martes, 22 de abril de 2014

Pasos


        Uno no puede dejar de caminar, a pesar de todo, aunque le caigan gotas de lluvia sobre la cabeza cargadas de piedra
    Tienes tanto que decir, sí, ya te veo que vas a empezar con tus típicas diarreas mentales. Pero en realidad no ha pasado nada, nada fuera de lo común. Lo sabemos, todo sigue igual que siempre, con tus pensamientos que van y vienen, con la visión del mundo distorsionada por esa mirada tuya tirando a negativa, mezclada con detergente, endulzada con bizcocho. Los obstáculos siempre han estado ahí, aprende de ellos. 
    Ay, en realidad me siento feliz porque formo parte de la vida. 
    Si ya lo sé, que tú estás donde quieres estar, y que todo se está preparando para que el sueño se realice, te lo dicen las líneas de la mano. El destino de dolor y llanto está pasando página, no hay que dar tanta importancia al sufrimiento. Deberías quitarle peso, ya lo haces, lo sé. Tu hija escribe cuentos. 
    Sí, mi hija especial es tan creativa como su mamá. Mi hijo especial empieza a ser una especie de pilar; su madurez me deslumbra.
    Bueno, déjate de cosas personales, aunque ya sabemos que tú no sabes escribir de otra cosa que no sea aquello que te hace temblar el alma. 
    Bueno sí, es verdad, la emoción marca mis palabras escritas. Yo grito en el papel en blanco, lo decoro con gritos, con la elaboración de los ahogos, con el sentir de un corazón cargado de penas y que se amarra a lo creativo para encontrar sentidos.
    Pues entonces, sigue así querida, sigue, sigue vomitando impulsos literarios, sigue dejándote llevar por todo aquello que te turba, las camas pueden esperar a ver sus sábanas estiradas, prefieren que la mujer que se tumba en ellas tenga el alma tranquila y en calma.

Isolina Cerdá Casado 

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