Muchas veces tenemos frente a nosotros un túnel larguísimo, podríamos cambiar de vía, en lugar de caminar subir a un tren y adentrarnos en él, pensamos erróneamente que solo nosotros vemos túneles negros. En realidad todos estamos en el mismo barco. No es un túnel de la línea de metro, no es un túnel cualquiera, la cuestión es que, cuando caminas sola al borde de la vía y ves al fondo ese túnel, surge la pregunta: ¿qué más tesoros te esperan por descubrir? Digo tesoros porque la vida lo es, aunque en ocasiones tengamos una sensación de ahogo, cuando pase el tiempo mirarás atrás y el túnel será igual de largo pero tendrá luz, podrás escribir sobre ello.
Hoy me he hinchado a llorar, en un vídeo sobre la situación que están viviendo los refugiados sirios, imposible no ponerse en la piel de todos ellos, de pronto, tal vez porque hoy estoy especialmente empática, sentía el frío de aquella niña que lloraba temblando, que miraba al vacío porque no sabía a dónde mirar; yo no podía evitar llorar con todas las madres cuyos ojos se humedecían porque sentían la impotencia de no poder hacer nada para evitar el sufrimiento de sus hijos e hijas, muchos en brazos de sus progenitoras, padres cuyo ánimo ya no podía dibujar esperanza en su mirada al ver a su familia arrastrándose por el fango.
Entonces pensaba que todo ese sufrimiento no podía ignorarse, porque tal vez en un futuro volvamos a preguntarnos ¿cómo fue posible que sucediera eso? Que familias enteras estén sufriendo de esa manera al lado de una valla griega y que la solución sea devolverles a Turquía y que se apañen otros. No sé, al final las palabras quedan bien en los textos pero hay que responder con hechos ante situaciones de esta dimensión. Esto es un problema global, si yo estuviera con mi hija en brazos, enferma y llorando, y mi hijo sentado en una piedra con la ropa húmeda y temblando de frío, si yo estuviera en esa situación no me gustaría que nadie me ayudara. La vida da mil vueltas, las situaciones son cambiantes, si no protegemos a los más débiles al final el mundo del bienestar no tendrá sentido si se está sosteniendo sobre una estructura global tan débil e injusta socialmente, sin humanidad no podemos reconocernos ni definirnos como seres humanos.
Isolina Cerdá Casado
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