Sucumbir no debería ser tan fácil. Deberíamos tener un duendecillo que nos acompañara siempre, y que nos ayudara a decidir, a impulsarnos, a no rendirnos.
Deberíamos tener, pero ¿y si ya existe? Existe, no estamos solos.
Lo creamos, lo inventamos.
Oye, ¿y si fuera una duendecilla? Un hada del bosque que siempre te recordará que tú puedes hacerlo, que eres capaz de hacer lo que te propongas, solo tienes que hacer algo antes: creer en ti.
Y saber que si no lo intentas nunca lo sabrás.
Tu hada está contigo, de verdad, aunque nunca la hayas visto.
Resulta que no te has dado cuenta de que con el paso del tiempo, y de la vida, has perdido visión, es la llamada "presbicia onírica'", con la edad dejas de creer en tus sueños, algunos afortunados no la llegan a sufrir nunca.
Si quieres hazlo, es el momento. Tienes que escuchar la voz de tu Isolinilla, o de tu Yolandita, o de tu Emilita,...
Es que sucede que también la edad trae consigo problemas auditivos, sordera selectiva, se trata de una enfermedad terrible, el que la sufre solo escucha los malos presagios, los miedos paralizantes.
Tus luchas no son nuevas, ni únicas, ni exclusivas de tu nombre o condición.
Así que saca a pasear a tu duendecilla y no dejes de cuidar de ella, la vida te lo recompensará con una mayor plenitud y satisfacción.
Isolina Cerdá
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