sábado, 21 de junio de 2014

Mi mundo.

Mi mundo está presidido por unos novios que se besan sin parar, como si se hubiera congelado el tiempo y lo único que importara fuera el calor de unos labios hambrientos, ¿de amor? ¿de afecto? ¿de deseo? 

En mi mundo hay unas princesas que me miran con recelo, cuyas sonrisas están cristalizadas por la magia que alguien inmortalizó en plástico duro, una zapatilla del número veintinueve lo traslada en una procesión sin cristos ni cruces.


Mi mundo está lleno de imágenes creativas, de sueños de teatro por realizar, de bailes, de historias, de escenarios llenos de expresión interna, de experimentos, de un teatro que nunca morirá, que siempre está presente.

En mi mundo hay paraguas sostenedores de otros mundos, hay gritos, hay mil viajes por hacer dentro de un cohete imaginario que se inicia con el teclear de un ordenador, o el arrastrar de un bolígrafo sobre cualquier superficie potencialmente receptora de cuentos.

En mi mundo hay cocidos, zumos de naranja, cafés matutinos y vespertinos, hay caldos grasos que se tiran por el desagüe, hay sartenes que tuestan pan antes de las ocho de la mañana, hay purés, hay ensaladas, hay bizcochos gallegos muy esponjosos. Hay paellas, guisos con guisantes, lechugas, tomates de la huerta y revuelto de calabacines que a un marido hortelano le dio por sacar de la tierra.

En mi mundo hay ropa por planchar, ropa planchada, ropa sucia, ropa lavada, ropa pasada de moda, ropa de sueños y teatro, ropa de niños y niñas que crecen, ropa que me dan, ropa que voy a dar, ropa que se pega a mi cuerpo y huele a suavizante, o a sudor o a cansancio de caminar por la vida, y de correr y de saltar y de no pararme a sentir y a mirar el paisaje.

Mi mundo está custodiado por un ejército de playmóbiles que se ríen del orden, e instalan el caos; caos que yo asumo, caos que adoro, caos que es vida, caos que preside mi mente, caos que lucha con el orden correcto, con el orden que debe ser, con el orden, con el orden. 

En mi mundo hay dos tortugas pendientes de mí, que esperan que algún día caiga en su charco y nade con ellas entre palmeras de plástico duro.

En mi maravilloso mundo las orquídeas se asoman a la ventana, y ríen, se ríen de un poto arrinconado en la esquinita de un mueble. El amarillo de la amistad está siempre ahí, ellas me recuerdan lo importante que es tener amigos, y tenerme a mí misma, y mirar hacia adentro, y respirar, y relajarme, y quererme mucho porque la única verdad es que yo siempre estaré conmigo, aunque mi yo sea un conjunto de personas que están, que estuvieron, que estarán siempre

En mi mundo hay muñecas despeinadas, niñas que no se quieren peinar, monos, peces, cuadros, hojas que cuelgan de la pared, cascos para ir en bici, sofás heredados, sofás comprados, sillas, mesas, manteles de plástico, de tela. Mi mundo tiene una Nancy que me mira de reojo y se ríe de mí. Y yo, yo voy y le hago una foto a toda esta maravilla que en este instante es mi vida. Tal vez dentro de un minuto ya no será igual, seguro que no será igual, porque todo está cambiando, continuamente, fugazmente. Mi mundo adorado ha sido inmortalizado por una cámara que mi hermano querido me regaló, no he hablado de él, ni de mi otro hermano, ni de mi padre, ni de mi marido, ni de mis hijos, entonces ¿cómo he podido decir que he inmortalizado a mi mundo? Mi mundo es tan inmenso, tiene tantos sentidos, que es imposible reducirlo a una imagen, ni a una frase, ni a un montón de líneas, mi mundo también eres tú, mi mundo...

Isolina Cerdá Casado

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Semanal 1: Clic

Vamos, empieza ya, escribe, sobre lo que sea, oblígate, siéntate y dedica un tiempo a la escritura. Sabes que hubo un tiempo en el que la es...