
A veces las cosas son mucho más sencillas de lo que parecen. La vida y nuestra felicidad no depende tanto de cosas materiales, no es una cuestión de tener o no tener sino de saber apreciar lo que tenemos. El sábado pasado una amiga que es una artista y una dulzura de persona me dejó el libro de Sebastiao Salgado, impresionantes imágenes. Rescato esta, aquí dejo la reseña del libro y su portada. Me encantó ver la vida, la lucha en la mirada de esta gente que tanto ha sufrido, habitantes del continente negro. El domingo siguiente, justo veinticuatro horas después mientras desayunaba veía un programa en la televisión en el que se dedican a reformar o buscar la casa de tus sueños, de los sueños de los que van a ese programa. Y era tal el contraste, el recuerdo de todo lo que contenía el libro sobre África, sus paisajes, conflictos y su gente frente a lo que estaba viendo en el televisor. "Queremos una habitación con baño, dentro, en la misma habitación, además de otro baño grande y con plato de ducha. Necesitamos mucho jardín, puesto que tenemos tres niños y un perro y necesitan espacio. Además queremos un gran espacio en el sótano para que podamos celebrar nuestras fiestas". En una de las fotos que aparecían en el libro, había como cien personas en un mismo espacio lleno de literas. "También necesitamos que tenga piscina, en verano es imprescindible disponer de ella". En otra de las páginas un gran embalse de agua abastecía a una gran masa de gente, que iba a cogerla con barreños, grandes cubos y garrafas de diez litros. Se veía que aquel embalse estaba ya a la mitad. Me pregunto que ocurrió cuando el nivel de agua llegó al suelo. "Estamos muy mal porque no conseguimos encontrar la casa de nuestros sueños, es una preocupación tremenda, nos dificulta la vida". Curiosamente esta mujer de Angola sin casa, sin baño en la habitación y sin pierna sonreía a pesar de todo. Es obvia la pregunta: ¿En qué nos estamos equivocando?
Isolina Cerdá Casado
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