miércoles, 15 de enero de 2014

Para el Caballero, Jesús.

    Había una vez un caballero que estaba sentado en la punta más alta de una montaña, llegó hasta él un príncipe que quería saber el sentido de la vida y andaba buscándolo por bosques y por montañas, ya que decía estar desengañado de los determinismos de la vida en las ciudades.
    El príncipe quiso saber lo que aquel caballero pensaba a ese respecto, puesto que vio en él cierta envidiable intensidad en su felicidad, y éste le respondió:
    "Verás, príncipe, yo he atravesado una gran tormenta, me enfrenté al peor de los enemigos, un traidor que me atacó por sorpresa y desde dentro. Cada mañana me levanto agradecido porque vencí al peor de los monstruos, vengo corriendo hasta este punto de la montaña, respiro profundamente y miro hacia el horizonte, y elijo el cachito de tierra que descubriré en mi próximo viaje. Y siento que todavía hay muchos trozos de mundo por explorar, por sentir, por vivir.
    Ese es el sentido: Tener razones para seguir. En mi caso nuevos pedazos de mundo hasta los que llegar."

Isolina Cerdá Casado

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