martes, 30 de abril de 2013

Grucología


Grucología

    No importa la palabra, me gustaba su sonoridad aunque no tenga significado conocido alguno. Quédate quieta una vez más. Cierra los ojos. Recibe un beso en la mejilla. Ahí te va. Por más que lo estoy intentando esta vez ha podido la negativa, la puerta cerrada, la llave echada, los ojos tristones. La cama como único reducto positivo, tapada hasta las orejas, sin sentido aparente, queriendo desaparecer del tiempo presente, del hoy y del ahora. Me duele, me duele la tripa, los ojos, las piernas, la rodilla izquierda y el oído derecho. Me duelen las entrañas. Me veo como un huevo roto al que se le está esparciendo la clara, cuya yema está en peligro de evacuación, mientras que su cáscara está llena de caca de gallina. Qué cosas tiene la visión de sobremesa en una día grisáceo y vientudo.

Isolina Cerdá Casado

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