miércoles, 20 de abril de 2016

Gris

    Se asomó por la ventana. Era un día tan gris que su mirada absorbió cada pincelada de ese color y su alma se llenó de nubes, lo que sentía se enmarañó, ya no sentía nada que tuviera algo de luz y de vida. Consciente de que el gris también era vida, dejó a un lado la tontería y lo que sentía, empezó a caminar por lo que flotaba, las nubes grises. Era absurdo, muchas veces todo era absurdo, no podía comprar botes de pintura y cambiar el tono, no tenía dinero para tanto. Tampoco sería suficiente con coger un pincel y colorear ella misma el cielo, solo para que su alma no se viera afectada.
De pronto una luz, era una luz de vda, le llegó a la mirada, vino a través de un gesto valiente, el gesto lo hizo un niño, pertenecía a un alma llena de pureza, limpia, que todavía no sentía el gris como un color que apague, tal vez no había llorado por cosas de adultos, o tal vez en su sabiduría había sido capaz de seguir avanzando a pesar de todo.
Una carta, una sonrisa, una mirada, simplemente un gesto puede darte la oportunidad de cambiar de rumbo, de aceptar el gris y seguir, de no rendirte, de aprovechar cada gota de vida y caminar.

    Esperando en el hospital, pensando, acordándote de personas importantes en tu vida, personas que ya no están pero estuvieron.

    Ha vuelto el impulso.

Isolina Cerdá Casado

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