jueves, 10 de diciembre de 2015

Jueves, un objeto de inspiración: La patata.

Iba yo a pelar unas patatas. Me disponía a seleccionar las de un tamaño parecido, iba a cocerlas para preparar la ensaladilla. Entonces la patata más grande me miró y me guiñó un ojo. La pequeña parecía molesta. Muy cerca de mí mi marido se preparaba unas tostadas y un vaso de leche. Cuando vio que miraba la patata con tanto entusiasmo intuyó que algo estaba pasando por mi cabeza. Y me dijo: "Querida, creo que la gente que ve lo que haces y lee tus textos va a empezar a sospechar que se te ha ido la cabeza. Vamos que estás más pallá que pacá."
 "¿Eso es lo que piensas tú, no?"- Le pregunté.
"Claro"-respondió con total convicción y con cierto asentimiento irremediable.


  Patata grande.- Vamos querido, pórtate bien y sígueme. No es tan malo, ya verás, lo único que pasará será que te transformarás, seremos parte del potaje, o bien parte de una ensaladilla, que no es mala cosa, te cuecen primero, sí, pero luego bailas con los huevos, el atún y la mayonesa, a veces le ponen hasta aceitunas. ¿Te imaginas? Las aceitunas son de un rango superior, de ellas se obtiene el oro líquido. Así que cambia esa expresión, no estés triste, o enfadado.

   Patatita.- Prefiero el inglés mamá, o la danza, no tengo ninguna gana de saltar a la cazuela en gayumbos, vamos, pelao y mondao.

    Patata grande.- Créeme, sería mucho peor acabar como el tío Julio, que ya le han salido raíces, y ahí sigue, al lado de la cafetera,, esperando a que alguien le sirva un café. No se da cuenta de que se han olvidado de él, y ahí está solo o con ese amigo que quiso aspirar a ser algo más que un puré, pues no, si eres una patata eres una patata, y si te apetece un café te lo sirves tú, y punto, ahora se le pasó el arroz. Vamos, vamos a la olla, antes de que nos salgan raíces y no nos quieran ni para bailar con los puerros. 

    

    En ocasiones me siento como el tío Julio, esperando y esperando a que alguien me sirva un café. Pero cualquier día me lanzo a la olla y me pongo a bailar con la pastilla de avecrem. En ese instante recitaré un texto que yo misma habré escrito en mis ratos de espera, seguramente tendré entonces varias raíces colgando de las orejas. Mi marido me mirará extrañado, y me preguntará con verdadera curiosidad:
"Querida, ¿aquella vez que cogiste la patata y el rotulador negro y te pusiste a dibujar como loca, con esa cara de mujer creativa a punto de parir, aquella vez, como digo, qué hiciste con la patata?" 
Y yo le responderé: "Querido, aquella patata se tomó un café conmigo, y me contó sus historias de vida. ¿Puedes creer que supuso para mí un antes y un después en la percepción de dicho tubérculo?"
Entonces mi marido me dirá: "No sé, querida has cambiado, te noto distinta, tal vez sea por un exceso de hidratos...Pero ya no te puedo cambiar, se me pasó la garantía." 
Y yo le responderé: "Sí, a mí me pasa lo mismo."

Isolina Cerdá Casado

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Semanal 1: Clic

Vamos, empieza ya, escribe, sobre lo que sea, oblígate, siéntate y dedica un tiempo a la escritura. Sabes que hubo un tiempo en el que la es...