Siempre que la veo recuerdo todo lo que pasó, me vienen a la mente esos momentos de incertidumbre cuando se barajaban múltiples opciones acerca de lo que había causado la desaparición de Andrés. El paso del tiempo no ha mitigado su dolor, la expresión de su cara sigue siendo la misma, solo que más relajada, como si ya no fuera posible que ese rostro dulcificado por la aceptación pudiera admitir ninguna otra muestra de dolor, es como si dijera: ya he vivido lo peor que puede vivir una madre. Ahora tiene nietos del otro hijo que le quedó y la vida sigue, cargando con su peculiar mochila, la más pesada de todas. Su hijo no murió, lo asesinaron. Estuvo desaparecido muchas semanas, hasta que su cuerpo surgió del fondo del pantano de Crevillente, roído por los peces, con muestras claras de violencia. Los rumores apuntaban hacia los campos de droga y los guerreros blancos. Nunca se detuvo a ningún culpable. Ahí quedaron su madre, su padre, su hermano, sus primos, en medio de un dolor agudo al que ir acostumbrándose conforme pasaban los años. Ocurrió hace más de veinte años. Su hijo apenas debía tener diecisiete años o menos. Por ahí andan sueltas las personas o persona que le dio una paliza, lo inmovilizó y lo sumergió en las aguas marrones del pantano. La fachada de su casa salió por la televisión. Ahora ya no es verde, la están pintando. Esto sucedió en mi pueblo, al lado de casa, esa fachada la veía yo todos los días al asomarme a la ventana. Ahora ya no vivo allí pero he estado unos días, tal vez por eso se despertaron recuerdos.
Desde mi ventana se veían otras muchas cosas, otros muchos lugares marcados por la tragedia. Recuerdo esa esquina del parque, la que estaba más cerca de la fachada de los tres edificios colindantes, el mío el de enmedio. En esa esquina aparcaba mi coche alguna vez, cuando volvía en fin de semana, fue en la época en la que estaba estudiando en Murcia. Una noche al llegar había una cinta blanca rodeando esa zona, protegiéndola de ser pisada por un coche o por un peatón despistado. Allí había sido donde cayó el cuerpo de la chica que se tiró de la ventana de su casa, de un quinto piso, murió al instante. Muy joven, tal vez dieciséis años, por lo que decían los rumores tenía depresión. Esa huella jamás se borraría en mi mente, los restos de sangre derramada, la cinta blanca. Hoy en día los coches han vuelto a aparcar como si tal cosa.
En la misma calle, unos edificios más abajo, murió un chico, joven también, por un disparo. Dicen que fue un tema de drogas...
...Voy a darle la leche a mi hija que está llorando porque quiere que su mami le dé el desayuno, así que ahí voy, luego sigo...
...Tema de drogas como iba diciendo. Esto ocurrió hace menos tiempo, tal vez cinco años. En la misma calle hay varios sucesos que han marcado mi vida y que me han afectado, por eso de tener una capacidad empática que roza lo enfermizo. Todo puede cambiar en un instante. Un vecino aparentemente normal sufrió una esquizofrenia y lo transformó en un enfermo mental para el resto de su vida, vive en una residencia de por vida, sólo va a casa dos o tres días al año, por las fiestas navideñas. Vivía debajo de casa, los vecinos del primero, en la época de la adolescencia se volvió muy agresivo, hasta que con varias denuncias consiguieron que a través de los Servicios Sociales fuera ingresado en un Centro por una mínima cantidad. Cuando era niña ese chico me defendió en una de mis reyertas callejeras, estaba muy cuerdo entonces, pues así terminó.
Ya sabemos que en la misma calle, mirando hacia dentro de mi ventana, también pasaron muchas cosas duras y difíciles. Cosas de las que de vez en cuando vuelvo a hablar, tal vez porque gracias a escribir sobre ello la expresión de mi cara se suaviza, y consigo abstraerme por unos instantes de mi propia tragedia.
DUERME, MI NIÑA DUERME, YO ESTOY CONTIGO
NO TENGAS MIEDO, PUES YO TE QUIERO
Y AUNQUE TE FUISTE, YO TE VENERO
ERES MI NIÑA Y YO TE QUIERO.
ERAS MUY NIÑA, CUANDO TE FUISTE, YO TE QUERÍA.
LLORÉ MUCHO, LLORÉ SIEMPRE, Y PENSÉ QUÉ PUDE HACER,
PERO DE NADA SIRVIÓ LLORAR PORQUE TÚ NO VOLVISTE
LA TRAGEDIA SE CUMPLIÓ, TÚ DE AQUEL CENTRO NO REGRESASTE JAMÁS.
MAMÁ TAMBIÉN
MAMÁ SE MURIÓ, MAMÁ, MAMÁ
MAMÁ SE MURIÓ, MAMÁ, MAMÁ.
SUPO QUE ESTABA ENFERMA
Y NO DEJÓ DE LUCHAR.
SUPO QUE ERA UN CÁNCER
Y NO DEJÓ DE LUCHAR.
MI MAMÁ MURIÓ
MI MAMÁ NO ESTÁ.
YO CANTO ESTA TRISTEZA
MIRANDO ATRÁS DESDE LA FLAQUEZA.
MI MAMÁ NO ESTÁ
MI MAMÁ MURIÓ.
YO LE CUENTO A MIS HIJOS
QUE ALLÁ EN EL CIELO
VIVE UN ÁNGEL MUY LINDO
QUE NOS PROTEGE Y NOS GUARDA.
ELLA ESTÁ PENDIENTE
ELLA NOS CUIDA Y NOS QUIERE
PERO LO DURO DE ESTO
ES QUE LO HACE DESDE LO ALTO
ALLÁ EN EL CIELO
EN UNA CAMA DE NUBES BLANCAS
Y NO HAY PROXIMIDAD HUMANA
SOLO PUEDES DESEAR SUS BESOS
Y SUS ABRAZOS Y SU CALOR.
MI MAMÁ NO ESTÁ
MI MAMÁ MURIÓ
NO HAY QUE MIRAR AFUERA
EL DOLOR EN CASA ESTÁ.
Bueno, pues me voy a preparar la comida y un poco de mermelada de tomate, el huerto está en plena ebullición y yo suspiro de felicidad, mi marido me quiere, mis hijos inventan historias, y mientras cocino inventaré el cuento que tengo que contar mañana.
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