Domingo. Un objeto de inspiración, bueno
dos: Las flores y el váter..
Queridas mías, cuánto
tiempo llenando de luz y esperanza mi vida, bueno, de color, de colores.
-“¿Qué quieres tú ahora? Ya te he dicho que no te tocaba
hoy. Así que deja que siga con el artículo, ¿de acuerdo? Otro día ya veremos.”
Siempre iba hasta vosotras de una u otra
manera, atraída por esa belleza linda que transmitís con solo teneros cerca. Y
ya llevamos varios días primaverales, este es el segundo literal, quiero decir
el segundo día en el que la primavera parece acariciarnos. Y ahí estáis,
adornando ya mi jardinera. Tú geranio, sí hablo de ti, esos pétalos rosados que
contrastan con el azul clarito de un cielo despejado.
-“¿Pero qué te pasa? Vete a tu cuarto ahora mismo. Ya te he
dicho que no puedo hablar de ti. ¿A quién crees que le interesas más allá de
tus funciones? Vale, sí, funciones básicas, pero son demasiado escatológicas.”
Y encima vienes
hoy, detrás todo el día, justo cuando quiero hablar de ellas, preciosas, finas
y delicadas flores. Ellas que siempre han estado conmigo en gratos momentos y
no tan gratos. Las flores siempre fueron sinónimo de belleza regalada, belleza
iluminada, son los grandes detalles a los que todos recurrimos. El día de la
madre: una flor, dos orquídeas se agolpan en la mesa de mi comedor, con otros
tantos montones de cosas, y están ahí desde el día de la madre del año pasado. El
nacimiento de un niño: un bonito ramo para la mamá que ha dado a luz a una
nueva criaturita, los pasillos de los hospitales acogen los muchos ramitos que
no pueden estar en la habitación porque puede ser excesivo para el ambiente
hospitalario. Un cumpleaños: mi cuñado le regaló a su mujer, mi cuñada, un
precioso ramo de sus flores preferidas. Son gestos llenos de amor, en realidad
las flores sólo están acompañando al gesto.
-“Pero vamos a ver, ¿crees que me está haciendo gracia
tenerte aquí al lado? ¿Te imaginas lo que ocurriría en el caso de que mi hijo
se fuera al baño a hacer caca y no te encontrara allí? Porque aunque no te
guste tú tienes esa función, y perdona pero no eres objeto de inspiración,
porque todo lo que tiene que ver con, con…vamos…las funciones más básicas de
todas…no inspiran textos. Sí, tengo que
reconocer que te tengo empatía, por supuesto, y pobre de mí si no te visitara
al menos cinco veces al día o lo hiciera con demasiada frecuencia. Depende de
para qué, para lo uno por lo menos cuatro o cinco veces semanales, si no estaría
sufriendo un molesto cuadro de estreñimiento; pero en el caso de que fuera
demasiadas veces a hacer pis tal vez estaría con una infección renal en sus
fases primigenias. Yo, vale, perdona, tal vez me he precipitado al decirte que
no puedes ser un objeto de inspiración, estaba demasiado alterada. No debería
haberte hablado así, cuando tú siempre has estado en esos momentos terribles,
recuerdo aquella evacuación, o cuando mi marido… ¡Por dios, qué asco! ¿Lo ves
ahora por qué no debes serlo? Esos momentos deben quedan para la intimidad de
nuestro hogar, de nuestra familia y no se debería hablar de ello, no es bonito,
¡no huele bien!”
Las flores siempre
se han asociado a los bonitos momentos, momentos memorables de nuestra vida. Perdonadme
chicas, pero también he de hacer referencia a esa otra faceta vuestra, eso sí,
sin duda estoy influida por la presencia de esta taza de váter aquí, a mi lado,
pero en realidad el lado negativo también está en vosotras; el terrible paso del tiempo al que hacía
alusión el domingo pasado. Recordad el olor a terrible podredumbre cuando
pasados muchos días en un jarrón a alguien se le ocurre echar una olfateadita. Y también deciros, que en
una época de mi vida, de visitas excesivas al cementerio, llegué a aborreceros,
os empecé a asociar con el final, con la muerte, con las despedidas forzosas. No
podía entrar sin sufrir arcadas internas en las floristerías más sofisticadas
de mi pueblo; apenas hay dos, la verdad, y no sabría decir cuál de las dos es más
sofisticada que la otra.
-“Ya lo has logrado, ¿has visto? He pasado de hablar de la
belleza de las flores a su parte más podrida
y malograda. ¡Es por tu influencia! ¡Lárgate de la cocina ahora mismo! Te vas
al cuarto de baño inmediatamente, porque como a la de tres no te largues te
quedas sin tu ración diaria de lejía y estropajo, y del ambientador ese que
tanto te gusta. ¡Uno, dos………y tres!”
Pues eso, que tan
bonitas son las flores como de necesarios los váteres.
Isolina Cerdá
Casado
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