jueves, 24 de agosto de 2017

Inspiración hortelana


Allá, en el fondo de aquella espesura verde se encontraba ella, alma viva. Solo unos ojos limpios de imágenes explosivas, sin la presión temporal de ese morbo horrible que te arrastra hasta vidas ajenas que nada tienen que ver con la tuya, sin ese postureo cansino que parece contagiarse por todos lados, sin querer cuestionar esta propia expresión, solo siendo capaz de mirar a través del verde maravilloso de la naturaleza que te da alimento y te ayuda a mantenerte vivo y lleno de energía. Solo, como digo, la mirada clara podía verla bailar. Sí, allí, o allá, qué más da, estaba un hada de los bosques, no era una una bruja o sí, era un alma libre, era una maravillosa bailarina de la libertad y del entusiasmo. Lo hubiera dado todo por alcanzar el secreto de su sabiduría, y aunque lo intuía, aunque en cierto modo sabía como ser humano que no siempre la respuesta está fuera de uno, quería que se lo contara ella, tenía ese impulso de acercarse, de sentarse con una taza de café en su misma mesa, y hablar largo y tendido de esa extraña sensación suya, de ese vacío, de ese peso.
 En ocasiones basta el planteamiento para empezar a ver más allá. Y es necesario que todo se tambalee, y que del movimiento de placas, del choque brutal, de la destrucción absoluta nazca una nueva montaña, limpia, con los deseos intactos y la capacidad de soñar. Porque cuando uno está demasiado fuera de sí mismo de pronto el espejo te puede devolver a un extraño ser que camina arrastrado por las corrientes. Tienes derecho a volver adentro, a verte como lo que eres, a sentirte. 

    Hoy el hada, o la bruja, te ha visitado y te ha traído un precioso fruto de su huerto. Eres afortunado.
    

Isolina Cerdá Casado

No hay comentarios:

Publicar un comentario

No te olvides

  Era fuerza, es luz. No te olvides de ti misma, de tu energía, de tu magia creativa, de la necesidad expresiva. Porque si no te ahogas, lo ...