domingo, 3 de noviembre de 2013

Calabazas podridas y vasos sucios. Mi colaboración de los domingos en Héroes del pensamiento.




    Sí, hoy no estoy demasiado inspirada. Es lo que tiene depender de cómo se levanta el ánimo para ser creativamente rentable. A pesar de que he estado dudando, de si escribir o no escribir, al final me he arrancado. Y partiendo de esa calabaza ennegrecida por el paso del tiempo, hablo de lo negro que está el corazón de algún que otro transeúnte del mundo, que aunque tenga el rostro anaranjado y pretenda mostrar la dulzura propia de la calabaza en buen estado, la realidad es que está podrido por dentro, tan negro como esta pobre se acabó poniendo al oxigenarse y contactar con el mundo. No digo que siempre, pero mucho cuidado con las calabazas que brillan demasiado, a lo mejor están deseando escupir su lado negruzco en cuanto alguien se deje seducir por la capa externa, o su arte creativo, o por su capacidad de mostrar compostura de buena calidad. Las calabazas podridas buscan a las calabazas auténticas, quieren contagiarlas y ennegrecerlas, para que su podredumbre no se sienta sola.


    Y a otra cosa mariposa…Vasos sucios, estropajo enjabonado, manos que le dan movimiento al estropajo, que lo arrastran por la superficie llena de residuos, restos de galleta seca, grasa incrustada de chorizo o chuletas de cerdo, tazas con posos de color marrón indicativo de que allí dentro residió por unos minutos un cafetito lindo…Y unas manos que mueven el susodicho áspero aparato verde con esponja y otras manos que hacen la foto. Y la madre que le dice a la niña: “Venga, tira la foto ya, así, muy bien Lara, gracias por tu ayuda”. Y la niña que le dice: “Mamá, yo quiero ser profe cuando sea mayor”. “Pues me parece muy bien, hija”. “Porque trabajar en el teatro es un rollo”. Bueno, si trabajara…seguramente no sería un rollo. ¿Eh? ¿Teatro y vasos sucios, llenos de mierda? No estás inspirada, anda, déjalo, vete a dormir, haz las camas, despierta. Son cosas contradictorias, ¿vale? Es muy cómodo, sí, ahora escribo este artículo, no estoy inspirada, digo que no estoy inspirada y ya estoy justificando que no haya salido bien. Pero qué significa bien o mal, para quién, ¿para tu propio espíritu crítico? ¿O para las personas que se molestan en llegar hasta esta línea y comprobar que efectivamente aunque había mucho que decir, no diciendo nada lo has dicho todo? Uf, pues no sé qué decir. Pues no digas nada, creo que ya lo has dejado bastante claro. Es domingo, un domingo más, tengo un dolor de cabeza extraño, desde ayer, está instalado ahí, y no se me ha pasado a pesar de haber dormido unas cuantas horas, siento como si un martillo le estuviera dando a mi cráneo de un modo crónico, sin dejar de golpear. ¿Me estará avisando el cuerpo de que algo no va bien en las alturas? No empecemos, ya estamos hipocondriándonos, no pasa nada, si me muero me he muerto, ya está. Tan cortante como cierto, es lo que me dijo mi profesora de expresión oral. Iba a hacerme una mamografía, se lo conté, le hablé de mis miedos, no utilicé la palabra mal sonante del cáncer. Pero ella sí, me dijo: “no pasa nada, si tienes cáncer tendrás que enfrentarte a él, cogerás el toro por los cuernos y ya está”. “¿Cáncer? ¿Podría tener cáncer? Yo no había dicho nada de cáncer.” Fue inmediato, un shock que me hizo darme cuenta de que si la prueba mostraba la peor cara, yo lucharía, y punto. No mostró nada negativo, todo normal, mi madre había muerto de cáncer pero yo de momento estaba a salvo. Tenía treinta años. Podía haber tenido un accidente, me podía haber pillado un coche, o darme un ictus, o caer desmallada subiendo unas escaleras y morir por un golpe fatal, podía haberme muerto ahogada al comer cacahuetes, pero no…eso no me daba miedo….el caminar no me atemorizaba…¡Ay que ver cómo somos los seres humanos! ¡Ay que ver cómo soy yo! Feliz domingo, y cuidado con las calabazas negras por dentro y los restos de galleta seca en los vasos de un día para otro, es difícil desincrustarla del transparente vaso de cristal. Claro que si tú no friegas los vasos no serás capaz de valorar el trabajo del lavavajillas. ¿Y por qué teniendo lavavajillas friego con el estropajo? ¿En realidad me gusta fregar la loza? Mira, bonita, para no estar inspirada estás alargando mucho el artículo dominguero. Pues es verdad. Ala, que me voy a poner orden en esta casa de locos bajitos y alterados.


Isolina Cerdá Casado  

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Semanal 1: Clic

Vamos, empieza ya, escribe, sobre lo que sea, oblígate, siéntate y dedica un tiempo a la escritura. Sabes que hubo un tiempo en el que la es...