viernes, 8 de marzo de 2019

8M


Hoy es el día de la mujer, es el día de reivindicar muchos de los derechos que aún están lejos de alcanzarse. No se trata solo de la brecha laboral, ni tampoco de la equidad en las tareas del hogar, no es solo eso, es ese conjunto de micromachismos que no solo vienen de los hombres, porque nosotras mismas los tenemos metidos en nuestra mente, de esa forma sutil que no es fácilmente controlable por las personas que formamos la sociedad. Es necesario este día porque muchas mujeres verán por el televisor, o en la calle, a esa marea de mujeres con su camiseta morada o simplemente con su fuerza, también verán a algunos hombres, y quizá puedan llegar a sentir que no están solas, que somos muchas las mujeres que tenemos esa carga extra, las que tenemos que elegir entre trabajo o atender a los hijos, las que tenemos que elegir entre desarrollo familiar o desarrollo personal. Porque no es fácil, no es fácil estar en un mundo donde la responsabilidad de la crianza de los hijos está en los hombros de ellas, aunque ellos, muchos de ellos apoyen, aunque ellos, muchos de ellos, sean conscientes. Hay muchas situaciones en las que el hombre también asume, en las que es equitativo, en las que el peso se comparte. Pero no hablo de eso ahora, ahora hablo de esas desigualdades que se dan por una cuestión de sexo, por ser mujer. Cada vez más las mujeres se integran en el mercado laboral, pero no dejan de hacer las tareas del hogar, no dejan de ser cuestionadas si el marido no lleva bien planchada la camisa, qué horror, odio planchar, yo no plancho, o si los niños van bien vestidos, o si la casa está limpia. Sabemos que hay mil situaciones, sabemos que hay colectivos que también sufren por ser diferentes, formas integradas de un lenguaje despectivo. Lo sé, pero no estoy hablando de eso. Hoy otra mujer ha sido asesinada por su marido, en Madrid. Seguirá habiendo hombres que digan que a ellos también los matan, que matan a niños y a mucha gente... Ya, pero yo no hablo de los asesinatos en general, hablo de la violencia machista, hablo de ese derecho patriarcal que algunos hombres creen tener, que pueden matar a una mujer porque es una pertenencia, que se las puede violentar, degradar, insultar, menospreciar... Es importante que al menos un día un gran grupo social, la mitad, grite que no se va a rendir, que va a seguir luchando, como lo hicieron las mujeres valientes que no hace tantos años consiguieron derechos que ahora mismo nadie cuestiona, como es el derecho al voto, como es el derecho a ser titular de una cuenta bancaria, o a estudiar en la universidad. Es algo tan obvio. Pues no hace tanto de esto, apenas un soplido en la historia. ¡Gracias mujeres valientes de nuestra historia! No es algo que tenga que ver con la política. Nada. Es algo que tiene que ver con las mujeres. Antes por el hecho de ser mujer no se tenía derecho a estudiar, se daba prioridad al hombre. No hace tanto de esto. Hay que cuidar siempre a la mujer, eso dicen los que cuestionan los días como hoy, sí, ojalá no fuera necesario que existieran, ni el día del Orgullo Gay, claro, pero son necesarios porque detrás de estos días hay mucho dolor invisible, dolor que se causa por pertenecer a ese grupo que sufre la discriminación. Palabras hirientes, palabras que queman el alma. Hoy es el día de hacer visible la situación de desventaja, de esa cena que hará ella, de esa comida, de ese trabajo invisible, de esa violencia verbal y física, de esos trabajos insultantes. El cambio está por construir, pero estamos en esa lucha, y no estamos solas, somos muchas y muchos, más muchas que muchos, pero estamos por la igualdad.

Isolina Cerdá Casado

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