martes, 8 de marzo de 2016

Día de la mujer.

Bueno, qué bien, hoy es el día de la mujer trabajadora, de la mujer en general. La existencia de este día es una mala señal claro, significa que por más que haya muchos que digan que no lo entienden, "que por qué narices tienen que hacer algo especial para la mujer", por más que se siga cuestionando este día, resulta que sigue siendo necesario un día en el que pararse y reflexionar. No sé, la realidad es que estoy en casa y mi marido está trabajando con un sueldo, que gracias que lo tiene, a mí me gusta escribir, pero no vivo de esto, he estudiado Sociología y Artes Escénicas, pero no soy autosuficiente económicamente, aún no, con cuarenta y tres. Eso hace que mi trabajo en casa sea algo obligatorio, que no está remunerado claro, no sé, volver a lo de siempre, excusarme, sigo igual, igual exactamente, los niños están escolarizados, tienen horarios que supuestamente me permitirían trabajar, pero no lo hago, sigo aquí, con la misma sensación de mujer dependiente, lo poco que hago a nivel interpretativo no da para pagar una letra de hipoteca. Hoy el niño ha estado malo, sigue malo, lo he llevado al médico, he estado con él, mi marido trabajaba, ha estado llamando varias veces preguntando por él. Me cansa escribir sobre esto, sobre eso de que hemos ganado muchas cosas pero que hay muchas otras que seguimos arrastrando. Esos pequeños micromachismos que admitimos porque cansa repetir lo mismo una y otra vez. Si no hay niños, hay familiares dependientes, siempre hay algo que nos obliga a renunciar a algo, si no es a un trabajo lo será a una tranquilidad, la preocupación, la inversión del alma. ¿Todo se reduce a un sueldo? ¿Si se pagara el trabajo que realiza el ama de casa la cosa sería distinta? No lo creo, no lo creo. El tener un hijo es una inversión fundamentalmente de la mujer, ella transforma su cuerpo, para acoger el milagro, supongo que ahí radica todo. Un hijo cambia la vida de los dos, pero la que asume el papel de madre lo tiene más difícil, es así. Cuando tuve a mi hijo me quedé con veinte kilos de más y un dolor por el desgarro que me produjo la buena intención de la matrona al decidir no hacer la episotomia que me hacía caminar costosamente para minimizar el dolor de las hemorroides gigantes y los puntos que me tuvieron que coser. Eso no le pasó al padre. Él decía que nosotras éramos afortunadas por poder experimentar todos esos cambios, por sentir la vida en nuestras carnes. Es verdad, lo somos, como también es verdad que ese milagro que ha estado produciéndose en nuestro interior sigue tan pegado a nosotras como en los inicios. Somos diferentes, pero tenemos los mismos derechos, tenemos que tener las mismas oportunidades. Y siento decirlo, pero no las tenemos. Aquella vez que hice una entrevista para un supermercado la pregunta de si tenía hijos y de la edad que tenían no fue accidental, que mi hija tuviera un año en aquel entonces influyó a la hora de no escogerme a mí, al padre no se lo habrían preguntado, porque la conciliación no es real, porque qué pasaría si no hubieran abuelos a los que recurrir, pues que habría que pagar a alguien y en ese caso la madre valoraría si le merece la pena pagar a alguien el sueldo que ella gana para cuidar de sus hijos, y valoraría si le compensa. Ese tipo de cuestiones generalmente no surgen en la cabeza del hombre, y está muy bien, cada uno es como es, nosotras somos así, emocionales, intensas y ante una elección siempre pensamos primero la repercusión que tiene en nuestros hijos e hijas elegir un camino u otro. Una amiga se sentía fatal porque tampoco trabajaba fuera de casa, ahora ha conseguido un trabajo, es en un hipermercado, trabaja como cajera reforzando plantilla, trabaja casi todos los fines de semana, le duele no tener ese tiempo para estar con su familia, los días que le coincide con actividad extraescolar de la niña, llama a los abuelos, le duele tener que hacerlo, si no va a llegar a recoger a su hija a la salida del cole, la deja a comedor, le duele no poder hacerle la comida. Y la final son miles de dolores, todo por unos pocos euros, claro que no ha dejado de hacer lo que hacía en la casa, hace lo mismo solo que ahora se puede permitir algún capricho sintiendo que se lo ha ganado ella. 
    Hoy he visto una imagen muy graciosa, una mujer que se preguntaba que si tenía trabajo, una casa muy bonita, dos hijos maravillosos, un trabajo como ejecutiva, porqué sentía que su vida era una mierda. Pues porque sencillamente no tenía vida, su vida estaba volcada en los demás, en que todo lo que ocurría a su alrededor fuera perfecto, se había volcado tanto hacia afuera que se había olvidado de mirar hacia adentro. 
    Hay hombres maravillosos, hay hombres que trabajan mucho, que aportan su importante sueldo, que colaboran en casa como una mujer, "como una mujer", ojalá algún día no tengamos que decir esa frase "es un hombre muy majo, hace tantas tareas en casa como si fuera una mujer", significaría que el trabajo de casa no es por norma algo de mujeres, y ojalá deje de ser extraordinario el ver a un hombre realizando de igual a igual el trabajo del hogar. 
     Supongo que debemos empezar por nosotras mismas, por valorarnos, por reconocer nuestro trabajo, dentro y fuera de nuestra casa, por incluirnos también en esa lista de prioridades.

    Este texto se lo dedico a todas las mujeres del mundo: las madres, las hijas, las abuelas, las tías, las hermanas, las amigas, las cuñadas, las que trabajan fuera de casa y dentro de casa, las que bailan libres, las que sonríen a la vida, las que luchan sin parar, las que se enfrentan a las dificultades con gran fortaleza...a las escritoras, a las actrices, a las periodistas, a las psicólogas, a las dependientas, a las comerciales, a las maestras, a las peluqueras, a las mecánicas, a las doctoras, a las enfermeras, a las conductoras, a las limpiadoras, a las diseñadoras, a las vendedoras, a las cajeras, a las profesoras, a las autónomas, a las que trabajamos en casa...a todas mi más sincera enhorabuena y a seguir luchando por un mundo educado en la igualdad de todas las personas que moran en él.

    Isolina Cerdá Casado








No hay comentarios:

Publicar un comentario

Semanal 1: Clic

Vamos, empieza ya, escribe, sobre lo que sea, oblígate, siéntate y dedica un tiempo a la escritura. Sabes que hubo un tiempo en el que la es...