domingo, 17 de julio de 2016

Inspiración

Hoy no lloran los ojos, el alma se ha tranquilizado, dichoso el tiempo sanador que con su transcurrir abraza la pena y le ofrece alivio. En ocasiones buscas la calma y por más que lo haces no encuentras nada. Y resulta que todo era una gran equivocación, no podía buscar nada, ella tenía que venir a mí y abrazarme silenciosa, llegar sin ser vista, solo un halo de tranquilidad me daría una pequeña pista de su proximidad. Así es como sucede muchas veces, llegan las buenas cosas sin darnos cuenta de cómo llegaron, lo mismo que desaparece la calma, se marcha lejos y no sabemos en qué momento ocurrió pero de pronto lo ves: se fue todo al garete.

Isolina Cerdá Casado 

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