Robusto, fuerte, lleno de pasión, siempre encendido,... ¿De qué hablas? Pensaba en una gamba arrocera. Ah, creía que te referías a tu marido. Pero, ¿robusta, fuerte, llena de pasión, siempre encendida?¿una gamba? ¡Qué dices! No, no, no, quería decir cangrejo, eso, cangrejo arrocero. Pero, ¿robusto, fuerte? ¿Un pequeño cangrejillo? Ay, déjame, escribo como quiero. Ahora mismo es en lo que estoy. ¿Estás cocinando o pescando?
Estoy tratando de pescar el ánimo para ponerme a cocinar la paella que dentro de unas horas nos comeremos. Ay que ver, vaya ganas de ponerse a un asunto como ese a estas horas de la mañana. ¿Qué te ha dado para estar en estos menesteres un sábado por la mañana? Pues nada, me dio un ataque, tuve un hijo, luego me dio otro ataque, y tuve una hija, antes de eso me dio un ataque mayor, y tuve un hombre que es el causante de los posteriores ataques. Y ahora no me queda más remedio que cocinar para estas criaturas, pero no solo eso, me tengo que poner con otras historias menos agradables, tipo: quita polvos, lava montañas imposibles de ropa, cuenta cuentos, sonríe, planifica... Pues no sé qué decirte. ¿Por qué no te vacunaste para prevenir esos ataques? Es por la felicidad, vamos que yo quería ser feliz, tener ataques, maridos, trabajo, casa, coche,...etc. Vamos lo típico a lo que una persona debe aspirar. Aunque ahora sinceramente no sé si debería haber aspirado a tener una simple bicicleta como máximo, como mucho la hubiera tenido que llevar al taller para reparar algún pinchacillo, pero no tendría que vérmelas con un cangrejo arrocero para darles de comer a estos duendecillos atacantes. Pero, vamos a ver, ¿ataques de qué? Pues me dan ataques de todo tipo: ataques de histeria, ataques de risa, ataques de prisa, ataques de agobio, ataques de desesperación, ataques sin sentido, ataques de madre frustrada que se asoma a la ventana de su casa para respirar y tomar aire.
¡Ahhh! Pobrecilla, cómo te entiendo. ¿Y eso? Pues porque yo ahora mismo acabo de tener un ataque de esos, me he asomado a la ventana y me ha caído un chaparrón que me he tenido que enrollar una toalla a la cabeza para que el pijama no se me mojara del todo. Yo tengo un ataque, de esos que tú dices, metido en la cuna, es precioso, lindo, lindo. ¿Y si te digo que en el fondo me encanta tener estos ataques? Y si te digo que a mí también me encantan, ¿cómo te quedas? Pues que estamos tontas perdidas. En el fondo sabemos que si no tuviéramos hijos no tendríamos tantos ataques. Pues sí, aunque seguramente tendríamos sobrinos que también nos producirían ataques y para los cuales también tendríamos que vérnoslas con unos cuantos cangrejos arroceros.
¿Estás mejor? Bueno, un poco sí, gracias al teclado me he liberado un poco del estrés matutino de un sábado nublado sin aparentemente ninguna presión.
Isolina Cerdá Casado.
sábado, 19 de octubre de 2013
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Semanal 1: Clic
Vamos, empieza ya, escribe, sobre lo que sea, oblígate, siéntate y dedica un tiempo a la escritura. Sabes que hubo un tiempo en el que la es...

-
Todo comenzó aquel día, una tarde cualquiera, me metí en un baño de un gran centro comercial, mi hija esperaba fuera frente al espejo arregl...
-
Abra-zos, abra-zame, abra- la puerta y permítase soñar, abra- la mente, abra- su casa y siéntase feliz en ella. Vístase, compleméntese, reg...
No hay comentarios:
Publicar un comentario