https://anchor.fm/isolina0/episodes/La-venganza-de-Segismunda-y-Gumersinda-epl917
Segismunda y Gumersinda eran dos compañeras de viaje, bueno, digamos mas bien que la vida las llevó a estar juntas durante un período de tiempo. Segismunda era una araña muy maja que se había establecido en una esquina del hospital, situada en un pasillo cercana al mortuorio. la mosca Gumersinda llegó hasta allí en busca de su prima, por lo visto había sufrido graves quemaduras de café con leche muy caliente, Gumersinda que adoraba a su prima decidió no darla por perdida y se fue a buscarla a uno de los hospitales de referencia como era el Hospital La Paz de Madrid. El accidente de la prima había tenido lugar en un domicilio particular situado en Leganés perteneciente a una trabajadora de dicho hospital. Al haber sido causante de dicho accidente Gumersinda confiando en el civismo y la cordura humana consideró que la dueña de la casa habría podido llevar a su prima a la planta cuarta de quemados situada en el edificio de traumatología. Está claro que Gumersinda no era conocedora totalmente de la historia de su prima, así como de lo cojonera que podía llegar a ser. Obviando totalmente la posibilidad de que su prima hubiera ido a parar directamente al cubo de la basura. La cuestión es que tras recorrer todo el hospital y casi esperando una ultima posibilidad de reencuentro con lo que quedara del cuerpo de su familiar, Gumersinda se fue buscando el mortuorio. Simplemente tuvo que seguir a un par de celadores que llevaban una camilla con lo que debía ser un cuerpo inerte, vamos un éxitus, y allí investigar si las moscas también llegaban a hospedarse transitoriamente en las cámaras frigoríficas.
Una vez que llegó al mortuorio se quedó por allí rondando para investigar. Vamos que se echó unos vuelos mosquiles tanteando el territorio y los diferentes accesos. En esos vuelos escuchó una voz procedente de una atareada arañita que mientras tejía y tejía iba recitando una extraña mezcla de "La vida es sueño" y "Hamlet", al parecer Segismunda había sido actriz de teatro y de vez en cuando se metía en el papel de algún personaje para darle sentido a una vida que nada tenía que ver con su sueño de multitudes, escenarios y grandes trajes que cubrieran sus largas y numerosas piernas.
"Ser o no ser, he ahí la cuestión, en esta vida amargada y triste, de altos muros, donde la libertad queda restringida por la más absoluta oscuridad. Qué puede haber más duro que ver una y otra vez el mismo muro. Si tan larga y pesada vida espero, y tengo, que muero porque no muero. A caso no es más feliz una mosca incluso en una vida hostil. No debo pensar que esto es el fin, las cadenas que me amarran salen de mi propia piel. Y si ellos son felices, aunque lleven camillas tristes...¿No debo ser yo un poco mejor y vivir con ilusión? No te amargues querida Segismunda, porque tal vez esto sea un sueño y los sueños, sueños son".
"¡Bravo! ¡Bravo!- Arrancó gritando Gumersinda a la vez que aplaudía emocionada. "¡Fantástico monólogo, Segismunda! ¿Qué haces aquí en vez de estar en un teatro maravilloso recitando algo tan hermoso?..."
Así fue como Segismunda y Gumersinda iniciaron su relación, una deseando actuar y la otra adorando ver esas maravillosas obras que la trasladaran a otros tiempos y otras vidas. Gumersinda le contó a Segismunda toda esa vorágine de idas y venidas por el hospital buscando a su prima, le contó que deseaba establecerse en algún lugar porque se había dado cuenta de que en aquel mortuorio jamás encontraría el cuerpo de su prima, ya que los cuerpos que traían los celadores eran enormes, gigantes, tal vez algún día pudiera ver el cuerpo de la asesina de su prima, sería tal vez lo único que podría traerle algo de paz, en el Hospital La Paz. Segismunda la tranquilizó, e hizo ver a Gumersinda que la mejor venganza sería seguir molestando terriblemente a la susodicha asesina de moscas cojoneras, convenciéndola para esperarla allí, ya que por lo visto era celadora, y en el momento que la viera se pegara a su oreja y la estuviera fastidiando hasta el resto de sus días. Así mismo, y ante la admiración demostrada por Gumersinda hacia la araña Segismunda, ésta le prometió que jamás se la comería, y que podrían convivir juntas en esa esquina hasta que llegara el momento de la venganza.
"Calla, calla, que viene alguien...Voy a seguir tejiendo".
Bibi había llegado al mortuorio con mucho tiempo de antelación. Esperando a que llegaran los celadores para guardar el éxitus hasta que vinieran los de la funeraria, estuvo mirando ensimismada cómo una araña de patas larguísimas tejía increíblemente una telaraña. Se dio cuenta de que una mosca estaba volando por allí cerca. La telaraña estaba maravillosamente elaborada, y se preguntó si sería capaz de atrapar a aquella mosca. Entonces le vino a la cabeza una idea, seguramente si viera esto Isolina tal vez haría uno de sus textos, como aquel de la mosca cojonera en la que un café con leche ardiendo acababa con el dichoso aleuródido, jiji.
Isolina Cerdá Casado