-¿Qué te pasa, pequeña? -Que tengo miedo. -No sé por qué tienes miedo, mi niña. Yo estoy aquí contigo, y nadie te va a hacer ningún daño. -Sí, pero esos niños también estaban tranquilos, y de pronto un día no volvieron a ver a su mamá, y siempre salen en la tele sus fotos. -Sí, tienes razón, algo les pasó pero no te preocupes, aparecerán, ya lo verás.
Por dios, que aparezcan vivos, por dios que aparezcan vivos y no tenga que explicar nada más brusco y oscuro.
-¿Qué ocurre, mi niño? -Que tengo miedo. -No sé por qué tienes que tener miedo. Yo estoy aquí contigo, y nadie te va a hacer ningún daño. -Sí, pero por qué esos policías le pegan a esos chicos, por qué tienen que sangrar, para qué llevan las porras y les pegan en las piernas si esos señores, chicas y chicos, sólo están pidiendo cosas que les falta. -Porque no siempre funcionan las cosas como a uno le gustaría.
-Pero mamá, y si a mí esos policías me pegan y los ladrones nos quitan la casa, entonces quién nos va a ayudar. -Tu papá y tu mamá, siempre estaremos ahí. -He tenido una pesadilla. -No es nada, solo era una pesadilla. -No podíamos salir a la calle porque estaba llena de monstruos.
Por dios, que los políticos se recorten así mismos a la vez que nos empatronan, y dejen de excusarse en la necesidad del bienestar general mirando sólo qué recortar de los que tratamos de "tirar palante" a pesar de ir para atrás.
-¿Qué ocurre hija? -Que tengo miedo. -No sé por qué tienes que tener miedo. Yo estoy aquí contigo, y nadie te va a hacer ningún daño. -Sí, pero ¿qué va a pasar si papá se queda sin trabajo y ya no podemos pagar la letra del piso? -Eso no va a ocurrir. -Pero papá ha dicho que ese señor de la reforma va a conseguir que todos los que tienen un buen trabajo dejen de tenerlo. ¿Gracias a eso nuestro amigo encontrará trabajo? ¿podrá entonces ayudarnos él a nosotros subiendo tapers de fabada? -Hija, todo se arreglará ya verás, papá no se va a quedar sin trabajo. -No puedo dormir, he soñado que no me podías dar mi vaso de leche, como les pasa a esos niños pobres de los que siempre me hablas para no tirar ni un poquito. -Duerme tranquila, papá y mamá no van a dejar que pases hambre, ni frío.
Por dios, que sea verdad lo que dicen los que han implantado esta reforma, que no se va a destruir empleo sino que se va a crear, que lo que dicen los sindicatos y la oposición no sea verdad, que no sean los padres despedidos y los hijos empleados por mucho menos dinero y en peores condiciones, que no se reduzca el paro a costa de contratar a tres por el mismo dinero que uno. ¿Pero por qué ellos no se aplican el cuento y despiden a los cargos políticos que tienen que tirar de consejeros para dar pie con bola, con lo que son tres, porque hay que contar también al consejero del consejero, los que desempeñan el trabajo que podría desempeñar un político con la formación suficiente?
Por dios, por dios, que no me vea igual que mi vecino, que lleva más de tres años parado, y ya anda negociando con el banco un aplazamiento de la hipoteca después de haber sido ayudado por todos los que le podían ayudar con dinero para no llegar a este punto, siempre esperanzado en que llegara el trabajo que tras tres años de crisis en la construcción no llega, y su moral está tan baja que ni si quiera espera que llegue.
Por dios, por dios, que no deje de tener argumentos para responder con firmeza a los miedos de mis hijos, que mi miedo no se haga tan grande que sea imposible camuflarlo ante estas criaturitas que apenas saben nada de lo que ocurre en el mundo pero que no pasan por alto las imágenes que ven en las noticias.
Por dios, por dios, que me quede como estoy. Aunque ese miedo atroz que nos acecha a todos está ahí, incipiente, acosador, porque las desgracias están tan cerca que va a ser difícil que no nos afecte. Valor.
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