- No sé cómo explicarlo doctor.
- Pues simplemente cuénteme lo que le pasa. ¿Es algo físico?
- No, bueno sí, llega a serlo, al condicionarme se fisicaliza.
- Ya, pero entonces el origen es mental.
- No, no, es físico.
- Es algo físico que le afecta a la mente, a lo mental.
- Eso, eso es.
- Ya, ¿puede describirlo?
- No exactamente.
- Si es algo físico podrá describirlo ¿verdad?
- No es tan sencillo.
- ¡Láncese!
- Verá, aunque es algo físico solo yo lo puedo ver.
- ¿Son ciegos los demás?
- No, no lo creo.
- Entonces si los demás no lo pueden ver ¿solo existe en su mente?
- Es posible.
- Luego es algo exclusivo suyo, es decir, que solo está en su mente.
- Puede decirse que sí. Un momento, claro ¡eso es!
- ¿A qué se refiere?
- Que ya lo tengo, me refiero a la respuesta.
- ¿A qué pregunta?
- Si está en mi mente, solo en mi mente, entonces puedo hacer que desaparezca.
- Eso es, ¿qué es lo que quiere y puede hacer desaparecer?
- Pues las cadenas, el desprecio, la poca importancia que me doy, el maltrato que me profeso.
- ¿Quién le maltrata?
- Ella.
- ¿Ella?
- Mi conciencia.
- Bueno, muchas veces nos exigimos demasiado.
- No, no siempre, y no todos. Generalmente el discurso del miedo oprime a los que no debería, las personas buenas son más vulnerables, machaca a los buenos y la maldad se hace más fuerte en los que crean los discursos culpabilizadores.
- Creo que hemos terminado por hoy.
- Creo que hemos terminado para siempre.
-¿A dónde te vas a marchar?
- Me voy a otro mundo, no soporto esta mentira.
- Pero no es un buen final, lo sabes, tienes que ayudar a los demás, para que sepan de esas cadeans, de los sueños truncados.
- Lo saben, hace tiempo que lo saben pero no dijeron nada y como no dijeron nada (ya no podían decir nada) perpetuaron sus cadenas.
- Tal vez creían que era lo mejor.
- Puede ser, o tal vez eran demasiado cobardes como para intervenir y cambiar el mundo.
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