Yo soy vuestra madre, queridos hijos, tal vez algún día desesperados busquéis un resto de mí, aquí quedó, impresas las palabras, inmortalizadas las emociones. Os quiero tanto, tanto, que aunque mi cuerpo físico sea roído por esos pobres alargados mi alma se instalará en una de las estrellas fugaces que no consigo ver desde hace años y allí me quedaré viéndoos y enviándoos mi cariño y mi fuerza. ¿Por qué narices escribo esto hoy? Pues porque me ha vuelto a atacar el miedo, ayer murió Concha García Campoy, una periodista fantástica a la que daba gusto ver trabajar. Y nuevamente lo piensas, sientes el miedo porque te das cuenta de que es muy fácil que de pronto la vida dé un vuelco de esa trascendencia, y de que ahí acabe todo, y en lo primero que piensas en un supuesto como este es en tus hijos, en vosotros, en mis duendecillos preciosos, en ese gran sentido que le dais a mi vida. Y me digo: "claro que puede pasar, estas cosas pasan". Hace dos días murieron nueve personas en un accidente de autobús en Ávila, los accidente pasan, pasan demasiado a menudo.
Y en todo esto, en medio de este miedo a lo que nos deparará el futuro, están vuestras risas, vuestro cariño, vuestros abrazos incondicionales. No os podemos querer más, vuestro papá y vuestra mamá. Ayer tú, mi princesa, a la vez que te tenía en mis bracitos después de cenar bajo las estrellas, me decías que me querías más de lo que te quiero yo, y yo te dije: "no, yo, cuando eras una judiíta, chiquitita, chiquitita, ya te quería con locura, y esa locura fue creciendo más y más, conforme pasaba el tiempo, y a medida que esa cosita chiquitita seguía haciéndose más grande mi amor también crecía con ella, y sigue creciendo más y más."
Entonces, a lo que voy, que no es asunto real el miedo paralizante, corrijo, el miedo sí, la razón que lo despierta no, porque ahora mismo estoy bien, aunque tenga mis miedos; sin embargo esta noche para añadirle más leña al fuego he vuelto a soñar que me robaban a una hija, era una niña morena con el pelo rizado, yo no tengo una hija así, pero soñaba que al salir de casa con otros niños de pronto no estaba, se la habían llevado. Supongo que me influye muchísimo el caso de los niños cordobeses, desaparecidos y supuestamente asesinados por su padre, ahora mismo en pleno proceso judicial.
La cuestión es que os quiero, y que de ese amor siempre quedará algo, un resto en el que encontrar la fuerza para seguir adelante con la vida en un momento de bajón. La vida, la vida maravillosa, la vida a la que se amarraba la abuela Lina, esa vida que nos tiene atrapados desde el momento en que empezamos a ser esa judiíta deseada y amada. Espero que tengáis la suerte de ser amados, de que si ni papá ni mamá están, haya alguien que os quiera bien, que os regale una caricia, que os dé amor sin esperar nada.
Estoy patidifusa, cansada, casi derretida, feliz por poder escribiros, bailo, sueño cosas extrañas, mil sentidos me poseen con permiso ¿qué te falta para estar completamente feliz? Ahora mismo estoy bien, gracias, habiéndome tomado un café gigantesco y una tostada de mermelada casera de mora. Creo que hoy tendré que volver a la parte creativa literaria de mí misma, no va a ser suficiente con estas pocas líneas.
Isolina Cerdá Casado
jueves, 11 de julio de 2013
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Semanal 1: Clic
Vamos, empieza ya, escribe, sobre lo que sea, oblígate, siéntate y dedica un tiempo a la escritura. Sabes que hubo un tiempo en el que la es...

-
Todo comenzó aquel día, una tarde cualquiera, me metí en un baño de un gran centro comercial, mi hija esperaba fuera frente al espejo arregl...
-
Abra-zos, abra-zame, abra- la puerta y permítase soñar, abra- la mente, abra- su casa y siéntase feliz en ella. Vístase, compleméntese, reg...
No hay comentarios:
Publicar un comentario