viernes, 31 de octubre de 2014

Supongo

    El otro día fui al hipermercado, este de origen francés, vamos el carrefour, en realidad el lugar donde me dio por pensar en ello es indiferente, pero fue allí. Yo salía cargada con una bolsa de cinco céntimos llena de paquetes de galletas, fregasuelos, servilletas, fideos, dos paquetes de café que estaban en oferta y unas botellas de refresco de limón. Junto con esa bolsa cargaba también con un paquete gigante de detergente de marca blanca, sé que lavan peor pero el cacito te salía a menos de la mitad del resto, y seis rollos de papel higiénico. En realidad yo solo había ido a por unas botellas de refresco de limón pero al final ya ves, cargada como siempre. Pues bien, llegando estaba a la puerta de salida, cuando la vi allí, a aquella señora que caminaba con dificultad, como si las piernas se le hubieran quedado sin articulación en la rodilla, era como si tuviera dos palos articulados por la cadera. La señora de pelo blanco iba sola, era de constitución delgada, y por las arrugas de su cara, debía tener unos sesenta y cinco o setenta años. Entonces me dio por pensar...¿En qué momento una se da cuenta de que el tiempo ha pasado? ¿de que ya has pasado la línea del cincuenta por ciento de lo que te queda por vivir? Es decir, cómo llegamos hasta ahí, todos llegaremos, sí, pero ese tiempo pasa por nosotros sin darnos cuenta. Es como cuando vas con tu hijo a ver a un familiar al que hacía tiempo que no veías y de repente de dicen: "este niño ha crecido muchísimo". Y tú no te has dado cuenta, en qué momento fue que ese centímetro se colocó en su cuerpo, y del mismo modo, tampoco te has dado cuenta de esas arruguillas que se van instalando en tu rostro, y crees que el tiempo pasa para los demás pero no para ti, no es que lo creas es que no consigues percibirlo, solo cuando te haces una foto, o te graban en un vídeo, o simplemente una mañana te miras al espejo y zas, ahí están, tres canas nuevas.
    Supongo que esto forma parte de la vida, casi sin darnos cuenta está pasando, sufres, te pasan cosas, enfermedades, mil historias, y todo eso va quedando, el solo paso del tiempo y los acontecimientos se instalan. Supongo que debemos intentar ser felices, siendo conscientes de la suerte que tenemos al ver que las marcas van apareciendo, felices de verlos a ellos caminar, y estar ahí para verificar esos centímetros que van haciendo que sus cuerpecitos crezcan y se presenten ante la vida felices.
    Sí, definitivamente supongo que esto es la vida. 

Isolina Cerdá Casado

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