domingo, 1 de marzo de 2015

Domingo, un objeto de inspiración: contrastes y sombras.

    Bueno, soy consciente absolutamente de que tengo miles de cosas que hacer, miles, pero ahora, en este instante he vuelto a tener el impulso, página en blanco y cabeza llena, casi explosionando. Ella apenas era una florecilla de plástico, estaba colocada sobre una hoja de papel en blanco, a su lado una hoja seca, muy arrugada y una pluma perteneciente a una ninfa que canta como un canario en su intento por llamar la atención, o simplemente expresarse, no sé, cualquiera sabe lo que le pasa por la cabeza a una ninfa. Yo acababa de tomarme un café, encendí el ordenador para terminar una tarea pendiente. De pronto la vi a ella, allí, tan contrastada con esas hojas amarronadas que en alguna ocasión fueron verdes chillonas con aromas refrescantes, acompañada de un mísero pelo y la pluma que no sé qué narices hacía formando parte de esta estampa engrandecida por las sombras de este maravilloso sol de domingo.
    Entonces me di cuenta de que volvía a tener una representación de la vida en su más cruda versión. Recordaba las palabras de mi amigo, puto cáncer, pensaba en la alegría de la llegada de Dani, mi hija se volvía a quejar de dolor de tripa mientras que su gran amigo Raúl estaba a punto de salir del hospital tras una gastroenteritis aguda, la perrita me quitó la zapatilla en un descuido y me la untó con su saliva hasta el fondo, allá donde reposa el dedo gordo del pie. Jo, qué asco.
    Y yo, yo con una extraña mirada al vacío, escuchaba las noticias: el asesinato de un opositor ruso a tiros; más de mil evacuados en Zaragoza por la crecida espectacular del río Ebro, por no haberse limpiado el cauce, según los sabios del lugar...
    No sé, no puede faltar el impulso, no puede. Pero en ocasiones...No somos hojas secas, no somos plumas que vuelan hasta una superficie en la que detener el vuelo, tampoco pelos inertes que se desprenden del cuero cabelludo por puro cansancio vital.
    Nosotros somos seres con alma, cuerpos vivos que sienten, que empatizan con el dolor ajeno, que lloran por el sufrimiento ajeno, y no solo por el ajeno, también lloramos por pura pena interna, por la tristeza más absoluta y por no encontrar una explicación a tanta variedad de situaciones tristes, felices. No estamos preparados, no puedo cambiar el chip tan fácilmente, no puedo sentirme feliz y al mismo tiempo triste y apenada. Y mi alma lo nota, que no pase nada malo, que la tragedia no me toque de nuevo. No es posible. La vida es un conjunto de contrastes, de hechos diversos, de asunciones distintas. Pero si es que eso es la vida.
    Venga, ponte a preparar la comida y lava las sábanas, y déjate de tonterías "co..", que no estamos pa llorar, con el buen día que hace, que ya estamos en marzo. Ay, sí, es cierto, cómo pasa el tiempo... Sí, sí, venga, las sábanas nena, aprovechando el solecito para que se sequen al aire, ea, ea, ea.

Isolina Cerdá Casado

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