miércoles, 11 de junio de 2014

Voces


    Gritan, ellas están gritando y da la sensación de que nadie las escucha, no se las oye, y lloran y lloran pero parece que su llanto es invisible, un llanto mudo. ¿Puede un llanto desaparecer del mundo en cuanto el corazón lo crea?
    Depende de la parte del mundo en la que te encuentres. ¿Estás arriba? ¿abajo? ¿a un lado? ¿al otro?
    Tal vez no es problema del corazón que emite sino del que recibe, que está sordo, ciego y mudo.
    Si se hubieran llevado a mi hija...mi niña linda, la de los ojos claros, la rebelde, la que me da abracitos por sorpresa, la que parece una princesa. Ella, mi niña, si a ella nadie la escuchara llorar me moriría de pena, de una impotencia con ondas de dolor, de un llanto salvaje que haría explosionar volcanes olvidados. 
    El dolor robustece, hace que la mirada se profundice, encoje el alma, la vuelve temblorosa y fuerte al mismo tiempo. 
    Las palabras no significan nada si no hay detrás una acción que las empuje, ¿cuál es mi acción? ¿Qué hago yo al escuchar el grito ajeno? ¿O es que mi propio grito me ha vuelto sorda? 
    Es que el tiempo pasa tan deprisa que apenas tengo tiempo de ser consciente de las cosas que vivo, de las cosas que pasan, de la vida en general, la vida es lo que es, un segundo fugaz, un suspiro, una mirada. 

    Ay, no estoy, no estoy, no estoy.
    Vuelve, anda vuelve ya, tus ocupaciones te esperan, los niños, la casa, las actividades,...¡¡¡¿¿¿???!!!

    Isolina Cerdá Casado

    

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