miércoles, 17 de octubre de 2018

La última función de "Groot y los valientes invisibles"


    No había escrito nada en este querido blog sobre la obra de teatro "Groot y los valientes invisibles", y es difícil cerrar del todo una etapa sin haber reflexionado y saber exactamente lo que fue de ella. Esta obra ha sido muy especial para mí, y aunque he escrito cositas que dejaban ese trocito de alma en ellas, necesito contar esto. Todo partió de un problema que muchos niños y niñas padecen, es así, el bullying, es decir el acoso escolar, la burla gratuita, el hacer sentir mal a otra persona... Empezó ahí porque surgió y porque de alguna manera todos los que formamos parte de Tepahi éramos muy conscientes de este tema. Plasmar lo que plasmamos en una obra de teatro con tantos actores no fue algo sencillo, con casi cuarenta actores en escena. Desde las escenas más cotidianas partir hacia un mundo de fantasía, ir hasta el centro del mundo, de ahí realizar un viaje incierto hacia tres zonas del planeta en las que rescatar los mensajes necesarios... 
   Tras las representaciones hemos tenido muchas muestras de agradecimiento, haciéndonos partícipes de que el mensaje llegaba, e incluso de personas que han visto reflejado en escena su calvario y para las que esta obra ha sido una especie de catarsis. La famosa catarsis...

    El resultado ha sido increíble, y como siempre se produjo la maravilla, la que yo denomino magia de Tepahi porque ha sido el resultado de todos, sin dejarme a uno. Escribí el guión, y dirigí el cotarro, pero no hubiera sido posible nada de lo que se obtuvo sin los casi 50 miembros de tepahi, en la obra salieron casi 40, pero en algún momento se ayudó y se contribuyó.

    No hubiera sido lo mismo sin esos minions, sin ese trabajo fabuloso de construcción creativa que ha conseguido que su salida por platea fuera apoteósica y lograra subir la energía del público a cien. La aparición del trovador rapero fue increíble, un hombre que se comía al público, al igual que lo hizo con el personaje de payaso en la obra anterior, diciendo cosas muy importantes. Hizo un trabajo impresionante, nada fácil, pero fue increíble. Su interacción con los minions, esos radiocasettes que la minion china se aventuró a currarse y que encajaron a la perfección en el conjunto de la obra, tanto que fue todo un acierto para su culminación con el más gigante de todos, una radio que ocupaba todo el escenario. 
Actores y actrices, papás, mamás y tíos, ya con unas tablas que nos llevaron a una peluquería, a un taller mecánico y al interior de un hogar cualquiera de Leganés, como se encargó de mostrar la imagen de la rotonda de los cabezones que tan magistralmente había pintado la Capitana América. Irnos de ahí, tras la transformación impulsada por esa necesidad de ayudar a un niño, al centro del mundo. Cuya única escenografía era aquel gigantesco mundo hecho por manos sabias, en las que encajarían al final los mensajes para ayudar al mundo a ser un poquito mejor, y que el acosador cambiara...
   Para África tuvimos un baobah, majestuoso, que estuvo en una casa, la de aquella que hizo aquel maravilloso Olaf, una china que está llena de creatividad, se le cae por los bolsillos. Pero no solo el baobah, la increíble voz de la sacerdotisa, qué valiente, el coro que la arropó, la percusión de dos inuits transformados en africanos, y nuestro Groot, oh, Groot ideado por la voz del "Todo el mundo preparado...el espectáculo va a comenzar". Nuestra querida "freaky", aunque ya sabemos que raritos raritos somos todos un poquito...sí, Thor, es así...¡Benditos raritos!  

    A Groot le dio vida esa persona a la que todos adoramos, la que cuando repartí los papeles para que me dijeran qué estarían dispuestos a hacer y ver qué disponibilidad tenía cada uno escribió: "Yo un personaje sencillo, que ni hable ni respire a ser posible", jijiji...pues le tocó el personaje que iba a ayudarnos a todos, el que cambiaría las mentes, que apenas podía respirar dentro de ese tronco y que no tuvo que hablar porque fue doblado por el rapero.
    Las africanas fueron uno más, siempre estuvo ahí, latiendo el pequeñín del grupo, por eso la que iniciaba el cuento tenía tanta luz, la llevaba dentro y le estuvo danzando toda la obra  en sus adentros. Aprendimos a ser humildes...
Luego nos fuimos al Polo Norte, allí nos esperaba un lago, un iceberg, y un increíblemente creado iglú, los de creatividad se dejaron los sesos y la silicona en aquellas maravillas que hicieron. Lo increíble fue ver a un montón de inuits, y un tambor que consiguió el rapero y que parecía traído directamente de una tribu esquimal, tambor que el verdadero superman de la obra golpeaba con tanta fuerza que hacía tambalear el mísmísimo teatro. Y esos inuits nos cantaron una canción que adaptamos con mucha dificultad tras documentarnos sobre las típicas canciones inuits. Maravilla, fue un trabajo increíble...Aprendimos que hay que tener valor...reconocerlo porque lo tenemos dentro...valor
Después vino China, oh, maravilla. Una pagoda nos llevó directamente hacia la historia de los ancestros contada por la china minion a su amiga. La pagoda que ideó, cosió, preparó y colgó el rapero en su tiempo libre, cuando no rapeaba, ayudado por el que luego fue uno de los nuevos. Los farolillos chinos fueron colgados en la última obra, gracias a esos técnicos maravillosos que se empezaron a mover, bajando barras, subiendo, poniendo luces, creando...grandes piezas para un buen resultado.
Allí, en china, unas cuantas personitas maravillosas se enfundaron en sus trajes y dieron vida a la criatura, algunas vinieron hasta del Polo Norte, un dragón chino espectacular, creado por la actriz que no quería hablar y por la que se desvivió ayudada por muchas personas para encajar cuerpo y cabeza y hacerlo volar,...Allí se produjo el último encuentro de intercambio de piezas entre Groot y el duende verde, ese mago que de puntillas se llevaba al público con su luz mágica...la tiene dentro.
Los superhéroes y superheroínas cumplieron su labor, se curraron sus personajes, indagaron, tanto que se llevaron a los niños con ellos y los hicieron disfrutar...al final los minions se abrieron hueco y se sacaron una radio para bailar todos juntos...

No pude estar en la última representación de mayo, que fue posible gracias a la ayuda de otras piezas importantes, pero en esta me saqué la espinita y lo dimos todo.
Fueron tantos los gestos que valoro de la última representación... 
Como el inuit que dejo su minion para que el nuevo se estrenase, y bailara y saltara y disfrutara... Y ver su cara de felicidad...O en un momento ver a una de las nuevas que tiene fuego en el cuerpo dar un salto de baile en un cambio de escenografía, y enterarme que llegó a bailar break dance con un giro espectacular en el suelo...O que viniera la otra nueva y me dijera que sentía no poder haberlo hecho todo...cuando precisamente había hecho todo lo posible...Supongo que hablar de los nuevos es hablar de la continuidad, de que Tepahi crece, de que hay una nueva obra en el horno, de que nadie es imprescindible pero todos necesarios...
Gracias a todos y todas las que hicieron el esfuerzo por estar, gracias por el atrevimiento, gracias por esa energía y esa entrega...gracias a las personas que se movieron, que llamaron, que fueron y que consiguieron.

Todos los tepahinianos habéis hecho posible que la sensación que ha quedado de esta producción teatral haya sido muy buena, como directora y escritora de "Groot y los valientes invisibles" os agradezco de corazón todo vuestro trabajo y esfuerzo.

    Y ya sabes, no estás solo, rodeado de valientes haremos del mundo un lugar diferente...con humildad y valor, y escuchando a tu corazón...

Isolina Cerdá Casado










1 comentario:

  1. Hola siempre con tus bellas palabras que nunca te olvidas de ninguna persona . Gracia a ti por tú gran implicación, tus enseñanzas eres Grandes .

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