martes, 30 de abril de 2013

Lo escribí el 28-1-2001 Mucho dolor


Yo sé que nada es casual, en el fondo lo sé, sé que si estoy aquí es por alguna razón. Sigo sabiendo y teniendo la certeza de que lo mío es la expresión, es el expresarme y contar historias, es el contar con la palabra y con los gestos. Sé que quiero y necesito gritar fuerte, muy fuerte para que me oigan los que ya se fueron definitivamente.
    Sé que para todo se tienen que dar las circunstancias y las condiciones adecuadas, que todo depende de nuestra capacidad, volundad y circunstancias.
    Poco a poco todo confluirá y yo podré por fin sacar lo que late por salir afuera. Entonces seré algo más feliz, pero en ese "entonces" habrán nuevas ausencias que llorar en silencio.
    Todo está dentro de nosotros, de nuestra compleja mente que nos dice y nos marca un sentimiento de base. Somos capaces de controlar ese aparato complejo y gobernar nuestra vida. Lo complicado y difícil no es ser el presidente de la nación, el verdadero reto es serlo de tu propia vida. Estoy preparándome para ser algún día una buena dirigente, una honrada presidenta, una sensible pero fuerte a la vez mujer de gobierno. Pero el camino no es nada fácil, la tonalidad de los acontecimientos que suceden a nuestro alrededor la pone nuestra mente. Hay ocasiones en las que un mismo hecho produce una reacción diferente, dependiendo del momento y de los estados interiores.
    Claro que este es el caso de los hechos cotidianos, los cambiantes estados que se producen sin depender excesivamente de un hecho externo. Hay que fortalecerse, llenarse de valor y a lo sumo asentir ante lo que ocurre y susurrar como en voz baja la recurrente frase: es que la vida es así. Aunque esa evidencia que todos compartimos no nos quite ningún peso de encima.
    Pero cuando las circunstancias se complican y te hacen demasiado difícil el caminar entonces...entonces es la pura lucha por la superviviencia la que nos da fuerz para no dejarnos hundir por el ánimo agonizante.
    La naturaleza es tan sabia que siempre nos deja un último resquicio de oxígeno para seguir respirando. Y se encuentra la forma de superar el vache más produndo. Dicen que lo que no mata engorda, y es cierto, lo que no acaba con nosotros nos hace un poco más fuertes, más ricos por dentro.
   
    Hay un ojito que no le responde, y no deja ni un momento de liberar lágrimas, se deslizan por su mejilla hasta que se da cuenta de que el ojo le llora. Entonces coge su pañuelo bordado con punto de cristo crucificado y se acaricia con él para que se lleve el llanto superficial. En otro momento, apenas un instante más tarde, llora por dentro y las lágrimas caen empujadas por la tristeza. Entonces los dos ojos lloran de verdad, al unísono. Piensa que la vida es demasiado dura, pero está segura de que si estuviera en su mano volver a caminar de nuevo por su vida, desde los inicios, volvería a hacer lo mismo. Y no importa la miseria, no importa aquella muerte inesperada, no importan las células sin sueño...ella abriría de nuevo la puerta y saldría a caminar por el mundo.

    Cada vez soy más rica por dentro, los bolsillos están vacíos pero mi alma está llena de dolor, dolor del bueno, del caro. ¿Hay alguien interesado en comprar dolor de segunda mano? Bueno, no lo vendo, me ha costado mucho acumularlo dentro de mí. El dolor de segunda mano no duele tanto pero tampoco enriquece.

    Es obvio que no me puedo alejar de mi realidad, de mi momento, y no me importa compartirlo abiertamente con gente anónima, es uno de esos momentos en los que la fuerza vital se impone como último reducto ante la tristeza.

    A nadie le importa, nadie quiere saberlo. Es cierto. Pero yo, mi yo aturdido y confuso, mi yo espiritual, mi yo más bello quiere contarlo. Que la vida no es un camino de rosas, de dulces de membrillo y de amantes esquizofrénicos en medio de un mar azul. No, la vida no es un canto de Manolito, ni un baile cuerpo a cuerpo, pecho a pecho, miembro a miembro.

    La vida es como un chiste que no pillaste a la primera, o como el recuerdo de un antiguo amor que quedó suspendido en el tiempo. La vida es dura, mi cielo, es lo menos delicado y lo más maravilloso que existe, es un compendio, una suma, un bis a bis de todo y nada.

Isolina Cerdá Casado

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