Eso no es nada, ¿qué puedo comprar con dos céntimos? No podrías comprar si te faltaran dos céntimos. Si vas a un supermercado no te venderán el bote de champú si no les das el dinero exacto, no perdonarán que te falten dos céntimos. Yo te los doy. A cambio, quiero que me describas tu sueño. ¿Quieres que te cuente alguno de los sueños que poblaron mi cabeza esta noche? No, quiero los sueños permanentes. Esos que te rondan, los que no puedes abandonar aunque corras y corras, escales montañas, atravieses ríos o bailes desnuda a la luz de la luna. Yo nunca he bailado desnuda a la luz de la luna. Pobrecita, esa es la razón por la que no acabas de sentirte feliz, te falta el baile. Me faltan muchas cosas. Podrías contármelo, seguro que alguno de tus sueños se encuentra en tu cesta de carencias vitales. ¿Qué narices estás diciendo? Me estás liando. Yo no tengo carencias vitales. Claro que sí. He vivido muchas aventuras. No tienes ni idea de todas las intensidades que te pierdes. Pero hay muchas otras que he escudriñado plenamente. Tú siempre soñaste con viajar, ¿por qué no lo has hecho? He viajado mucho. Ya, has ido a Roma, París, y alguna que otra ciudad de la península. Eso no es viajar mucho. No has pisado un desierto, ni una grandísima urbe, ni has escalado una gran montaña, ni has esquiado, ni has hecho... Qué narices te importa lo que he hecho y lo que no he hecho. Sólo me importa lo que no has hecho pero sigues queriendo hacer. ¿Y si no quiero hacer nada? Eso no es posible, uno acaba muriendo si no tiene una razón para levantarse cada mañana. Yo tengo muchas razones, tengo dos hijos, ¿no te parece suficiente razón? No. Bueno, ¿y entonces? ¿Qué? Que qué debería hacer según tú. Pues si sigues queriendo viajar, de verdad, cógete una mochila, cargada de niños, dos, y de zapatillas de repuesto y lárgate, puedes llevarte al marido en un carro, para que te diga que te quiere de vez en cuando. No necesito que me diga que me quiere, yo lo sé. Mientes. Bueno, miento un poco es verdad, cada vez que me dice que me quiere me lleno por dentro. ¿Te dice que te quiere para llenarte por dentro? No estamos hablando de sexo. Claro que no. Ah, vale. Entonces, qué, qué vas a hacer con tus sueños. ¡Pero qué empeño con mis sueños! Te he ofrecido dos céntimos, y ya los tienes, ahora puedes ir a comprarte el champú. No necesito champú. Quien dice champú, dice zanahorias, un zumo, papel del váter, las zapatillas de repuesto. ¿Pero qué es lo que quieres de mí? Quiero tener la certeza de que te sientes viva y de que no te falta el impulso para seguir caminando a pesar de que el suelo se plague de baches imposibles. Pues claro que estoy viva. Estar viva es mucho más que unas cuantas pulsaciones cardíacas, estoy hablando de pulsiones del alma. Esas las tengo. Entonces me quedo más tranquila. ¿Para cuándo tu gran viaje? Será pronto. ¿Es posible que el viaje no necesite de un desplazamiento físico? Algo se tiene que desplazar uno cuando viaja. Bueno, ya lo sé, pero yo voy a viajar hasta un mundo creativo maravilloso. ¿Sabes qué caminos vas a tomar? Claro, ya estoy en uno de ellos. Ah, bueno, pues en ese caso me quedo más tranquila, creo que he hecho una gran inversión dándote los únicos dos céntimos que me quedaban. Pero, ¿entonces no tienes más dinero que ese? No. Pues si quieres te vienes conmigo la próxima vez que vaya al supermercado, seguro que la vendedora nos atenderá estupendamente sabiendo que no nos van a faltar dos céntimos a la hora de pagar. Yo siempre estoy contigo. Lo sé, te siento, eres la prueba de que tengo esa pulsión latente. Oye, ¿publicarás este texto en tu página? Por supuesto, yo siempre escribo para ser leída por otras personas. Creí que esto quedaría entre tú y yo. Sabes que yo no tengo secretos, más que algunos deseos inconfesables por inoportunos. Ya tengo las zapatillas por eso no las voy a ir a comprar, y ya he empezado mi gran viaje. Lo sé, te siento cada vez más viva. Bueno, pues entonces dejamos aquí la conversación. Sí, no te preocupes, continuaremos dialogando a la sombra de otro café. Vale. Bien.
Isolina Cerdá Casado
No hay comentarios:
Publicar un comentario