martes, 7 de enero de 2014

Hasta siempre querida Paty, jamás te olvidaremos, jamás.


    Ha ocurrido esta misma noche, el siete de enero aunque escribo la madrugada del ocho por la grandísima pena que hace brotar un río de lágrimas incontenibles de mis ojos y soy incapaz de dormir. Llevaba un período de tiempo comportándose algo distinta, temblorosa en ocasiones, demandando más proximidad física de la habitual, pero nunca podíamos imaginar que estaba tan malita. Hoy, cuando la sacamos a pasear tuvo un comportamiento verdaderamente inusual, no se separaba de Agus, ni si quiera para ir a hacer pis; a lo largo del día había estado muy apagada, se lo dije a mi marido. Al volver del paseo, a eso de las ocho y diez de la tarde, decidió llevarla a la clínica veterinaria, porque se dio cuenta de que algo no iba bien. Desde la clínica me llamaron, mi marido y mi hijo de siete años, Cristian había ido con él. La analítica de sangre no pintaba nada bien, y los resultados de la eco posterior confirmaron los malos augurios, Paty tenía cáncer, en un estado muy avanzado, en el bazo y el hígado, y con manchas por todas partes. Estaba sufriendo, mucho, no tenía remedio, no era operable pero sí se podía poner fin al sufrimiento. Mi hijo, el valiente, fuerte e increíble Cristian, estaba presente. Él y su padre estuvieron acompañando a Paty en ese final, cuando mi hijo le dio un beso de despedida, ella se lo devolvió con un lametazo. Fue tan grande el dolor que mi marido no se sintió con la fortaleza suficiente de traerla a casa muerta para que le diéramos un entierro, sintió que le fallaban las fuerzas.
    Mi hija Lara, cuando le dije que Paty estaba muy malita, y que la iban a dormir, comenzó a llorar, sin saber que había muerto en realidad, no le dije nada explícitamente pero me vio llorar. Al llegar Agus y Cristian, cuando supo que Paty había muerto, comenzó a llorar, con una pena dolorosa que nunca había visto en ese cuerpecito de cinco años. Antes de que ellos llegaran comencé a tener un dolor intenso en el pecho, y tuve miedo, era el dolor de siempre pero me imaginé que si Paty había estado aparentemente bien y sin embargo tenía un cáncer, por qué yo no lo podía tener. Mi hipocondría se extendió hasta grados impensables. Me imaginé en el mismo estado que nuestra pobre perrita, y escuchando el dolor de mi hija al saber que Paty se había ido, me puse en su lugar en el hipotético caso de que a mí me pasara algo. Nunca se sabe, la verdad, en esta vida ningún minuto posterior al presente está asegurado.
    

   Nuestra querida Paty era especial. Lo eras, sí. Todo el mundo que te conocía decía lo mismo de ti, que eras la perrita más buena que habían conocido. Y era cierto. Incluso Piedad, que alardeaba de que tenía una fobia exacerbada a los perros, te quería y te dejaba que te acercaras a ella, porque decía que tú sabías que a ella no le gustaban los perros y te acercabas con sigilo y delicadeza hasta sus pies. Estuviste con nosotros mucho tiempo, así que lo has vivido prácticamente todo hasta este momento, y a partir de aquí siempre estarás con nosotros porque tu huella es imborrable. Yo nunca te había oído ladrar hasta el primer día que salimos con Cristian recién llegado a casa, apenas unos días, a dar un paseo por el parque. Recuerdo que se acercó otro perro, y te pusiste como loca, algo viste que no te gustó. Estabas protegiendo al dueño de aquel pañal que oliste con curiosidad antes de que te lo presentásemos. Como estuviste viviendo unos añitos sola con Agus, tuvimos nuestros momentos de adaptación cuando me vine a vivir a Madrid, imagino que tenías que asegurarte de que yo era una buena candidata para tu noble dueño. ¡Cómo lo obedecías! A mí al final también, claro, aunque me rompiste unos cuantos bajos de pantalón antes. ¿Te acuerdas? 
    Esta noche hemos llorado mucho Paty; Agus, Cristian, Lara y yo, y también Javi y Piedad, y también Marga, ellos se ocupaban de ti cuando nosotros nos íbamos a Galicia, y en alguna que otra escapada. Ellos te trataron muy bien. ¿Te acuerdas cuantas cositas te compraban cuando eras más pequeña y estaban mejor económicamente? Montones de chuches especiales para perritos incluso juguetes. Pero mañana, mañana te puedo asegurar que mucha gente va a soltar unas cuantas lágrimas de verdadera pena, porque tú, siendo como eras, tan noble, tan buena, nada conflictiva, lograste enamorar hasta las personas menos atraídas por la fauna perruna. Me viene a la cabeza Mariví, siempre te daba algún trocito de carne rica cuando coincidíamos en la parcela, eso sólo lo podías conseguir tú. Se pondrán muy tristes todos los primos de Cristian y Lara: Álvaro, Adrián y Marta. También las primas de Crevillente, con las que hemos estado estas navidades, que te manosearon todos lo que quisieron, tú les dejabas, siempre dejaste a los niños que se acercaran a ti. Y siempre con tu carita bondadosa y tu mirada triste y profunda.
    Tú, mi querida Paty, no eres sangre de mi sangre, ni mi prima lejana, ni política, ni mi hermanastra, eres nuestra perrita querida, eres más que cualquier relación parental o parentesca, eres la criatura más hermosa que nos ha acompañado en estos años, de dureza, de dolor, de alegrías, de emociones, de luchas. Siempre nos mirabas con la misma cara dispuesta a entregarte a nosotros, a hacer lo que te pidiéramos. ¿Te acuerdas? Cuantas veces tuviste que mostrar todo lo que sabías hacer. Seguro que estarías hasta el moño. "Venga, allá vamos. Sí, ¿quieres patita? ¿me siento? ¿me tumbo? ¿acierto en qué mano está la comida? ¿te doy un beso? ¿corro a por el palito y te lo traigo? Lo que quieras yo te hago." Siempre fiel a tu dueño. Era verlo y ponerte como loca, dar vueltas, hacerte pis de emoción. Va a necesitar mucho apoyo, Agus te quería con locura. También te ponías así de loca con Alfredo, ¿te acuerdas? Tal vez por el tono de voz, que  era muy parecido al de Agus, o porque Alfredo es muy majo y los perros sois muy listos, y tú eras la más lista.O porque los perros no olvidan, y tú jamás olvidaste que él te rescató de aquella residencia canina en la que te dejamos la primera vez, cuando nos fuimos de vacaciones y no podíamos llevarte. Él nos aconsejó que no te dejáramos nunca más allí, que salías deprimida perdida, y así lo hicimos. Eso es algo que tú sabías y que por eso le estabas eternamente agradecida, lo sé. 


    Siempre estabas alerta, ¿verdad? Bueno, para ti tal vez es normal, pero yo siempre admiraba tu reacción porque a los segundos había un cambio, alguien llegaba, tocaban a la puerta. Fuiste mamá de dos camadas. Hay hijos tuyos repartidos por el mundo. Bueno, un hijo tuyo, Casper, murió hace unos meses. Algo también muy triste, mi prima decía que otra estrella se había ido al cielo, junto con su madre, su abuelo, sus tíos, mi madre era tía suya.
    Mi padre también llorará, ¿te acuerdas cómo se empeñaba en sacarte a la calle todas las mañanas y las tardes cada vez que nos visitaba? Por su operación de cadera a mí me daba miedo que te sacara, por si lo tirabas, jamás se cayó paseando contigo, eras tan lista que estoy segura de que ibas con más cautela que él mismo.

    Victoria también te quería mucho, siempre que ibas a su casa te daba unas galletas prohibitivas, y cuando estábamos en los cumpleaños celebrándolos en la parcela te ibas a su lado, siempre te caía algún huesecillo con mucha chicha. Por no hablar de toda la gente de la calle que en algún momento se cruzó contigo, conquistabas a todos querida, preciosa, linda.
    No puedo creer que ayer te fueras. Salieras de nuestras vidas sin hacer ruido, sin ladrar, sigilosa, con una enfermedad que te comía por dentro y sin embargo no mostrabas por fuera. Ni una queja, cierto malestar en el viaje a Alicante que atribuimos a que te pudiste marear en el camino. 
    La veterinaria ha dicho que los perros son como las personas, tienen enfermedades, y en este caso, no se podía haber hecho nada, ni cirugía, ni tampoco prevención, un cáncer le puede salir a cualquiera. Espero que donde quiera que esté tu alma vaya abrigada con una cazadora blanca, se ponga un sombrero para protegerse del sol, una corbata cuando quiera parecer más masculina y que se tome una cerveza de vez en cuando y brinde por nosotros, porque nosotros nunca te vamos a olvidar.
    Te queremos Paty, siempre te vamos a llevar en nuestros corazones, siempre serás nuestra perrita querida. 

Con todo el dolor y el amor,

Isolina Cerdá Casado


4 comentarios:

  1. Hacía mucho que no lloraba tanto.... cuánto vamos a echarla de menos Soli...

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Sí, es muy triste, mucho. Todos estamos con mucho dolor en el cuerpo y en el alma, es como si una parte de nosotros se hubiera ido, no lo podemos creer. Sé que con el tiempo lograremos vivir con su recuerdo, pero no hemos tenido tiempo de hacernos ni si quiera a la idea. Y cuando los vemos a ellos llorando, a Cristian y a Lara, uf, es más doloroso si cabe. Ayer Lara gritaba, con un llanto de dolor que más parecía de una persona mayor, en fin, tú sabes lo que se les quiere. Muchas gracias Jade, de verdad. Un besote para ti y para Carlos.

      Eliminar
  2. Querida amiga, siento muchísimo el dolor que estáis pasando toda la familia en estos momentos, la verdad es que la compañía de vuestra noble Paty se debe echar muchísimo de menos, dale muchos ánimos a tus niños, a ellos les costará entender por qué se ha ido tan pronto y tan de repente, sin ponerse malita ni nada, y sobretodo a Agus, que tanto la quería, bueno igual que todos, porque al final era una más de la familia.
    Muchos besos y abrazos para todos. Tu amiga que te quiere, Mª Jesús.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muchas gracias María Jesús, gracias por tus entrañables palabras, sé que sabes por lo que estamos pasando, no sabía lo de Pancho, y me emocionas. Un beso muy fuerte para vosotros también. Yo también te quiero, cómo echo de menos esos cafés terapéuticos, muchísimo, es el gran coste de la distancia, pero gracias a las nuevas tecnologías fíjate lo que se puede compartir. En fin guapa, que me vendría muy bien que estuvieras más cerca, pero la vida tiene estas cosas. Un beso grande!!

      Eliminar

Semanal 1: Clic

Vamos, empieza ya, escribe, sobre lo que sea, oblígate, siéntate y dedica un tiempo a la escritura. Sabes que hubo un tiempo en el que la es...