martes, 11 de octubre de 2016

Las chispas mágicas de Tepahi


    En los adentros de un mundo que avanza sin tiempo para encarnar suficientemente lo vivido, un montón de gente, padres y madres cargados de ilusión, vuelve a unirse para contar un cuento, para contar que la Naturaleza pide a gritos que reparemos en ella y que la cuidemos y la respetemos como merece, eso es Mami Naturaleza. Escenografía hecha a base del aprovechamiento de los recursos, procedente del reciclaje, de la creación colectiva y sobretodo de un trabajo ilusionado y gratuito. Del mismo modo el vestuario procede de esa misma forma de ver el mundo, generosidad, trabajo de uno mismo, trabajo de un colectivo, ideas que se hacen grandes, que crecen, que nos arrastran a un mundo lleno de imaginación y fantasía. 

Una madre sufrió una transformación metamórfica y anduvo gollumneando por el escenario.



https://www.youtube.com/attribution_link?a=OqAA2R57EYY&u=%2Fwatch%3Fv%3DPEIIBDr_Xok%26feature%3Dshare



Estos son solo unos pocos, el resto estaba liado y no se pudo poner a posar en la foto, el dire era uno de los que no se pararon para ser retratados. Menos mal que no nos vio. jejeje

Todos estábamos cargando con nuestros problemas, o nuestra vida cotidiana, nuestros sueños, nuestros recuerdos, todos con nuestra carga. Pero ahí, ese día, no importó nada más, ni las molestias musculares, ni los problemas de la hernia, ni la pierna herida, ni esa carga. Nos habíamos comprometido y debíamos responder ante nuestra gente y ante los curiosos y ante la Asociación de Vecinos. Tepahi lo volvió a hacer, volvimos a tener a una cantante en directo que se atrevió y lo hizo muy bien, por primera vez, valientemente. Los personajes caminaron por el bosque y llevaron de la mano a todos los niños y mayores que se adentraron en él. Nuestro director volvió a correr, a mil por hora, y lo hizo, dirigió y se implicó hasta la médula. Los técnicos corrieron y se estrujaron al máximo, yo creo que estaban contagiados de esa magia ilusionada. Al final salió bien, el público aplaudió con ilusión, con emoción, creo que se vieron salpicados por las muchas chispas mágicas que saltaban de esas hojas verdes llenas de esperanza de la Abuela Sauce, de las cabezas de los trolls, de las latas de los leñadores, de los pétalos de las flores, del brillo cegador de las hadas, del aleteo cubano de las mariposas, del azul de los avatares, del cabello de oro de los Elfos, de la grandeza de los Hobbits, de la marcha de Baloo y del Rey Loui y sus monos bailarines, de la calva de Gollum, de los saltos impresionantes de Mowgli, del caminar pausado de los Entz, del gorro verde de Duendolín, de la generosa mujer de negro y de las manos mágicas de un director que no se rinde nunca.

     Hoy el impulso de escribir sobre lo acontecido este pasado sábado 8 de octubre también me lleva a lo acontecido ayer. Todo Tepahi está triste porque un hada llora, pero yo sé que el hada se repondrá pues la luz está en ella, no se ha ido, se ha transformado y permanecerá por siempre a su lado iluminando su camino. 

Isolina Cerdá Casado


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