martes, 11 de diciembre de 2018

El día de la entrevista


   

Quiero dar las gracias a Cristina de Ocio en Leganés, ella es como una especie de hada mágica, y tiene una varita llena de tinta con la que va descubriendo almas creativas, y nos las presenta en su revista. Es para mí todo un honor ser presentada por ella, tiene el talento de saber escuchar y el impulso de querer contar y ofrecer información de aquello que se cuece creativamente en Leganés.

    El día de la entrevista he de reconocer que no estaba nada animada, de esos días grises, de esos que caminas porque no te queda otra, porque eres responsable y no dejas que el desánimo impida que los demás caminen, por eso aquel día me levanté, hice las mil cosas ingratas de la casa, llevé a mi hija al cole, preparé comidas y miré al cielo de vez en cuando en busca de la luz y el aire que me faltaba. La cuestión es que en ese día en el que iba a empujones obligados por mí misma tenía la entrevista con Cristina, me intrigaba saber cómo era, y sobretodo qué esperaba de mí, estaba tan hundida que caminaba casi a rastras y sentía un rastro baboso tras de mí por la lentitud de mis pasos, mis pensamientos espirales y la pesadez de lo que representaba ser una mujer con responsabilidades. 

    ¿Qué podía contarle? ¿que el monólogo de Julita estaba casi cocido? ¿que el segundo libro apenas había avanzado nada en meses? ¿que no había fecha para Las criadas? ¿que mi cuerpo pesaba tanto como mis pensamientos negativos? Entonces me contó la razón por la que yo le había interesado: porque era una mujer que hacía cosas, que se expresaba creativamente, escribía, era actriz... Ella decía que en una misma ciudad como Leganés hay muchas personas llenas de impulsos creativos, personas que hacen cosas, artistas que no necesariamente viven de lo que da sentido a sus vidas, pero que para ella era importante darles voz, que la gente supiera de ellos, y que entre ellos se conocieran, porque el arte es necesario para el espíritu, porque el mundo necesita el arte. Me pareció una razón de peso y dio todo el sentido a aquella entrevista. Me sentí muy cómoda, me hizo ver cosas, en sus ojos, ilusión, trabajo que alimentaba a su alma de satisfacciones creativas, que se remuneraban con impulsos culturales a los que ella era capaz de guiar con su revista. 

    Ese día la lluvia se llevó con ella las nubes grises que poblaban mi cabeza y nuevos aires hicieron bailar a mis neuronas. Me acerqué un poquito más a ese entendimiento de un mundo imposible de entender, empezando por mí y mis días grises. Ha salido el sol en mis adentros y siento su calor. Sí, ya es de noche, hace un frío increíble pero yo sigo sintiendo su calor, la de su ilusión, la de su propio impulso creativo. Mil gracias Cristina por tu incesante trabajo. 



2 comentarios:

  1. Precioso ....
    Es un gran trabajo el que está haciendo Cristina...., ya no solo por el qué, sino por el cómo.
    Y qué bonitas tus palabras...

    ResponderEliminar

Semanal 1: Clic

Vamos, empieza ya, escribe, sobre lo que sea, oblígate, siéntate y dedica un tiempo a la escritura. Sabes que hubo un tiempo en el que la es...