vecino de la madre de mi marido, lo conocía, trabajaba en Hacienda, era majo, con sus hijos, su mujer, su felicidad, su trabajo...
El primer hombre falleció tras unos días en los que su fortaleza le hizo parecer una persona de otro planeta, capaz de resistir a pesar de lo previsible para mostrar que no había que rendirse nunca. La mujer cruzaba un paso de peatones y alguien que conducía un coche acabo con su vida. El hombre que trabajaba en Hacienda murió de un paro cardíaco que fue fulminante. Nada se pudo hacer. Y todos ellos coincidieron en el tiempo en el mismo lugar, el tanatorio. 

Estas tres confluencias nos enseñan una cosa además del dolor infinito que causan en la familia y amigos.

¿Qué nos enseñan?

Estira bien. Sí, voy a hacerlo. Estoy en ello. 

La vida es fugaz. La sensación de felicidad también lo es. La propia vida ya nos sitúa en esas encrucijadas, que llegan, a cualquiera, en cualquier momento. Y siendo así, reconociendo que estas desgracias ocurren, habiéndolas vivido tan de cerca, siendo también objetivo de esos latigazos, cómo es que no salimos a respirar más fuertemente y con más consciencia de la suerte que tenemos de estar vivos mientras lo estamos. ¿Dónde nace esa sensación de desánimo que puede llevar hasta lugares terribles? ¿Qué es la depresión? ¿Qué es el sinsentido de las cosas? ¿Es algo químico? ¿Es físico? ¿Está fuera de nosotros o muy adentro? 

Un día estaba haciendo un puré de verduras. Hace ya unos años. Cogí un puerro y le pinté unos ojos y capté ese momento en mi cocina. El puerro sonreía. ¿Era posible sonreír viendo a sus congéneres flotando en una cacerola codeándose con las zanahorias, cebollas y demás cachitos de verdura? No, imposible, ¿o sí? 
Hoy desde mi cocina inmortalizo a unas nubes de verano por detrás de unas hojas de geranio. La misma persona hace la foto, pero con mucha más belleza, la que te da el tiempo vivido.

Vive, haz, impúlsate mientras puedas. 

Y si estás triste, llora. O escribe. O grita. Pero luego sigue caminando. Valora tu tiempo. Respira. Siente.






El suave susurro de un beso silencioso, un beso tímido, un beso que crece en tu imaginación.


Ella expresaba el alma y sus dolores con una maravillosa lucidez poética.
Luchó a través de la palabra con las contradicciones del alma. A ella se la llevó el peso de un interior demasiado sensible y débil. No dejaré de escribir para caminar. Así el recurso de la escritura aliviará mi alma. Que el impulso de desaparecer sea mitigado con la fuerza creativa. Crear hasta que la angustia de un vivir en intensidad emocional desaparezca con el filo de una prosa valiente y llena de fe en sí misma y en la vida. 
No dejarse morir, obligarse a dar un paso cuando sientas que no puedas hacerlo, la propia mecánica del movimiento hará que la otra pierna le siga...caminarás...ya no podrás parar.


La sanación está en la palabra.

PALABRAS QUE CURAN,
PALABRAS QUE ALEJAN MONSTRUOS,
PALABRAS QUE ENVUELVEN, ARRASTRAN, ARROPAN, LIBERAN...
PALABRAS QUE TE CENTRAN, QUE TE SITÚAN, QUE TE COLOCAN Y TE DAN BESOS.
ERES POR LA PALABRA, PORQUE ELLA TE HACE LIBRE,
PORQUE NO HAY CADENAS QUE TE IMPIDAN DECIR, PENSAR, ESCRIBIR...
ES BUENO QUE CONOZCAS EL VEHÍCULO DE LA LIBERTAD,
 PARA CONDUCIRLO y conducirte.


martes, 26 de junio de 2018

Moras








No queda nada, solo una mancha roja, que no hay forma de eliminar, porque está llena de emociones. No te dejes, no te arrastres, no te mezcles con ese rojo intenso, que tu sangre se quede dentro, la que tenga que estar ahí y que salga la que donas, el casi medio litro que sale feliz porque sabe que ayudará a gente que como tú o tu familia en algún momento se necesitó. Y si quieres regalar gotas de fluidos carmesí hazlo, pero libremente y sin compromisos. 


Eres bella, aunque te coman los pájaros, por eso ellos te comen, porque sabes bien y alimentas almas con necesidad, cuerpos con carne que tiene que seguir nutrida, oxigenada y purificada con nuevos nutrientes. Eres negra, roja, blanca, eres una mora preciosa, con deseo de alimentar, con entusiasmo por seguir soñando, creciendo al sol, con unas raíces sanas, y que saben elegir bien la tierra de la que se alimentan. Voy a coger tu árbol, solo un momento, fugazmente, voy a mecerlo como cuando lo hacía con mi niño chico, intentaré llenarme de su sabia, a través del abrazo, del simple contacto, del cariño sudado, del amor de madre. Luego lo volveré a dejar en su tierra, en su espacio, en sus raíces, solo será una fantasía, con las fantasías también se puede sentir. Esto es una fantasía literaria, con el juego de palabras que acarician tus ojos, que sienten el dolor que está en ellos, la chispa irónica, la ilusión, el sueño inmortal que va asociado a la vida mortal. Tu sueño siempre estará ahí, el impulso que te mueve, la raíz de la morera, la que te lleva el alimento hasta el alma con un capazo lleno de ideas creativas. 
¿Qué es la felicidad?
La felicidad es un instante al caminar, justo en ese momento en el que sientes cómo el viento llega hasta tu cuello con un beso fresco.




Aunque haya muchos sueños, muchas moras preciosas, muchas ideas...no importa, tus sueños son necesarios para el mundo. El filo del cuchillo querrá hacer de ti mermelada, y creerá que es suyo el producto conseguido, y lo que es peor, te hará creer que no tienes mérito, pero sin ti no hay nada, sin ti no tiene sentido esa textura deliciosa. Eres porque ya eras, siempre has sido. 


Dejaste que te cortaran pero sigues siendo tú. Te mando mi energía, te mando la luz del sol, el aire fresco en el cuello, y una tostada con mantequilla y deliciosa mermelada de mora, tú, maravilloso fruto que nos ofrece la madre naturaleza.
Te he cortado con cariño, con respeto, con trabajo.
Mora, que te quiero mora,
preciosa y linda 
y libre
y feliz.


Isolina Cerdá Casado

Pos pandemia. Corazón postraumatizado.

      Hoy, ahora, hace un momento, me dio por hacer limpieza del bolso. Mi bolso es una especie de contenedor de vida, también de objetos pu...