viernes, 18 de octubre de 2013

Duendes.

Rojo pasión...

    Qué imagen tan bonita me ofrecen estos granos de granada. Ahora mismo me estoy comiendo grano a grano esa intensidad de color, introduzco en mi cuerpo este tesoro de la naturaleza. Un solo grano no te atrapa de la misma manera en la ensoñación en la que me encuentro, pero es tan importante como el resto. La muestra de la naturaleza feliz y viva. Hoy algo me ha pasado en la noche oscura, algo me alteraba, algo me inquietaba, no me sentía cien por cien relajada, y desde las seis de la mañana he estado dando vueltas en la cama, como si estuviera llena de incómodos bultos que no me dejaban encontrar la postura necesaria para volver a conciliar el sueño. Era precisamente el sueño creativo el que no me dejaba caer en el sueño reparador. La vida es tan corta, pasa tan rápido, que no emplearse en los sueños es sinónimo de pérdida de descubrimientos de tesoros ocultos. Antes de que llegue ese momento, ese en el que ya no tengas el impulso de moverte, hay que lanzarse a bailar con los duendes, hay que dejarse sentir, acariciar el camino que lleva hasta lo más profundo del alma creativa.

Isolina Cerdá Casado

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