jueves, 15 de octubre de 2020
Mascarilla
Hace tiempo que no escribo, lo triste es que últimamente repito demasiadas veces este inicio de frase, no es porque no tenga nada que escribir, tal vez es más bien lo contrario, pero hay una falta de impulso, de tiempo de reflexión, de detenimiento en medio de toda esta vorágine de imágenes, sensaciones, vivencias.
Vivir precisamente es lo que llena mi haber de toda esta carga. Sé que hoy nos está llenando a todos de emociones secretas, de una especie de tristeza a la que no le queda más remedio que aceptar lo que nos ha traído esta situación. Todos sentimos lo mismo, desde que llegaste, desde tu obligariedad, necesaria, preventiva, protectora.
Ahora, es precisamente ahora, cuando no se puede, cuando no se debe, cuando el impulso de abrazar nos posee continuamente, pero no se puede, lo aceptamos, pero lo que no se puede hacer no significa que no se pueda sentir, y yo siento ese calor tan necesario, siento tu pulso, tu calor, siento que te cuesta, que es difícil, que todo lo que hay en tu corazón se muestra en tu mirada, en su intensidad, en su brillo, en su cristalinidad. Y sí, yo tengo poderes, tú también, y es que ambos somos capaces de abrazar con la mirada, ¿te imaginas? En mi trabajo tengo muchas veces ese impulso, no lo hago, me llamarían loca, seguramente, pero lo sentí muy activo cuando estábamos en plena pandemia y en el hospital veías pacientes muy malitos que no podían estar acompañados físicamente por sus familiares, les cogía la mano con mi mano cubierta con guantes azules, y les miraba a través de la pantalla protectora, y la energía que intercambiaba era positiva, de fuerza, de impulso. Yo no era nadie, un alma buena a lo sumo, pero sonreían a través de la mascarilla. Actualmente no estamos en el nivel terrible de aquellos días, pero seguimos viviendo las mismas situaciones, por suerte y de momento a menor escala. Y el impulso de abrazar lo sigo teniendo, así que lo hago a través de la mirada, con un "vamos" cordial y silencioso. Tenemos el poder de ser grandes personas, hagamos algo activamente por potenciar el lado bueno del ser humano.
Pero bueno, sé, sé que hay que protegerse, sé que el excesivo buenismo no es bueno tampoco, sé que hay personas malas, se que hay miradas hirientes, sé que hay gestos terribles, y consecuencias irreversibles de actos vandálicos, sé que no es fácil hacer las cosas bien, así que suerte, solo puedo desear suerte para que seamos receptores de los mismos actos benevolentes que nosotros podamos llevar a cabo, y que el karma ponga orden y equilibrio en la vida de cada uno.
Isolina Cerdá Casado
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Semanal 1: Clic
Vamos, empieza ya, escribe, sobre lo que sea, oblígate, siéntate y dedica un tiempo a la escritura. Sabes que hubo un tiempo en el que la es...

-
Todo comenzó aquel día, una tarde cualquiera, me metí en un baño de un gran centro comercial, mi hija esperaba fuera frente al espejo arregl...
-
Abra-zos, abra-zame, abra- la puerta y permítase soñar, abra- la mente, abra- su casa y siéntase feliz en ella. Vístase, compleméntese, reg...
Ahí van mis abrazos para tí, compañera, uno por cada mirada de apoyo que brota de tus ojos, otro por cada una de tus manos enguantadas sosteniendo manos aisladas, y otro más por la humanidad que destilas con cada palabra, con cada uno de tus gestos de ternura hacia los que han sufrido solos.
ResponderEliminarTe mereces miles de abrazos Isolina.
Aquí están los mios, van envueltos entre las miles de miradas que regalas cada día.
Ay, Isa, me has emocionado querida, espero que sigas escribiendo porque tus escritos movilizan las imágenes del alma. Eres muy bella.💖
EliminarHoy me dejé abrazar, dócil y callada, por los brazos inocentes de mi nieto.
ResponderEliminarUn abrazo robado, lleno de todas esas cosas buenas que, en este tiempo, parecen un delito.
Y lo sentí profundo, grande, libre.
Y recordé con morriña los abrazos ausentes de los brazos amigos.
Que tus palabras sigan llenando mi corazón de sonrisas.