martes, 16 de abril de 2019

Allá por el 2015. El pensamiento adecuado para ti.

  Tomé dos cafés después de comer, normalmente solo tomo uno, y reconozco que lo único que buscaba con ello era un cambio en el impulso, tal vez en el semblante, en la actitud. Mi marido me había estado repitiendo una y otra vez que por qué no sonreía. Tal vez me conocía menos aún de lo que yo creía. No lo sé, era obvio que un simple café no me iba a sacar del pozo pero por cualquier razón yo confiaba en que ese gesto de sentarme con una taza entre mis manos me iba a reconfortar como en tantas ocasiones. Tras la primera taza de café apenas noté mejoría, me tumbé en la cama y cerré los ojos con la esperanza de que algo cambiara pero no fue así, decidí insistir en el mismo gesto. Nada, no cambiaba el ánimo, seguía hundida, pero no me podía permitir parar, eso es lo que nos pasa a los adulto que tenemos niños, o mayores, que esperan nuestra ayuda. Tal vez porque ignoramos que nosotros también somos importantes y tenemos derecho a ser receptores de nuestro propio cuidado. También les pasa a muchos niños a los que se les obliga a ser adultos y tampoco pueden detenerse. Ahora me encontraba sentada en este banco de plástico duro moviendo nerviosamente las piernas por el exceso de cafeína que había en mi cuerpo. Con esa sensación de ahogo mirando al vacío. Intentaba encontrar sentidos. Supongo que en parte el reciente cumpleaños, esos cuarenta y dos añazos tenían la culpa, no tanto el número sino el verdadero sentir físico de que nuestro cuerpo no es una máquina sin fecha de caducidad, y eso que yo no podía quejarme, a mí no me pasaba nada, nada de lo que yo fuera consciente, nada que no estuviera causado por mi hipocondría, aunque como mi amigo Roberto decía: "quién sabe si no habrá algo de lo que no tenemos noticia por el momento deambulando por nuestros adentros". Pues sí, es cierto, así ha sido en el caso de su mujer, querida Noelia, una mujer preciosa y muy trabajadora, que en toda su vida laboral no ha salido de la cocina de su restaurante, creadora de unos platos de postre deliciosos, y otros tantos platos principales, con ella al mando su cocina ha sido receptora de múltiples premios y prestigiosos premios. Siempre pendiente de todos, esa mujer cariñosa que siempre te recibe con una sonrisa y una mirada cariñosa. Ella siempre lo entiende todo, ¿cómo es posible que parezca entender también esa situación en la que se encontraba ahora? Justo cuando estaba a punto de terminar su período laboral, justo cuando se iba a jubilar la vida la obliga a verse buceando en los mares salvajes en los que han de nadar esas personas fuertes que son sorprendida por esa enfermedad cruel provocada por las células sin sueño. Todas las enfermedades son crueles. A todas las edades. En todos los momentos.


    Yo recuerdo que a mí esa proximidad con el cáncer, esa cercanía a la tragedia y los golpes de la vida me dejaron incrédula hasta la médula, alejada de dios y sus amparos. Pero ella, ella, ella no, ella habla con resignación, ella es fuerte, ella se llena de fuerza, ella nos anima a todos, que está bien, que tranquilos, que no le va a hundir, que sigue saliendo a caminar y entra en la cocina y sigue elaborando platos.
    Apenas quedaban unos minutos, estaba siendo un día gris, muy oscuro, muy difícil, con cuarenta y dos años y sin saber si tenía algo en mi cuerpo más serio, pronto me haría una mamografía, pronto volvería a tener noticias.

No tienes derecho a apenarte, ni a quejarte de los riesgos, de las cosas que vendrán, eso es vivir a medias pretendiendo vivirlo todo hasta lo que no ha pasado, y eso es vivir falsamente, luego es un dolor falso, eres falsa, esa sensación es mentira, mentirosa, eres una mentirosa.
    No. Sigue escribiendo el texto...sigue transcribiendo el descubrimiento...

    El café, el histriónico café con cafeína, la vida y sus achaques. De pronto pensé en mi padre, pensé en él, lo recordé con su tono tranquilizador, con su actitud ante la vida, con ese sueño suyo de encontrar pareja y que aunque él sabía que todos lo consideran como un sueño imposible o casi inalcanzable con ochenta y dos años y sin una vida social que te permita relacionarte, él nos dice muy convencido que sí, que es difícil pero "a mí ese pensamiento me ayuda a seguir adelante, es una ilusión que me impulsa, es algo que a mí me viene bien."

    Caminar despacio, tranquilo, sin prisas, no hay por qué estresarse, al final los nervios no ayudan a nada, solo son útiles si se canalizan bien.

    Sí, de eso se trata, de eso precisamente, de encontar el pensamiento adecuado. ¿Qué te ayuda? ¡Pues eso es! No lo dejes y sigue. Aquel que no es capaz de reconocer la luz de tus ojos, lo que te hace moverte, no tiene ni idea de ti, nada, eres una isla cuyo archipiélago desconoce.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Semanal 1: Clic

Vamos, empieza ya, escribe, sobre lo que sea, oblígate, siéntate y dedica un tiempo a la escritura. Sabes que hubo un tiempo en el que la es...