sábado, 1 de abril de 2023

Zapatitos mágicos

 



Me dirigía a ver una obra de teatro con mi amigo, habíamos quedado a la salida de la parada del metro Argüelles. Cuando llegué a la estación Puerta del Sur subiendo por las escaleras mecánicas me encontré con estos zapatitos, iba mirando al suelo y por casualidad vi ese brillo maravilloso de estos zapatitos. resaltaban muchísimo por encima del color aburrido del resto de los zapatos de los viajeros que se dejaban llevar por las escaleras mecánicas. Entonces levanté la vista y me encontré con una mujer de unos setenta años que iba muy elegantemente vestida, además su cara era afable, guapa, con los toques de maquillaje adecuados. Era un sábado, tal vez fuera a bailar, o a un encuentro de mujeres creadoras, o a una cita con un admirador secreto. Curiosamente al entrar en el vagón me había olvidado totalmente de los susodichos zapatos hasta que nuevamente tuve que reparar en ellos, su brillo era cautivador, aquella mujer estaba sentada frente a mí. Entonces la imaginación volvió a volar, no pude evitar pensar en su historia. Porque tenía que haber una historia maravillosa detrás. A lo mejor era investigadora social, tal vez estaba haciendo algún tipo de experimento, lo mismo ella me observaba a mí. A lo mejor iba a visitar a sus nietos, o a su marido que estaba ingresado en un centro para enfermos de Alzeimer y aquellos zapatos se los regaló él un día que paseaban juntos por la Gran Vía de Madrid. Ella se quedó prendada de ellos, y al día siguiente él la sorprendió regalándoselos, con la ilusión de volver a verla con esa mirada feliz. Fue un momento mágico, ahora ella quería que él recordara aquel instante vital. O no, tal vez esos zapatos los compró el día anterior, decidió darse un capricho ante los duros días que tenía por delante, una intervención determinante, un nódulo maligno en el pecho izquierdo. Bailaría con sus zapatos nuevos y se cargaría de energía porque nunca se sabe lo que pasará después. Lo que estaba claro es que ella era una mujer que se comía la vida, saboreando cada trocito,  inspirando el olor a hierba recién cortada, a lluvia que se acaba de retirar, sintiendo el calor del abrazo dulce de un niño, o del primer beso de amor. Así caminaba por la vida, segura, feliz, con sus zapatitos brillantes,con su sonrisa eterna.

Pos pandemia. Corazón postraumatizado.

      Hoy, ahora, hace un momento, me dio por hacer limpieza del bolso. Mi bolso es una especie de contenedor de vida, también de objetos pu...