domingo, 8 de octubre de 2017

Del impulso y la ilusión de Tepahi.





    Este viernes Tepahi volvió a las andadas. Dos funciones llenas de público, ilusión y mucha entrega. Estas dos funciones eran de agradecimiento fundamentalmente, las hacíamos gratuitamente para devolver al público de aquel viernes del mes de julio, toda la entrega y el cariño que nos regalaron aquel día, cuando a Sergio se le ocurrió sacar a unos buzos para las transiciones porque el Teatro Egaleo no disponía de telón, cuando tranquilizamos al público con esa conversación maravillosa con aquel hombre del tiempo que nos había jurado y perjurado que no llovería, tal vez aquella conversación fue fruto de nuestra imaginación, como todo lo que fuimos capaces de crear en "El sueño de Sirenita", tanto a nivel escenográfico, como a nivel interpretativo y en la propia caracterización de los personajes marinos. Aquel viernes de julio acabó lloviendo, no solo del cielo cayeron gotas, también nuestros ojos se empaparon. Y todos sentimos que aquello no podía quedar así, porque ver a esos niños y niñas, papás, mamás, abuelos y tíos, amigos, vecinos...todos empapados con el mayor chaparrón que había caído en todo el año en aquel rincón de Leganés fue una sensación indescriptible. Ver cómo se acercaban a nosotros y nos animaban ellos, y nos decían que no pasaba nada, que aunque no había terminado, faltaron apenas veinte minutos de actuación, les había encantado.

    Todos teníamos claro que debíamos volver a hacerla para ellos. Así que nuestras mentes se pusieron a trabajar. Tuvimos la ayuda del Parque infantil "La Sirenita", que ya nos había ayudado generosamente y sin beneficio económico alguno en la venta de las entradas de julio. De este modo los miembros de Tepahi, tanto los que no pudieron actuar en julio, como los que no podrían actuar en septiembre pero sí lo habían hecho en abril y julio, nos pusimos manos a la obra. A pesar de las dificultades, las personales de cada uno, en un grupo de casi cincuenta personas son muchas las situaciones particulares que hay que controlar, como las propias complicaciones a la hora de conseguir un espacio en el que poder devolver aquella entrega. Jesús nos ayudó, en representación del Ayuntamiento de Leganés, los propios técnicos también lo hicieron, y la energía de todos los Tepahinianos que no pudieron estar físicamente pero sí entregaron su corazón, o su pez, o su chaleco, o su furgoneta, o simplemente sus palabras de ánimo. 
Esta foto se realizó entre la función de las 18:30 y la de las 20:00 horas, La obra "El sueño de Sirenita" tenía una duración de una hora aproximadamente. Teníamos apenas media hora entre que salían más de cuatrocientas personas y entraban las otras cuatrocientas y pico, había poco tiempo pero queríamos hacerlo, queríamos animar a Jose Luis en ese proyecto tan bonito: "El reto de Pablo". Uno de nuestros caballitos de mar, Azucena, nos dijo semanas antes que si nos apetecería animar a su primo en un vídeo, ella estaba con todo su corazón entregado en esas palabras maravillosas que los nervios emocionados no impidieron salir y expandirse más allá del escenario del Teatro José Monleón.

    Y todo salió bien, tuvimos la satisfacción de agradecer al público su presencia y sus ánimos, también nos llenó de alegría ver que el codirector de la obra vino a vernos, a pesar de que se estaba tomando un kit kat necesario.

    Y si alguien se pregunta, que con los momentos duros que he pasado como directora y dramaturga de esta obra, si alguien se pregunta como digo qué sentido tiene todo esto, cuál es la razón, porque está claro que económica no es, tal vez el sentido está adentro, en el corazón, en esos momentos creativos, en esos momentos de conciliación y acuerdo, en esos momentos de aprendizaje, en esos momentos en los que ves que una persona saca un personaje que tenía muy adentro y que probablemente jamás habría salido de no haber estado en este viaje Tepahiniano: como el payaso grande que se metía al público en el bolsillo con sus ingeniosas improvisaciones, o el payaso saltarín que le da un tartazo a su amiga pizpireta, o el cangrejo que con su rojo chillón se comió la timidez y la inseguridad inicial y la convirtió en el amigo entrañable que a todos nos gustaría tener, o a una  pirata que fue sacando la voz hasta conseguir que los tentáculos convertidos en pelos del malo malote temblaran emocionados, o una Sirenita capaz de improvisar y seguir disfrutando como lo hacía y así un largo etcétera. El colaborar en esta riqueza espiritual es mi beneficio porque parte de esa riqueza se queda en mi corazón y le da fuerza para seguir caminando. Es un trueque, no hay dinero que pueda arropar al corazón, no hay moneda que consiga darle calor a tu alma, no, la energía no te la da el dinero, viene de dentro, es el impulso, es la ilusión...

Isolina Cerdá Casado



PD.

Al día siguiente, con los huesos rotos de cansancio y hechos polvo nos embarcamos en los talleres gratuitos para niños. 


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