Pues ya está, todo listo. Que sí, que lo voy a hacer, apenas van a ser quince minutos, ¿crees que no tengo nada que contar en ese tiempo? Mira, lo de la carta a Cruz Roja no salió adelante, la escribí, sí, pero no hubo respuesta. Les dije todo lo que pasaba, la situación agobiante de mis vecinos, el humo ambientando la cocina, la mujer sentada delante de una taza de café negro como la oscuridad, que tanto temor produce en mi hija. Ella precisamente ha comentado a raíz de ver uno de los dibujos de mi hijo, que yo soy una madre que lleva la batuta, y encima me hizo sonriente, eso quiere decir que tus hijos te ven feliz, no quise contradecirle me gustó la idea. Se lo dijo una psicóloga infantil que por lo visto analizó algún dibujo de su niña. Dice que a ella no la dibujaba sonriendo. El caso es que se lo conté todo, bueno, no sé muy bien a quién narices iba dirigida la carta, el correo, fue una dirección de correo electrónico que encontré en google, en uno de mis impulsos por ayudarles. Todo a raíz de un programa que vi por la televisión en el que repartían cajas de comida a gente que lo necesitaba. Y pensé en ellos, tal vez sería importante para paliar mejor esta situación crítica. Esta pobre lo ve todo más negro que el peor de los monstruos. Pues como yo muchas veces, o cualquiera, la verdad.
Ayer fue el cumpleaños de mi madre. Al final siempre acabo en el tema recurrente. Ella siempre ella. Me he dado cuenta, nadie querrá volver a leer un texto mío porque ya sabrá de antemano de lo que voy a hablar. De lo especial que era para mí, de su carácter, de su energía...bla bla bla. Pues claro, es normal, estamos en otoño, época de depresiones inminentes y pensamientos turbulentos, hojas caídas, fríos paralizadores para los que no estábamos preparados. Pues normal que a una se le caiga el moco como si tal cosa y apenas se dé cuenta que es una consecuencia imprevisible y normal del tiempo. Todo se arregla con una bufanda alrededor del cuello y unas pastillas de cariño humano. Hale, venga, ¿o ale, venga? Pues eso, que ya está, a dejar de llorar ya que la cosa está jodida para muchos. Y tú no te libras, aunque hayas empezado a dar patadas en el aire y a formar figuras con los brazos para conseguir una respiración más sana y desarrollada. Abdominal va, abdominal viene...Y yo que parece que tengo cien años, camino con unas agujetas terribles por todo el cuerpo, solo porque me estoy moviendo un poco.
Pues con esto y un bizcocho...joder...no debería acabar aquí, cinco minutos más para decir que es un horror que puedan estar cayendo bombas y misiles en una ciudad así de sopetón, franja de Gaza, que un autobús salte por los aires, en alguna ciudad de Israel, que mueran más y más niños por la metralla esparcida y el destrozo de las bombas, y no pasa nada, todo sigue adelante, alguien informa, y yo desde mi sofá veo como unos niños gritan su derecho a vivir en paz y armonía. Joder, qué putada de mundo...y pronto en navidad...uff.
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