martes, 26 de febrero de 2019
Personas inspiradoras: Las luchadoras.
Hoy el cielo es azul, un azul claro, porque el sol está en modo primaveral brillante, aunque estemos despidiéndonos del mes de febrero. Iba paseando por un parque, no por el hecho de dedicar unos minutos a respirar profundo o para meditar, no, no se trataba de un paseo ex profeso, simplemente lo atravesaba, buscaba mi coche que estaba al otro lado. Entonces vi una pareja caminando, él parecía tener algún tipo de problema físico o enfermedad que afectaba a su movilidad, tenía movimientos bruscos y determinadas partes rígidas. Caminaban al mismo ritmo. Se habían puesto las zapatillas, iban en chándal y estaban claramente en la que podía ser la hora del paseo. Yo venía de hacer una serie de pruebas en el hospital y entonces me vino a la cabeza este texto. Tenía que llegar a casa y escribir sobre esas personas, las que te ven en una consulta y te dicen que van todas los meses a punzarse un pecho, las que son capaces de caminar aunque se les haya muerto un hijo o extirpado una pierna sin más anestesia que la propia vida inyectada en vena de tinta negra, o esas personas que saben que lo más valiente, sin necesidad de ser valiente en absoluto, es caminar. Empujar la silla de ruedas, levantar en peso a tu madre, apoyar a tu hijo para que aprenda también a luchar, para fortalecer sus músculos emocionales, para que sea capaz de coger la espada con fuerza, con la fuerza de la palabra, con la energía del corazón alado, con la certeza de que la vida es eso. La vida es esa lucha por seguir caminando, por ponerse las zapatillas, o la peluca, o el pañal, y seguir dando zancadas, avanzando, avanzando sin miedo porque muchas personas lo hicieron, lo hacen, igual que tú, igual que todos.
Las personas luchadoras son las que son capaces de esbozar una sonrisa ante este cielo azul clarito, aunque en algún momento del día se paren en una esquina escondida de su alma y lloren, no porque son débiles, no porque no pueden más, porque saben que tienen que expresarse también en la tristeza, porque somos grandes y sentimos grande. Hay una fuerza que va más allá de tu propia fuerza, como esos movimientos que arrancan porque hay una emoción común, en este caso es la emoción humana, es la fuerza que nos hace iguales, nos iguala en la lucha diaria, todos estamos empujando, aunque creas que a ti te cuesta más, no, todos caminamos, de verdad, las pequeñas y las grandes luchas se igualan en saber encontrar esa fuerza vital, porque tener la tienes.
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